La educación juega un papel determinante para los jóvenes españoles a la hora de acceder al mercado de trabajo, ya que la formación académica se ha convertido en condición imprescindible para ese acceso. Ésta es una de las conclusiones del proyecto de investigación "Familia y Cambio Social. Estudio del cambio social en España", que expuso Neus Caparrós Civera, profesora de la Universidad de Navarra, dentro de unas jornadas organizadas por el Instituto de Ciencias para la Familia de este centro académico.

El objeto del proyecto, que todavía no ha finalizado y que está realizado a partir de la Encuesta Sociodemográfica de 1991, es analizar los diferentes cambios sociales que se han sucedido en España desde 1900 hasta 1991 y que han tenido como protagonista a la familia. En concreto, Neus Caparrós se refirió a la situación del nivel de estudios de los hijos en relación a los estudios del padre tomando como una de las variables las ocho generaciones en las que se divide el estudio.

"Los hijos superan el nivel de estudios de los padres", comentó. "Cuanto más antigua es la generación, mayor proporción de población sin estudios, esto es, las poblaciones más jóvenes son las que más estudios académicos (institucionalizados) tienen. Con la universalización de la educación, más personas han tenido acceso a los estudios y, consecuentemente, el nivel es superior en las generaciones más jóvenes".

Tendencia a la formación continua

La profesora de la Universidad de Navarra destacó que "las transformaciones sociales, culturales y tecnológicas han hecho que las trayectorias personales se orienten hacia la formación continua. Esta tendencia se revela en la extensión de la formación reglada en todos los niveles. La educación ha vivido una expansión constante fruto del amplio consenso social, especialmente en el caso de la enseñanza pública".

Según la investigadora del Instituto de Ciencias para la Familia, "el crecimiento de la población escolarizada se desarrolló paulatinamente en todos los niveles educativos llegando hasta el universitario. Cada generación tiene mejor formación respecto a la que precede. La educación ha experimentado un crecimiento progresivo que se aprecia de generación en generación y que no parece haber tocado techo".

Otra de las conclusiones que expuso Neus Caparrós es que "la obligatoriedad de la educación representa un crecimiento de la proporción de personas con capacidad para acceder al nivel de estudios secundarios, y, por tanto, el crecimiento de éstos genera, a su vez, un porcentaje mayor de personas que están en condiciones de acceder a estudios universitarios".

Asimismo, reconoció que "la población sin estudios o únicamente con estudios primarios, cada vez menor, es lo que evidencia el aumento de instrucción de la población española". En este sentido, afirmó que "la alfabetización ha sido un proceso importante para las generaciones nacidas antes de 1950, pues las nacidas con posterioridad ya disfrutaron en su inmensa mayoría de una alfabetización escolar".