Una investigación de la Universidad ha detectado un aumento de autores prolíficos en revistas científicas atribuible a la IA
Investigadores del Instituto Cultura y Sociedad han analizado 730.000 cartas al editor publicadas entre 2005 y 2025
PhotoManuel Castells/Mirko Abbritti, Itzel de Haro, Carlos Chaccour, Fhabián Carrión-Nessi, Gonzalo Arrondo y Javier García-Manglano, investigadores del ICS de la Universidad de Navarra.
10 | 11 | 2025
Investigadores del Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra han detectado un aumento anormal de las cartas al editor entre 2023 y 2025 que puede atribuirse al uso de inteligencia artificial. En el artículo Robot pen pals: a multidisciplinary analysis of recent trends in scientific correspondence los expertos analizaron 730.000 cartas al editor disponibles en la plataforma científica PubMed, publicadas entre 2005 y 2025, y detectaron un número de autores, cada vez mayor, cuya correspondencia había aumentado de forma inusual en los últimos dos años.
El germen de la investigación fue la propia experiencia de Carlos Chaccour, autor principal del artículo e investigador del Navarra Center for International Development (NCID) del ICS. Recibió una carta al editor rebatiendo uno de sus artículos que utilizaba citas del propio Chaccour para refutarle. “Es algo absurdo”, bromea el experto. Tras comentarlo con el editor, decidió indagar sobre este autor, el Dr. B.S., un prolífico experto capaz de publicar 80 cartas al año abordando 58 temas distintos sobre biomedicina. Cuando Fhabián S. Carrión-Nessi, compañero de Chaccour, pasó sus misivas por un detector de inteligencia artificial comprobaron sus sospechas: “El 75% era 100% de contenido creado por inteligencia artificial”. De ahí comenzó su análisis retrospectivo hasta 2005. “Es muy difícil probar que alguien está usando ChatGPT para sus cartas”, añade Chaccour pero sí se ven casos sospechosos de autores que, “de repente, se hacen prolíficos”.
La investigación ha hecho patente el aumento de las cartas al editor: de1,16 cartas por autor al año a 1,34 cartas. Es más, se ha visto que el 22% de las cartas publicadas han pasado del percentil 5% (menos publicadas) en 2005-2022 al 95% en 2023-2025. Esto supone una desventaja para el resto de investigadores ya que “el mercado de las cartas se está monopolizando”, explica Mirko Abbritti, experto en economía y director del NCID.
Para entender esta concentración de firmas y sus implicaciones, los expertos han acudido a conceptos de macroeconomía. Por ejemplo, el índice Gini mide la desigualdad en una economía. Si la riqueza se distribuye de manera equitativa, el índice es cero. En casos de máxima desigualdad, el índice sería uno. En el caso de las cartas, el índice pasa de 0,1 a 0,25. “Este cambio puede parecer pequeño, pero es enorme, quiere decir que se ha duplicado la desigualdad”, apunta. Significa que 100 autores producen tantas cartas como los otros 70.000 que consiguen publicar, quitando ‘espacio’ en el mercado para que otros expertos publiquen.
Sospechas de Chatbots
Los autores recuerdan que, a la hora de publicar, también hay que tener en cuenta la tasa de aceptación. Publicar 80 cartas supone que, quizá, se han podido enviar hasta 400 a revistas, pero no todas se han aceptado. “No solo hay mucha gente que ha multiplicado mucho su producción, sino que hay gente que está debutando con mucha fuerza”, detalla Chaccour.
Entre 2005 y 2022, más del 90% de los investigadores que escribían su primara carta al director podían publicar una al año. Un investigador debutante con tres cartas al editor suponía un 1,2% de los casos, cinco cartas un 0,2% y, hasta 10 cartas, un 0,02%. Según el artículo, a partir de 2023, esos números se han incrementado en 60%, 250% y casi 400%, respectivamente. Estos debuts estelares se duplican cada año. Como explican los expertos, un porcentaje “pequeñito” de autores que, además, ha debutado con muy buen pie, está produciendo casi la cuarta parte de las cartas.
Carrión-Nessi expone cuatro patrones para detectar el uso de inteligencia artificial en la correspondencia científica: primero, llegan al editor muy poco tiempo después de que se publique el artículo al que contestan, luego, son textos más cortos -de unas 500 palabras-, tienen menos referencias y usan más tópicos.
Para evitar que este tipo de cartas sospechosas lleguen a publicarse, los investigadores defienden que las políticas de publicación deben cambiar. Sin embargo, ¿por qué las cartas el editor y no otros formatos? Las cartas al editor son una forma de revisión por pares una vez la investigación ya está publicada y son una forma de mantener abierto el debate científico. Según han podido comprobar, su brevedad, referencias mínimas y falta de datos originales las hacen el blanco perfecto para la IA. Estas misivas son una forma rápida de que el nombre del autor aparezca en una revista y, además, quedan indexadas en PubMed. “Las cartas al editor son un ejemplo casi perfecto de cuáles son las potencialidades y los riesgos de la inteligencia artificial generativa”, señala Abbritti.
¿Y qué opina ChatGPT sobre el asunto? Preguntada por los propios investigadores, ofrece esta respuesta: “El riesgo real para las personas no es una inteligencia artificial consciente que ataque a la humanidad, sino un ecosistema que optimiza el objetivo inadecuado: Cantidad sobre verdad”. Al fin y al cabo, un chatbot solo es una máquina que replica y amplifica comportamientos humanos.
Carlos Chaccour, Mirko Abbritti, Itzel de Haro, Fhabián S. Carrión-Nessi (del Navarra Center for International Development), Gonzalo Arrondo (del Grupo ‘Mente-cerebro’) y Javier García Manglano (del grupo ‘Jóvenes en transición’) son los autores del ICS de la Universidad de Navarra que firman el artículo.