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“Mi ilusión es volver a una parroquia en mi país y, aparte de las labores propias del sacerdote, me gustaría apoyar mucho las vocaciones”

El ugandés Timothy Katende estudia 5º curso del Bachiller en Teología en la Universidad de Navarra y se forman con una beca de la Fundación CARF


FotoL.A./Timothy Katende, delante del Edificio de las Facultades Eclesiásticas

05 | 01 | 2021

“Cuando me dijeron que el obispo quería hablar conmigo tuve un poco de preocupación: era para preguntarme si quería venir a Pamplona y le dije que si había la oportunidad, estaba dispuesto. Lo hice con toda libertad y con obediencia”. Así es como Timothy Katende, de 28 años, comenzó su aventura española convirtiéndose en el primer miembro de su diócesis que venía a España a formarse en Teología, ya que lo habitual es que viajen a Italia o a Estados Unidos. Desde que llegó en julio de 2017 para aprender español vive en el Seminario Internacional Bidasoa y este año estudia el 5º curso y finaliza el Ciclo I con el Grado de Teología en la Universidad de Navarra gracias a la Fundación CARF.

Poner lo aprendido al servicio de su diócesis espera que sea, dice, una forma de demostrar el agradecimiento tanto a los formadores que ha tenido como a los benefactores que le permitieron formarse en Uganda inicialmente como ahora en Pamplona: “Les estoy muy agradecido a todos los que me apoyan en este camino”.

La incertidumbre actual rodea también a su futura ordenación, pero Timothy sabe qué le gustaría hacer cuando finalice sus estudios: “Mi ilusión es volver a una parroquia en mi país y, aparte de las labores propias del sacerdote, me gustaría apoyar mucho las vocaciones. Más viendo mi caso, que casi no puedo estudiar, que he visto a muchos que no han podido seguir por falta de recursos”.

El convencimiento de Timothy al desgranar su presente y su futuro se explica en el largo camino que ha recorrido. Apenas al mes de nacer perdió a su madre y con siete años a su padre, lo que hizo que tuviese que separarse de su hermano para ser criado por unos parientes en Maddu, perteneciente a la diócesis de Kiyinda-Mityana.

Creció con sus cuatro primos y sus tíos y ya desde pequeño colaboraba en la parroquia haciendo las veces de monaguillo, organizando el coro y trasladando los avisos del sacerdote a la comunidad. “Después del examen nacional para terminar Primaria, con 13 años, el párroco me habló del seminario menor que buscaba chicos jóvenes y me preguntó si me gustaría ir: estaba contentísimo”. Superar el acceso era un paso pero costear los estudios y el material, otro más difícil si cabe. El párroco expuso la situación en la celebración dominical y los vecinos se volcaron para ayudarle.

De estudiar Filología Francesa a ir a Pamplona

Fue el comienzo de una andadura que prosiguió tras superar seis cursos y acceder al seminario mayor (Alokolum Major Seminary), en Gulu: “Al terminar me ofrecieron una beca para estudiar Filología Francesa: me gustaba el Derecho y los idiomas… pero yo ya tenía claro que quería ser sacerdote, quería seguir el camino que Dios había elegido para mí”. Y así fue como continuó su formación con tres años de Filosofía, otro de pastoral en una parroquia y otro más de Teología en el seminario Kinyamasika. Allí se encontraba cuando le llamaron para venir a Pamplona.

Los miedos iniciales por adentrarse en una cultura desconocida y un idioma extraño, además de “la preocupación por la confianza del obispo y la responsabilidad de hacerlo bien”  fueron superados por la ilusión: “Nos encontramos muchos en la misma situación y así aprendimos y nos ayudamos los unos a los otros. Esta situación me ha hecho madurar”, explica Timoty, quien espera valerse de su experiencia en el futuro. “Tengo claro que donde vaya quiero buscar vocaciones contando mi testimonio y explicando que la responsabilidad tiene que ser de toda la parroquia: hay muchas familias dispuestas a ayudar a otros y la Iglesia necesita vocaciones”.

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