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Cuando los Tenebrionind evolucionaron

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By Moongateclimber (Own work) [Public domain], via Wikimedia Commons FOTO:
11/12/14 12:19 Patricia Sainz de Robredo

Quizá no te interesen los escarabajos. Probablemente nunca te has planteado su rol en este planeta. Seguro que si alguien te habla de evolución te imaginas a Darwin, los grandes simios y cómo todo está conectado. Pero la naturaleza tiene una forma curiosa de actuar y a veces el más diminuto animal puede abrir todo un espectro de futuro e investigación.

Algunos escarabajos de la familia Tenebrionind viven en el desierto de Namibia; un inhóspito territorio en algún lugar del sudoeste africano en el que la arena, el sol y el calor solo significan una cosa: escasez de agua. En este incómodo ambiente, estos insectos han encontrado el modo de recoger agua no sólo de la niebla, sino también del rocío. Algunas especies, que se conocen como Tok, en concreto, los tokies han dado grandes pasos en su evolución y desarrollado una nanoestructura que funciona como micro condensandor que les ayuda, ante la sequía o ausencia de niebla y de este modo, conseguir el agua que necesitan para sobrevivir. 

Este increíblemente complejo y enano mecanismo a la vez no es tan sólo una gran muestra de lo que la adaptación y la evolución significa para las especies del planeta, sino que implica un avance en la recogida de agua potable de la humedad del aire. Así, los investigadores de la Universidad de Navarra José Guadarrama Cetina y otros dos más, dentro de una colaboración internacional con investigadores de instituciones francesas y británicas creen que el hallazgo podría mejorar la recogida de agua de condensadores si lograse imitar la estructura del escarabajo.

Los condensadores de agua construidos por el ser humano en pleno siglo XXI deberían incluir tres ingredientes clave: una refrigeración y radiación mejorada y más eficiente, una superficie micro estructurada y una parte posterior que sirva como escudo contra el viento. Algunos campos como la ingeniería y la arquitectura podrían beneficiarse de esta investigación y convertirse en más sostenibles.

Así, el hecho de que un insecto pueda recoger agua del rocío y la relación con nuestra civilización puede que sea un misterio… o ya no. Pero una cosa es segura, los Tenebrionind nunca serán los mismos. 

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