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¿Quién dijo que el latín era una lengua muerta?

Los alumnos de Filología y Filosofía de la Universidad tienen una asignatura íntegramente en latín

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El profesor Álvaro Sánchez-Ostiz imparte la clase en el aula 34 del Edificio Central FOTO: Manuel Castells
22/12/15 10:18 Fina Trèmols

Los alumnos de primero del grado de Filología Hispánica y de Filosofía, de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra, sufrieron una especie de "shock" el primer día de la asignatura "Lengua Latina y su cultura". Porque la clase es íntegramente en latín, de principio a fin, y es participativa. Cada estudiante ha escrito su nombre en latín y lo tiene visible sobre la mesa, "Iacobus", "Beatrix" "Hieronymus"…, lo que facilita que Álvaro Sánchez-Ostiz, profesor de Filología Latina que imparte la asignatura, los identifique rápidamente, se dirija a ellos en latín y, sobre todo, reciba las respuestas también en latín.

Sánchez-Ostiz está aplicando el llamado "método activo" (methodus activa) al aprendizaje de lengua latina en alumnos de grado. Dicho método utiliza diversas actividades y materiales que tienen en común estimular a que el alumno utilice y produzca activamente la lengua, tanto oralmente como por escrito. Esta estrategia, que es cada vez más utilizada en países como Estados Unidos, Gran Bretaña e Italia entre otros, y que va ganando adeptos también en España, tiene ventajas didácticas probadas y procedimientos similares a los empleados en la enseñanza de lenguas modernas. "Cuando estudié Filología Clásica eran muy pocos los que se acercaban a este tipo de métodos y, de hecho, yo siempre los había mirado con cierto escepticismo. Después de veinte años enseñando, hice en el verano de 2012 un curso intensivo de latín hablado organizado en Roma por el Instituto Polis de Jerusalén, y cambié de opinión. Allí me di cuenta no sólo de que era posible dar una clase de latín en latín, sino también de que el alumno asimila mucho más rápidamente las estructuras y el vocabulario".

En las clases combinan un libro de texto ya clásico en la enseñanza "activa" del latín (Familia Romana de H. Ørberg), con otras actividades y ejercicios prácticos en el aula. "Después del shock inicial, mis alumnos se han ido lanzando poco a poco a intervenir en latín y han perdido el miedo a cometer fallos, algo esencial en el aprendizaje de cualquier idioma. Una de las leyes que rige en la asignatura es licet nobis errare, sed non tacere, es decir, tienen claro que pueden cometer errores, pero que no está permitido quedarse callado. Desde luego, cada vez dramatizan mejor cuando declaman los personajes del texto, e interactúan con más naturalidad e ingenio. Como resultado, creo que en cada clase hay una dosis natural de gramática, otra considerable de cultura romana y una muy importante de risa y buen humor".

El contexto es amable, pero los objetivos exigentes: "Lengua Latina y su cultura" aspira a que el alumno alcance competencias y destrezas lingüísticas suficientes para una comprensión lectora fluida de textos de dificultad inicial y media. "No es ningún secreto que la metodología más utilizada en los últimos decenios en muchos países para aprender latín y griego no ha tenido en muchos casos los resultados deseables, sobre todo por falta de actualización didáctica, no tanto por falta de ilusión" asegura el profesor Sánchez-Ostiz. Asimismo, "muchos de los alumnos nacionales e internacionales que están llegando a nuestra Universidad no han tenido la posibilidad de estudiar latín o griego con anterioridad. Alguno de ellos además están trabajando duro para aprender castellano. Como consecuencia, desde hace unos años, en el área de lenguas clásicas nos enfrentamos al reto de que alumnos con conocimientos previos muy heterogéneos alcancen objetivos similares en un tiempo reducido".

Álvaro Sánchez-Ostiz espera que al finalizar esa asignatura los alumnos "tengan una destreza básica en el latín hablado y escrito; pero eso es anecdótico, sin duda me interesa mucho más que adquieran fluidez en la lectura de textos de dificultad media, dominen activamente unas 2000 palabras de vocabulario y se animen a leer latín literario en cursos posteriores. A mí me gusta el latín porque hay cosas muy interesantes y muy bellas escritas en esa lengua que merece la pena leer. Mi deseo es transmitir ese gusto".

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