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Proyecto Caparroso: Dar parte de tu tiempo y recibir mucho más que satisfacción

 

18/08/17 15:52 Malu Serrano

“Ayudar en el proyecto Caparroso ha sido una oportunidad para salir de mi mundo y ver otras realidades, aprender de mi propia profesión desde otra perspectiva y recibir más de lo que he dado”, afirma Elena Aparicio, doctoranda de la Escuela de Arquitectura de la Universidad y voluntaria de Tantaka Arquitectura. En esto coinciden todos los alumnos y profesores que, de forma altruista, se ofrecen para mejorar las vidas de tantas familias en Navarra. Este curso uno de los tres proyectos que han llevado a cabo ha sido Caparroso: arreglar la cubierta de la casa de dos familias atendidas por Gaz Kaló en la localidad Navarra.

Gaz Kaló se puso en contacto con Tantaka hace unos años porque una de las familias de la asociación vivían bajo un techo casi derruido. El equipo de voluntarios de la Escuela de Arquitectura de la Universidad comenzó a estudiar el problema, la viabilidad y a arreglar la vivienda.


Los voluntarios de Tantaka Arquitectura durante la primera fase del proyecto. FOTO: Cedida.

“Conseguir el dinero para llevar a cabo el proyecto fue lo que más ralentizó el proceso, ya que era necesario cambiar la cubierta y era doble problema por la falta de materiales y la instalación”, explica Pablo González, alumno de 4º de Arquitectura y voluntario del Banco de Tiempo Solidario desde 2º. Después de muchos meses estudiando la financiación y cómo hacer la obra, la arquitecto y colaboradora de Tantaka, Guillermina Cavero, puso todo el empeño que estuvo en su mano y resolvió la parte económica gracias a la ayuda de los profesionales de Dicona ーempresa del grupo Saltokiー. Ellos mismos donaron y colocaron la cubierta.

 

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Uno de los empleados de mempezando a colocar la cubierta. FOTO: Cedida.

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Durante el proceso de la colocación de la cubierta. FOTO: Cedida.

Los alumnos y profesores ayudaron principalmente en la restauración del interior de la vivienda familiar. “Tapamos varios huecos del techo, quitamos humedades y pintamos”, relata, Elena Aparicio. Entre la colocación de la cubierta y las obras en el interior de la casa, estuvieron dos días.
 

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Cuatro de los voluntarios arreglando el techo de la casa. Entre ellos, Guillermina Cavero. FOTO: Cedida.

En el conjunto del proyecto, se han involucrado 24 personas, 20 alumnos y 4 profesores, de las cuales 17 eran mujeres y el resto, hombres. Este proyecto solidario ayuda a los futuros arquitectos a aprender más de sus profesores y de otras perspectivas de la profesión para la que se están formando. “Te ayudas a ti mismo a conocer otras realidades”, afirma Andrés Aldave. “He tenido la oportunidad de aprender a arreglar cosas pequeñas: una persiana, puentes térmicos o una cubierta”, cuenta Aldave.

María Esteban, alumna y voluntaria de Tantaka Arquitectura, afirma que lo que más le impactó fue “ver las condiciones en las que viven las familias; sabía que las cosas estaban mal, pero para mí era como de otro mundo”.

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El tejado de las dos familias arreglado gracias a Dicona. FOTO: Cedida.

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