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Escribir sobre política no siempre es fácil

Seminario del Grupo de Investigación en Historia Reciente

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FOTO: Manuel Castells
12/02/15 20:50 Fina Trèmols

Octavio Ruiz-Manjón, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid, impartió el 11 de febrero la conferencia "Políticos e intelectuales en la España de hace un siglo", organizada por el Grupo de Investigación en Historia Reciente (GIHRE) de la Universidad de Navarra.

El profesor hizo una reflexión sobre su libro El Partido Republicano Radical. 1908-1936, publicado en 1976. Con motivo de ese trabajo se le hizo manifiesta "la dificultad de escribir una historia política demasiado formalista, ya que escribíamos una historia de partidos, creyéndonos los papeles que tenían los propios partidos". El interés por esas instituciones, "tenía que ver con nuestras preocupaciones en ese momento. Hacer historia política en los años 70 no era la especialidad de mayor reconocimiento público y académico", señaló. 

"El Partido Republicano Radical era menos que un partido y mucho más que un partido", continuó Ruiz-Manjón. "Ser republicano era una forma de ser alternativo más que una forma de participación en el poder político". Y puso el ejemplo de Gumersindo de Azcárate, quien en las elecciones generales fue elegido durante décadas diputado por León por el Partido Republicano y nunca tocó los resortes del poder. Ruiz-Manjón evocó su presencia en el Parlamento como "un florero que adornaba y que representaba un elemento de credibilidad del sistema".

El estudio del republicanismo puso en contacto a Octavio Ruiz-Manjón con el profesor Vicente Cacho Viu, que fue profesor de la entonces llamada Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de Navarra y autor del libro  La Institución Libre de Enseñanza. Tras evocar sus preocupaciones historiográficas y advertir algunos errores y falsedades en la interpretación de su obra, Ruiz-Manjón describió otra característica de su trabajo posterior:  "en torno a 1986 Cacho "se convirtió" a la informática y con un Apple I elaboró una base de datos, que fue su plataforma de trabajo y fundamento para la precisión y la erudición, y la búsqueda de relaciones impensadas. Nació y creció asi una base de datos que cuenta hoy con más de 15.000 registros.

Cacho donó a su muerte su archivo personal a la Fundación Albéniz, de la que era vicepresidente del patronato. Ahora la Fundación ha hecho entrega de esa documentación, incluida la base de datos, al Archivo General de la  Universidad de Navarra (AGUN) para que se le dé una mayor difusión.

Al seminario acudieron alumnos de doctorado y profesores de las Facultades de Filosofía y Letras, Comunicación, y  Educación y Psicología. También estaban Juan María Sánchez Prieto, profesor de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales y Políticos en la UPNA, y Yolanda Cagigas, directora del Archivo General de la Universidad de Navarra.

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