Conexión emocional, poder e impacto informativo: las tres razones por las que la desinformación prevalece en contenidos políticos
Un nuevo informe de Iberifier, observatorio ibérico contra la desinformación coordinado desde la Facultad de Comunicación, destaca la importancia de contar con un marco legal sólido para combatir la desinformación
10 | 11 | 2023
Un nuevo informe del observatorio Iberifier, coordinado desde la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, analiza las claves legales para combatir la desinformación en España y Portugal, y destaca la importancia de un marco legal sólido para luchar contra la propagación de información falsa. Según Ana Azurmendi, catedrática de Derecho de la Información y una de las investigadoras de este observatorio impulsado por la Comisión Europea, “las noticias políticas tienen gran carga emocional para muchos ciudadanos, lo que favorece que sean objeto de desinformación”.
Azurmendi destaca que “la desinformación es más frecuente en temas políticos que en otros asuntos, por una mezcla de factores psicológicos, de la naturaleza del discurso público y de la dinámica de los medios de comunicación”. Según esta investigadora, “la influencia o persuasión son rasgos esenciales de la comunicación política, algo que facilita la generación de bulos, con el propósito de cambiar las opiniones políticas o incluso socavar la confianza en las instituciones”. Azurmendi subraya que “el funcionamiento de las redes sociales, basado en la captación de emociones y comportamiento de los usuarios, allana el camino para la difusión a gran escala de la desinformación”.
El informe ‘Aspectos legales y políticos de la desinformación en Portugal y en España’ ha sido elaborado en el marco del observatorio Iberifier, foro de estudios contra la desinformación con sede en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra y formado por una veintena de centros de investigación, universidades y agencias de verificación. Los investigadores de España y Portugal han estudiado las principales causas del incremento de la desinformación, así como la legislación –parcial, en la mayoría de los casos– que protege a los ciudadanos frente a este fenómeno.
El informe destaca que, si bien ambos países han implementado medidas para combatir la desinformación, tales como la creación de unidades especializadas de análisis o la promoción de actividades de alfabetización mediática, la complejidad del entorno de la comunicación política dificulta la lucha contra la desinformación.
El informe analiza varios ejemplos de desinformación política. Por lo que respecta a España, profundiza en los casos de los bulos generados en torno a la llamada ley del “sólo sí es sí”, la desinformación durante las últimas elecciones locales y generales, y las campañas de odio hacia la inmigración.
El análisis de Iberifier detecta dispersión en las leyes nacionales y europeas que buscan regular los fenómenos de desinformación. En el caso español, la legislación sobre estos aspectos se reparte entre el Código Penal, la Ley General Audiovisual y la Ley de Protección de Datos. Por su parte, en la Unión Europea hay normas legales específicas contra la desinformación en la reciente Ley de Servicios Digitales. Este informe se engloba dentro de otras publicaciones del observatorio Iberifier en las que se analiza el fenómeno de la desinformación desde aspectos tan diversos como la geopolítica, la economía, la tecnología o la alfabetización mediática.
Iberifier, Observatorio para la desinformación en España y Portugal
Iberifier es un proyecto financiado por la Comisión Europea que reúne a 70 investigadores de 23 instituciones: doce universidades, cinco verificadores y agencias de noticias, y otros seis centros de investigación multidisciplinares, de España y Portugal, liderados desde la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra. Está enmarcado en la línea de investigación estratégica “Sociedad y comunicación en el entorno digital” de la Estrategia 2025 de la Universidad de Navarra, cuyo objetivo es estudiar los fenómenos, procesos y efectos de la comunicación digital en sus múltiples dimensiones: social, política, económica y cultural.