Casa para Sebastián Goicoechea

Proyecto: septiembre 1924

Ubicación: Bergamín, 1 / Avda. Roncesvalles, 13

En el solar del Ensanche que ocupa la confluencia de la calle Bergamín con la avenida de Roncesvalles, Víctor Eusa levantó una vivienda unifamiliar de tipo palacete para Sebastián Goicoechea. Originalmente, el proyecto se concibió con una planta baja destinada a uso comercial y de servicios, seguida de una planta principal de vivienda de lujo y de dos plantas más de viviendas.

El proyecto, que en el transcurso de su ejecución sufrió modificaciones de entidad, combina influencias academicistas y regionalistas con una organización simétrica en planta y una fachada principal, desplegando una vivienda por altura y un semisótano destinado al servicio. Destaca en el conjunto la importancia concedida a las esquinas, seña identitaria de la arquitectura eusiana, resueltas a modo de torreones octogonales que confieren solidez al conjunto.

La decoración se muestra generosa, en un momento en el que el recargamiento y la abundancia de formas se consideran requisitos indispensables para alcanzar la belleza. Es en el repertorio ornamental donde mejor se manifiesta la síntesis clásico-regionalista. La tradición clásica hace acto de presencia en las plantas baja y primera, con un pórtico de entrada flanqueado por dobles columnas toscanas y pilastras dóricas en el mirador, todo ello realizado en piedra. Por su parte, la influencia vernácula es perceptible en el remate superior de las fachadas y en las torres octogonales de los ángulos, realizado en ladrillo, madera y mosaico, además de los aleros soportados por jabalcones de madera que rematan el conjunto. Esta inspiración regionalista, junto a la sensación de pintoresquismo, enlaza con otras viviendas familiares de Eusa levantadas en la ciudad, como las casas Uranga (1922) y Aizpún (1924), en las que la mezcla del regionalismo con otras influencias culmina en un lenguaje ecléctico resuelto con habilidad.

En la trayectoria de Eusa podemos considerar esta fase como un periodo transitorio entre el eclecticismo de cuño francés que caracteriza sus primeras obras, y la madurez personal del estilo expresionista de influencia centroeuropea que se manifestará pocos años más tarde. El resultado será un conjunto de palacetes y viviendas unifamiliares urbanas que, sin cerrarse a otras corrientes, asumen como propio el mundo de lo vernáculo, dentro de la tradición romántica que instauró el arquitecto y escritor británico Horace Walpole.