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Entrevista a Sandra Altimari y Ángela Vergara, alumnas de prácticas en el Museo

Son dos de las 89 estudiantes de la Facultad de Educación y Psicología que están haciendo prácticas en diversos centros

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Sandra Altimari y María Ángela Vergara. FOTO: Esperanza Rodés
19/02/16 10:49 Nagore Gil

Sandra Altimari (6º del doble grado de Educación primaria y Pedagogía) y María Ángela Vergara (4º de Pedagogía  y Magisterio infantil) son dos de los 89 alumnos que, desde enero y a lo largo de dos meses, están realizando sus prácticas en diversos centros educativos de Navarra, nacionales y en algún caso, internacionales.

En el caso de estas dos alumnas, su Prácticum lo llevan a cabo en el Museo Universidad de Navarra, apoyando los programas educativos que este centro tiene en marcha. Las alumnas están tutorizadas por la profesora Natalia Verea, de la Facultad de Educación y Psicología, y Fernando Echarri, responsable de los programas educativos del Museo.

En su día a día, ellas trabajan el programa "Canta, Baila, Pinta y Crea", que está dirigido a alumnos del último ciclo de infantil, es decir, alumnos entre los cuatro y los seis años.

¿Qué os está aportando esta experiencia de prácticas en el Museo?

María Ángela: Considero que el arte no lo podemos dejar solamente en las escuelas, en las paredes de las escuelas, tiene que traspasarlas. Por eso es importante que llevemos el Museo a la escuela y viceversa. Es una buena oportunidad para enseñar que también se puede educar a los niños en el Museo, que pueden aprender muchísimo. Y tener capacidad de improvisación.

Una maestra en educación debe estar preparada para cualquier cosa. Para aventurarse, perder el miedo… siempre pensando en diferentes actividades: hoy puedo disfrazarme de algo, mañana actúo de otra cosa… aventurarse. La maestra es eso y en la carrera lo hemos visto, hay que estar preparada para todo.

Sandra: Coincido en esa capacidad de improvisar y adaptarse. La semana pasada vino un grupo de 4º de la ESO. Yo, acostumbrada a trabajar con niños, de repente llegan adolescentes de unos 15 años y hay que pensar en cómo tratarlos. Es replantearse el trato, cómo piensan, cómo actúan. Vienen con esa actitud adolescente: yo lo sé todo, tú nada. Pero les pones alguna actividad y se quedan desconcertados y empiezan a pensar. Es otra cosa que tiene el Museo, que ayuda a pensar, a ir más allá de lo que un libro dice.

¿Qué tipo de actividades hacéis con los niños?

S: En "Canta, baila, pinta y crea", las actividades están establecidas: primero bailamos, después cantamos después vemos el museo y después es la parte de pintar. Por último hacemos una especie de mini museo para ellos con las obras que han creado. Mi parte favorita, sin duda, es la parte del museo. La actividad consta de que: se perdió mi amigo "el mosquetero" y tenemos que ir por las salas del museo buscándolo. Cada vez que vamos a una sala preguntamos. (el juego va más sobre preguntas que sobre explicarles lo que hay). Yo también hago muchas visitas guiadas, y este juego no es tanto de explicar la obra, como se hace con los adultos, sino ver qué te responden los niños. Nos sentamos en medio de la sala, los niños ven los cuadros, piensan cuál es su favorito y después nos tienen que decir por qué. De ahí sale cualquier tipo de comentario. Cuando se encuentran frente al cuadro del mosquetero de Picasso, se emocionan. Después volvemos a la sala inicial y toca pintar. Muchos de los niños se inspiran en los cuadros que han visto aunque te puedes encontrar de todo.

¿Qué conocimientos adquiridos a lo largo de la carrera habéis aplicado en estos meses?

S: Sobre todo, psicología evolutiva o de la educación porque esta parte de entender al niño es importante. Esto va más allá del aula: por qué el alumno se comporta de esa manera, cómo lo hace, qué pasa por su cabeza. Cuando está dentro del aula, es muy importante saberlo o cuando vienen con necesidades especiales. Sabes cómo manejarlos, qué tienen, que la disposición es otra. Lo que me ha enseñado la carrera es a tratar a los niños: tengan o no algún tipo de dificultad.

Cada niño es un mundo. ¿Cómo adaptáis las actividades preparadas para que tengan éxito en todos ellos?

S: Lo único que no tiene el museo que tiene el aula es el tiempo. Las actividades duran entre hora y media – dos horas como mucho. Falta esa parte de profundizar con ellos pero es cuestión de tiempo no porque no queramos. La actividad no te da para conocer a los 30 alumnos en hora y media. A pesar de esto, como no es una actividad que se realice sentados en una silla, es muy fácil amoldarla a las necesidades de los niños. Por ejemplo, vino una vez un niño paralítico.  Le pusieron con un andador, y así bailó como sus compañeros.  Estaba feliz, se reía, bailaba, se movía como podía. Estaba encantado. Ese tipo de cosas van muy "sobre la marcha", porque no sabemos quiénes vienen ni cuántos ni  qué condiciones tienen. Por eso, la improvisación es súper necesaria.

¿Cómo os proyectáis dentro de unos años, qué os gustaría hacer?

S: Personalmente, me encantaría poder quedarme en Pamplona (yo soy de Venezuela), porque creo que es cómoda para vivir. Me veo en un colegio, pero más como profesora que como pedagoga. Me veo dando clases en Primaria. Me encantan los niños.

MA: Con todo el tema de la innovación, la creatividad… yo me veo como una maestra que quiere transformar la educación. No quiero lo mismo a cómo fui educada, o lo que he escuchado. Con el tiempo he aprendido mucho con la Universidad y las experiencias que he tenido; y tengo claro  que no quiero ser una maestra más. Quiero ser distinta, que pueda innovar, que invite a los niños a pensar, que rompa los paradigmas que hasta ahora se han mantenido en la educación. A veces hay muchas barreras, como por ejemplo, el tener una profesora que esté ya un poco "oxidada" que haya que cambiarla, o algunos que sólo se refieren a un libro de texto. No quiero ser una maestra que use un libro de texto. Quiero sugerir nuevas experiencias a partir de lo que el niño tiene. Creo que el niño está lleno de mucho potencial y se pueden realizar muchos proyectos a partir de todas las riquezas que ellos tienen. Sí, sería una clase diferente, me imagino. Al principio, no sé cómo empezaría pero me gustaría mucho integrar las disciplinas que conectan a la  educación. La parte artística, ahora teniendo esta experiencia en el museo, me parece que es importante que en las clases haya experiencia con el arte,  la literatura, la danza. El niño debe aprender y expresarse en muchos lenguajes: la parte corporal,  la verbal… no me quiero quedar solamente con ésta última. No quiero enfocarme con que sólo es importante leer y escribir y aprender a sumar y restar. No quiero quedarme con eso, la educación es mucho más.

Ahora mismo estoy en 4º y me queda otro año más. No veo la hora de terminar… Cuando uno tiene este contacto con la realidad educativa, uno quiere irse, y vivirla.

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