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Maite Apezteguía: “En todo papel en blanco hay un proyecto que debemos ser capaces de reconocer”

La arquitecta, en su conferencia “La ridícula idea de no reconocerte”, se ha dirigido a los alumnos acercando conceptos

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FOTO: Manuel Castells
30/10/17 10:08 Lucía García Fernández

La arquitecta Maite Apezteguía impartió el pasado 27 de octubre una conferencia en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra. En su ponencia, “La ridícula idea de no reconocerte”, se dirigió a los alumnos acercando conceptos

El título de la conferencia, inspirado en el título de la novela de Rosa Montero “La ridícula idea de no volver a verte”,  hace referencia al miedo del arquitecto al papel en blanco. “La idea es ridícula cuando nos enfrentamos al papel en blanco. En todo papel en blanco hay un proyecto que debemos ser capaces de reconocer”.

Para ilustrar esta idea recurrió a un famoso poema de Eliseo Diego:

Me da terror este papel en blanco
tendido frente a mí como el vacío
por el que iré bajando línea a línea
descolgándome a pulso pozo adentro
sin saber dónde voy ni cómo subo
trepando atrás palabra tras palabra
que apenas sé qué son sino son sólo
fragmentos de mí mismo mal atados
para bajar a tientas por la sima
que es el papel en blanco de aquí afuera
poco a poco tornándose otra cosa
mientras más crece la presencia oscura
de estas líneas si frágiles tan mías
que robándole el ser en mí lo vuelven
y la transformación en acabándose
no es ya el papel ni yo el que he sido.

La arquitecta descubrió a los alumnos diferentes formas, fundamentales todas, a la hora de enfrentarse a los proyectos, para ello, cada concepto giró en torno a ciertas obras proyectadas por ella.

Hay que explorar el lugar observando el espacio”. Apezteguía ilustró, con dos ejemplos de cementerios, cómo el territorio en muchas ocasiones acota el propio proyecto, en otras, donde la topografía no es tan clara o no delimita de manera natural los espacios hay que buscar una coherencia, esa coherencia se logra mirando el paisaje.

“Observar en el espacio, examinar su contenido”, añadió Maite Apezteguía. Fiel a conceptos clásicos y tradicionales como la geometría o la proporcionalidad de los volúmenes, mostró cómo el arquitecto en numerosas ocasiones ha de enfrentarse a circunstancias que no favorecen la proyección ideal. Un arquitecto se encuentra con un urbanismo que determina el lugar en el que situar un volumen, a veces desproporcionado, “la normativa se niega a reconocer que los que habitan edificios tienen necesidades distintas".

La arquitecta ha mostrado una sensibilidad exquisita al tratar de dar las mejores soluciones, incluso con el viento en contra. Consciente de que la Arquitectura responde a solucionar problemas humanos, consciente de la radicalidad del humanismo en esta disciplina, la arquitecta animó a los alumnos a pensar en los proyectos “tanteándolos en su uso”.

Asimismo, manifestó a los alumnos la necesidad de proyectar “buscando en la memoria, evocando los recuerdos”. La arquitecta, mostró cómo ella entra en diálogo con sus proyectos, casi se percibe que la manera que tiene de enfrentarse a “su papel blanco” sea escuchando los sitios y lugares. Propio, quizá, de un espíritu baztanés, propio, sin duda, de un profesional coherente. Además animó a todos a "investigar la materialidad, sin olvidar la parte poética e inspiradora de la Arquitectura".

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