El mismo día que acabó el TEDx del año pasado, a Melanie, Teresa, Lucía e Iñaki les fue confiada una gran labor. Hasta entonces, los cuatro habían colaborado de maneras distintas pero a partir de ese momento, ellos tuvieron la batuta. Ya no había nadie por encima. Solo tenían un reto por delante.

Así fue el evento: un viaje hacia el asombro desde las buenas ideas

Reportaje - TEDx: live into the wonder

Eligieron el lema Into the wonder porque reflejaba a la perfección el concepto de ir en busca del asombro, entendido como ese momento en el que los sentidos dejan de percibir realidades meramente sensoriales y comienzan a percibir una realidad mayor. Por eso, les pareció interesante acercar a la Universidad a personas de ámbitos muy distintos para que, desde su experiencia, contaran su encuentro personal con el asombro.

Melanie García ha sido durante los últimos meses la "capitana" de un equipo de 20 personas que, junto a otros tantos voluntarios, han sacado adelante la segunda edición de TEDxUniversidaddeNavarra. Y aunque ella tenía el bastón de mando, lo cierto es que lo ha compartido. Por deformación profesional –Melanie estudia Periodismo- durante el evento del año pasado ejerció de community manager.

El cometido de Iñaki Gordejuela ha sido uno de los más complicados. Coordinador de Finanzas, su labor consistía en buscar financiación. El sistema que utilizaron fue contactar con un gran número de empresas y entregarles un dossier de patrocinio que reflejara una serie de partidas presupuestarias a las que se podían adherir. "Ha sido difícil porque casi nadie apuesta por los universitarios. La gente puede tener dinero, es difícil que lo den y menos a la comunidad universitaria". Pero a pesar de las dificultades, reconoce que la Facultad de Comunicación ha ayudado bastante; el apoyo institucional "oxigena". 

Sin embargo, en un evento TED, vale mucho más el contenido que el continente. Teresa Ramos lo sabe bien. De ella han dependido los ponentes. Pero más allá de nombre, en este evento el valor residía en las ideas y, concretamente, en las de personas que se asombraran con la vida. Así, cuenta cómo escogieron cuidadosamente a los invitados: "Tenían que entender la idea del asombro y ser capaces de transmitir su experiencia. Necesitábamos gente con esa  experiencia, buscábamos soñadores". ¿El resultado? Un cartel "de lujo".

Todos estos esfuerzos no se podrían haber llevado a cabo sin la colaboración de los voluntarios, de los  que, entre otras muchas cosas, se ocupó Lucía Rodríguez. Como event manager, sobre ella recayó el ‘día D'. Entre sus cometidos estaba reclutar voluntarios, gestionar el catering u organizar la decoración. Porque, como cuenta, todo es importante, y más aún la escenografía. En este caso, "quisimos que de un vinilo que colocamos en el suelo saliesen unas cuantas cintas de colores, de modo que así se creara  una profundidad y que el entorno nos ayudara a introducirnos en el evento".

Un año después de haber comenzado esta andadura, los cuatro coinciden. Into the wonder ha sido posible gracias a gente generosa que se ha dado por completo. Porque cuando uno funciona sin esperar nada a cambio es cuando más da de sí. Y que este espíritu se contagie entre prácticas, exámenes y trabajos no deja de ser asombroso.