“Con el tiempo, el tiempo pierde valor"
Melany Mora, directora de Alunizaje y científica de frases célebres
Alunizaje ha sido la película ganadora en #LabMeCrazy! Science Film Festival 2022 en la categoría de mejor producción de estudiantes. Este cortometraje de Melany Mora, costarricense, trata sobre un niño de 11 años que quiere ser astronauta y llegar al espacio. Una noche, quiere alcanzar el punto más alto de una feria de turno para poder estar más cerca de las estrellas. Pero esto es toda una odisea para alguien que se mueve a una cuarta parte de velocidad que los demás.
El hecho de moverse a una velocidad tan lenta no es fortuito. El cortometraje surgió como una protesta a las fechas de entrega asfixiantes, a raíz de que Mora tuviera que presentar el guion para la película en el plazo de una sola semana. La directora y guionista afirma que ella siente que ha pasado la vida corriendo tras distintos objetivos, y que ella es una persona muy lenta. Nel, el protagonista, es por tanto su alter ego. Desde esta perspectiva, Alunizaje se puede entender como un reflejo de un mundo que va mucho más deprisa de lo que le gustaría a Mora.
“Siempre me dicen que hay que graduarse antes de los 25, que hay que casarse antes de los 30. Hay que hacer muchas cosas en muy poco tiempo y se me hace muy abrumador. Quise plasmar todo ello en mi personaje”.
El tema del tempus fugit siempre le ha interesado a Mora. A sus 5 años, ella quería ser “científica de frases célebres”: inventar citas que quedaran para la posteridad. Y muchas de estas frases tenían que ver, precisamente, con el paso del tiempo. Su favorita: “Con el tiempo, el tiempo pierde valor”. Esa iba a ser la cita que iba a encapsular todas sus teorías científicas. Al final, apartó la ciencia por el cine, pero quiso hacer una reconexión con esa parte de su pasado a través de la película Alunizaje.
Si quieres seguir conociendo a Mora y su película, te animo a que le eches un vistazo a la entrevista que le hicimos en nuestro canal de YouTube. También tienes contenido adicional en nuestras redes sociales (@labmecrazy en Twitter, Instagram y Facebook).
Entrevista a Rebeca Fernández para @labmecrazy
Por Miren Agirregomezkorta, gestora de comunidades de la tercera edición del #LabMeCrazy! Science Film Festival.
Con casi una década de experiencia en el campo de la distribución de productos multimedia y una carrera internacional, Rebeca Fernández es la directora de ventas de la productora Off The Fence (Países Bajos) y jueza en la tercera edición de Lab Me Crazy! Science Film Festival 2022. Apasionada, experta y detallista, reflexiona acerca de la objetividad en los documentales, la conexión con el público, la audiencia internacional, y ofrece las claves que más valorará en las películas del concurso Lab Me Crazy! 2022.
Off The Fence (OTF) tiene como lema la frase “We are non-fiction” (“Somos no-ficción”). ¿Podría explicar qué tipo de contenidos produce? ¿Cómo se pueden combinar objetividad y ficción en los documentales?
En OFT nos centramos en producciones factuales. Para nosotros, contrastar la información es fundamental: el público debe poder fiarse de lo que ve. En algunos casos, añadir elementos de ficción puede restar veracidad, ya que, al ver un documental, se espera que todo lo que se dice sea cierto. Sin embargo, aunque siempre respetemos los datos, hay que admitir que la subjetividad es inevitable. Para acercar los contenidos a un público más amplio y no se convierta en un contenido nicho, hay que construir una narrativa llamativa y atractiva para la audiencia. En un documental, no vale con enlazar imágenes sin un hilo conductor, eso carece de valor. Y no todo vale: hoy en día cualquiera puede editar una producción audiovisual con programas muy sencillos y gratuitos, pero eso no basta. Hay que saber qué hacer para que los datos conecten con el público.
¿Cómo se consigue eso? ¿Cuáles son las claves para poder conectar con la audiencia?
En primer lugar, hay que saber escribir de forma que todo el mundo pueda entender: tanto la gente que sabe, cómo la gente que no sabe de la materia. Es muy importante conocer el público objetivo, o la audiencia, de cada producción, si la comunidad científica o el público general, y adaptar la forma de contar en función de sus necesidades.
En el caso de Lab Me Crazy!, el público al que se dirige el festival se compone de jóvenes universitarios. ¿Qué se puede hacer para que se sientan atraídos hacia la ciencia y los documentales?
Lo más efectivo es buscar temas con los que puedan verse identificados, o temas sobre los que puedan tomar una acción, como la conservación animal, reciclaje, etc. Hay que buscar temas en los que, o bien, la gente se ve reflejada, o bien, consiguen involucrar a la persona en la historia: ¿cómo puedo ser partícipe del cambio? ¿Cómo puedo invitar al público a tomar acción? Es muy difícil de conseguir, pero cuando se logra, es una maravilla. Además, en el caso de una audiencia tan joven, se pueden utilizar las redes sociales para conectar con el público si el documental trata temas que le son lejanos.
Usted trabaja en áreas del mundo tan diversas como el África de habla inglesa y portuguesa, España, Portugal, Reino Unido, Irlanda, Italia, Suiza (habla italiana), EE. UU. (habla hispana) y Latinoamérica. ¿Cómo es posible que un mismo contenido documental pueda conectar con un público global de contextos tan distintos?
No podemos pretender que un documental se pueda vender a todo el mundo. Cada país tiene una sensibilidad cultural particular y, por tanto, cada país, territorio y cliente tiene una necesidad de programación diferente. Lo bueno de trabajar en una empresa que tiene un catálogo de casi 7000 horas es que puedes llegar a mucha gente: si no es un documental, es otro… Una vez más, hay que entender qué es lo que la gente busca y quiere. Nosotros somos un supermercado de contenido: nos adaptamos a lo que el cliente quiere, pero también ofrecemos sugerencias interesantes. Yo, como directora de ventas, soy un comercial, pero siempre digo que Off The Fence es una distribuidora con corazón, porque nos involucramos mucho en lo que hacemos. Elegimos temas con los que estamos comprometidos, como el área de la conservación de animales, del planeta, etc.
Ha dicho que el público de cada país tiene unas necesidades concretas. ¿Podría hacer la descripción del público de España?
Hoy en día no se puede hacer una descripción uniforme porque hay muchísimas plataformas donde consumir contenidos. Antes solo existían La 1 y La 2; luego aparecieron Antena 3 (hoy Atresmedia), Mediaset, los canales temáticos, etc. Hoy en día, la oferta audiovisual es muy amplia y las plataformas son mucho más accesibles: Netflix, Amazon Prime, HBO, etc. Y, dado que la oferta es mucho mayor y más variada, el público se vuelve más exigente. También es más difícil saber lo que quieres para poder elegir entre un catálogo tan amplio, por lo que lo que funciona suele ser el boca a boca.
Finalmente, me gustaría hablar de My Octopus Teacher, un original de Netflix que ganó el Oscar al mejor documental en 2021. Trata sobre la relación que se establece entre el buceador Craig Foster y un pulpo, hasta trabar algo muy cercano a una amistad. Hay una escena en la que el pulpo sube por el brazo del buceador, y se describe que la conexión entre humano y animal era “out of this world” (“fuera de este mundo). Es una imagen muy hermosa y emocionante. ¿Cuando vea películas para el concurso, qué rasgo cree que le podrá emocionar?
My Octopus Teacher es especial porque humaniza el pulpo. Yo no quiero ver solo hechos encadenados, quiero una historia que me atrape, algo que sea especial: porque nunca había oído hablar de algo similar, por la forma en que se narra… En los documentales de observación (los que observan la naturaleza), suelo apreciar los gráficos, las comparativas… Formas atractivas de contar los hechos. En los documentales de temática social, por otro lado, quiero aprender lo que está sucediendo a través de retratos, experiencias, testimonios, etc. Quiero ver a través de los ojos de otras personas. Debe tener algo diferente que haga que la historia enganche. Es algo subjetivo, pero normalmente cuando algo es bueno, todos solemos estar de acuerdo.
Es momento de despedirse
Por Miriam Huárriz, gestora de comunidades de la segunda edición del #LabMeCrazy! Science Film Festival.
[Ten en cuenta que esta es la transcripción del vídeo que se enlaza a continuación, haz clic sobre el link para verlo en nuestro IGTV]
A la familia LabMeCrazy,
Desde el equipo LabMeCrazy queremos agradeceros la dedicación que le habéis puesto a seguir nuestro festival en esta segunda edición y, sobre todo, a ver las películas y a disfrutarlas con nosotros en los días en los que propiamente hemos celebrado el festival a principios de febrero. Fueron cuatro días de mucho y buen cine científico.
Queremos felicitar de nuevo a todos los ganadores y a todos los participantes, pero también a todos vosotros que os habéis implicado tanto enviándonos vuestros vídeos, haciéndonos preguntas por redes sociales, contactándonos por distintos canales...
Estamos ya preparando la tercera edición de LabMeCrazy y contamos con todos vosotros y con que se sumen muchísimas más personas que poco a poco vayan conociendo nuestro festival.
Desde aquí, como Miriam y como gestora de comunidades de esta segunda edición, ya me conocéis, también quería daros las gracias a todos los que habéis querido participar en las entrevistas, los que nos habéis mandado vídeos presentando vuestras proyecciones, los que habéis interaccionado, los que las habéis visto... Los que habéis formado parte de esta comunidad que poco a poco va creciendo y que esperamos que sea mucho más grande en los años que vienen, años en los que seguiremos disfrutando de cine científico, de cine, de ciencia y de todas las actividades relacionadas con estos temas.
Yo personalmente dejo las redes del festival a partir de marzo. Estoy segura de que la persona que viene lo va a hacer genial y sé que vais a disfrutar muchísimo también con esta persona. Ella se presentará en su momento.
Yo valoro como muy positivo mi paso por este festival, me siento parte de la familia LabMeCrazy. Quería agradecer, sobre todo a mis jefes directos, a Bienvenido y a Javier toda la atención, las ganas que han puesto con las ideas que yo he podido proponer y toda la ayuda que me han dado. Me siento muy afortunada de haber contribuido a darle un impulso a la marca y de haberos conocido a todos vosotros: participantes, seguidores, entrevistados y demás. Ha sido una experiencia muy enriquecedora para mí y estoy segura de que lo será para las personas que vengan después a ocupar este puesto.
Me voy porque voy a tomar un camino profesional diferente ahora que termino la carrera, pero quiero seguir formando parte de esta comunidad. Seguiré formando parte de ella. También contactando con todos vosotros, si no es a través de las redes del festival como usuaria y como seguidora, a través de otros perfiles o de otras maneras.
Dicho esto, poco más que agradeceros de nuevo a todos todas las interacciones, todo el cariño hacia el proyecto y animaros a seguir disfrutando de esta tercera edición que ya, ya mismo, lanzamos.
Feliz ciencia, feliz cine y, sobre todo, mucho ánimo con los tiempos que corren. Muchas gracias. ¡Adiós!
Miriam Huárriz
Interviewing Jaime Jacobsen via Jitsi Meet for @labmecrazy
By Miriam Huárriz, the festival’s second edition Community Manager
Jaime Jacobsen’s love for people and for good narratives shows in her work and in the way she speaks. She is an independent and Emmy-Award winning filmmaker and currently a professor at Colorado State University as well. Her latest production, “The Last Artifact,” about metrology and, more precisely, the redefinition of the kilogram, has been nominated as a finalist in our festival’s second edition in the “Documentary or reportage” category. She co-produced and co-directed it with Ed Watkins, an also Emmy-Award winning filmmaker.
Jacobsen has always been fond of science, ever since she was little: her mom was a biology teacher and together they used to build bird houses, go on walks… Our interviewee even adopted a whale! She was very creative and also had an interest for art and expression: she discovered that she could unite art and science through documentary film-making and here she is today. Jacobsen has won two Emmys for “Finding Traction” (2014) and “Indian Relay” (2013) and she now wants to explore migration and the Venezuelan crisis through her work, which she defines as being very personal. As her bio in her web page reads, “she is passionate about telling stories that cultivate conversation on contemporary social, environmental, and humanitarian issues.”
“The Last Artifact” is a very special film in terms of style and storytelling techniques. When trying to visualize the abstract concepts they were trying to speak about, Jacobsen and Watkins first pictured fancy graphs and animations, but when they met their main characters and realized how particular they were they decided to go for a more whimsical and humorous narrative. It’s that very style and storytelling that make this production unique. “To have a camera in my hands is a very beautiful way to connect with people and to tell stories, I think that’s how film-making came about,” explains Jacobsen in this interview, were she goes over her professional career, interests, challenges and rewards.
> Interview on Instagram: https://www.instagram.com/tv/CIkvy48DKNX/?utm_source=ig_web_copy_link
Entrevista a Eduardo Sáenz de Cabezón en Jitsi Meet para @labmecrazy
Por Miriam Huárriz, gestora de comunidades de la segunda edición del #LabMeCrazy! Science Film Festival.
Eduardo Sáenz de Cabezón (@eduardosdc) es matemático especializado en álgebra computacional y divulgador científico, pero también se podría decir que es humanista: «Veía la maravilla que es el edificio de las matemáticas, pero buscaba las conexiones con la vida humana».
El investigador es profesor de Lenguajes y Sistemas Informáticos en la Universidad de La Rioja. Su doctorado, «Homología de Koszul combinatoria: Cálculos y aplicaciones», obtuvo un sobresaliente con honores en 2008. Además, es escritor, youtubero y presentador del programa de divulgación científica y humor de La 2, Órbita Laika, que también es finalista en nuestro festival este año en la categoría «Programa de televisión» con su episodio «Mares y océanos».
Sáenz de Cabezón explica que todos cultivamos nuestro pensamiento matemático de forma inconsciente y afirma que bebemos de las historias que nos contaron nuestros mayores para crecer como profesionales y como personas. Defiende que hay que apoyar más al sector científico en este país y que hay que «quitar drama a las ciencias», porque forman parte de nosotros y de nuestra cultura: «Hacer ciencia es precioso, también investigar. Es como que te suelten en el campo de juego y te digan “¡A jugar”». En esta línea, confiesa que lo que más le llena a él es esa investigación, pero que con la divulgación disfruta de explorar distintos formatos y de ayudar a la gente a descubrir las curiosidades o el lado más divertido de la ciencia. Dice que, para él, el programa Órbita Laika es una oportunidad para explorar los entresijos de la televisión y para aprender de los colaboradores, expertos en distintas disciplinas.
Para terminar, nos lanza una recomendación cinematográfica que hace ya unas semanas nosotros también enlazábamos en este blog: «The Imitation Game», sobre el trabajo de Alan Turing, es «una película que, sin duda, hay que ver».
> Entrevista en Instagram: https://www.instagram.com/p/CHcpYk4jrL0/
Naturalismo versus activismo
Por Luis Miguel Domínguez, naturista.
"Las cosas que no se sueñan no se hacen realidad". Cuando el joven Charles Darwin del 27 de diciembre de 1831 al 2 de octubre de 1836 realizó el viaje de su vida a bordo del Beagle, todo él era naturalista, un naturalista alrededor del mundo.
Cuando Darwin se sienta en su despacho y ordena todo su material compilándolo todo en la realización de la teoría de la evolución de las especies, Darwin se convierte en un activista del ecologismo, poniendo a disposición de un estructurado pensamiento filosófico todo su saber científico.
Salvando la distancia con el victoriano naturalista, así me siento yo y es que a medida que voy conociendo más el funcionamiento de la naturaleza, mi labor divulgativa solo ha de tener una función y un recorrido: la de convencer a toda una sociedad de la importancia de conservarla y protegerla. De hecho, no concibo ningún trabajo de divulgación de la naturaleza que no vaya emparejado a un acto reivindicativo.
Evidentemente, no es cuestión de dogma de fe. Es en la praxis la certeza de que la divulgación bien elaborada es una herramienta perfecta para la conservación de nuestro medio natural así como de la biodiversidad.
En mi caso, más de 35 años avalan mi trayectoria en la senda del mundo audiovisual, aprovechando para una mayor eficiencia el gran potencial de recursos que aporta dicho medio multidisciplinar. Para ello, siempre he tenido en cuenta dos máximas: por una parte, el respeto sagrado al rigor científico y por otra, la mezcla equilibrada de ciencia, conciencia y entretenimiento que debe acompañar a cualquier trabajo que pretenda salirse del entorno endogámico de los expertos y de esta manera convertirse en un producto de corte generalista y de interés público y masivo.
Bien es cierto que en mi caso todo ello se ha llevado a cabo en la esfera de la ecología, pero sería de agradecer que salvaguardando el mismo esquema pudiéramos disfrutar de otros muchos trabajos dedicados a otros ámbitos de la ciencia o del conocimiento humano.
Muchos han sido los cambios en el documental de naturaleza en los últimos años. Todos ellos vinculados fundamentalmente a los enormes avances técnicos, tanto en la captación de imagen como en el soporte de la misma. Tan solo hay un aspecto que escapa a dicha realidad tecnológica, que es la creatividad del cerebro humano. En ese sentido, las labores de guionización siguen pareciéndome las mismas y donde encontraremos la verdadera materia que distinguirá unos trabajos de otros. Porque en el fondo de lo que se trata es de contar historias inspiradas en el medio natural y nunca recreadas partiendo de una ficción.
Entrevista a Luis Miguel Domínguez en Jitsi Meet para @labmecrazy
Por Miriam Huárriz, gestora de comunidades de la segunda edición del #LabMeCrazy! Science Film Festival.
"Las cosas que no se sueñan no se hacen realidad". Eso defiende Luis Miguel Domínguez (@lmdminguez), naturalista, director de producciones audiovisuales y activista. Destaca su trabajo en la Asociación Lobo Marley, que preside. También es reseñable su papel como divulgador: además de su trabajo audiovisual dirige el Gabinete de Historia Natural de Madrid.
El director cuenta con numerosos trabajos premiados. Elabora sus historias, explica, desde planteamientos holísticos y antropológicos: “Todos mis trabajos están trufados de ese toque antropológico. Siempre hay algún elemento de carácter humano”.
El año pasado, en mayo de 2019, sufrió un ictus y estuvo 36 días en coma. Superarlo lo llevó a “vivir de otro modo”, dejando atrás una época agria y complicada en la industria audiovisual por la falta de apoyos económicos que lo llevó a cerrar su productora, Avatar Wildlife: “Ahora mi corazón aguanta mucho más que antes”, explica. Tras esa experiencia tiene dos proyectos en mente: Mi lontra veneciana, inspirado por un sueño que tuvo en un hospital tras el coma, y una reedición de una de sus obras más conocidas,
Amazonia, última llamada, que este año celebra su veinte aniversario. Quiere visitar los territorios en los que grabó para retratar sus cambios en esta última época.
Para enfrentarse a esta profesión y disfrutarla Domínguez señala que hay que tener “un corazón valiente” y buscar proyectos con alma que sean honestos. En esta línea, y valorando mucho el trabajo humano tras las grandes producciones, nos deja algunas claves para construir trabajos documentales únicos, partiendo del análisis de Amazonia (2000): “Una cantidad ingente de localizaciones nunca antes grabadas, un componente etnográfico de gran valor y fauna y flora a raudales. También el género de la entrevista y una fantástica posproducción de sonido”.
> Entrevista en Instagram: https://www.instagram.com/tv/CEoKnn-D6SX/?utm_source=ig_web_copy_link
The joys of filming small things
By Juliette Martineau, researcher at Silverback Films and filmmaker
During the last year of my biology degree, I spent a large portion of my time every day with my eyes glued to a microscope, observing tiny nematode worms going about their business, wallowing in their food, mating, growing, dying. I became mesmerized by their movements- their slow slithering was burned into my retina, and I would often dream about them. My genetics experiment only required me to check whether they were alive or dead, and record their lifespan, but I did find their behaviour strangely endearing.
The next year, I left formal science and started a master’s in science and nature filmmaking at the National Film and Television School, and discovered macro and timelapse set building. It was a new way to observe small life, but this time with the aim of showing people behaviour you could never see this well with the naked eye, which I immediately found incredibly exciting.
Macro techniques can perhaps seem intimidating- they did to me when I first started, and I still consider myself a beginner- but the beauty of it is that you don’t need much equipment to start with, and there is literally life everywhere that you can point your camera to, and see in a new light (yes, even those gross, annoying, tiny fruit flies in your kitchen can turn out to be kind of cute if you try to get closer to their point of view!). If you have a DSLR, you can get cheap macro extension tubes to turn any lens into one that allows you to get really close to your critters, or there even exists macro adapters for phone cameras (I’ve never tested them though). You can get good value photography lamps, although a cheap LED desk lamp did the trick for me at first.
As always with science and nature filmmaking, it all starts with research. Scouring books, internet, a bit of google scholar for information about the organism you’re interested in. Or perhaps going to the back of your garden and finding some fascinating insects, or going pond dipping and catching some mysterious tiny invertebrates, and observing what you find.
Once you’ve found some sweet behaviour you’d like to film, it’s time to find out how to make your animals or plants happy. As in: it’s important not to distress them. We never want filming to come above an animal’s wellness, and they’ll only behave naturally if they “think” they’re in the wild. So do your research- what sort of light levels do they like, temperature, humidity, plants? Build a small set that works for them (and for you as well, you do need to get the camera in there! And make sure it’s all safe if you’re plugging in any lights, and that they’re not frying your subjects if they get too hot). The amazing thing with filming small things, is that the set can be really small as well, you only need to build what will be in shot. I built this small aquarium for my tiny hydras, but soon realised going even smaller would have made things even easier.
Decide what shots you need. This probably needs to be started as you build the set, and do the research as these elements all feed off each other. Write the story you want to tell and figure out exactly what footage you need: do you want a two shot with the Daphnia approaching the hydra to show some context, and then a close up of the shrimp stuck in its sticky tentacles to show off the paralysing effect of the venom?
Interviewing Juliette Martineau via Jitsi Meet for @labmecrazy
By Miriam Huárriz, the festival’s second edition Community Manager.
Juliette Martineau is a researcher at Silverback Films. She studied Ecology and Evolutionary Biology in the University of Toronto, an area she became very interested in after reading Darwin’s “Diary of the Voyage of H.M.S. 'Beagle'.” She also did a Science and Natural History MA in the UK’s National Film and Television School. There she was the director and cinematographer for two short documentaries. The first one, “Smart Slime?” (2019), won the International Association for Media in Science Award last year at our #LabMeCrazy! Science Film Festival’s first edition, as well as the Scientific Merit Award at the Scinema International Science Film Festival in Australia. Her graduation film, “Lifespan” (2020), has also been presented to several festivals this year.
Juliette was born in a very science-friendly environment, her father being an engineer and her mother, a doctor. As such, science was always an appealing part of her life: “It wasn’t until High School that I realized that not everyone was interested in science. That was a bit of a shock!”. Through filmmaking she found the perfect opportunity to unite her passion for literature —she says she’d say “Go to the library!” to anyone starting in the field— and for science, devoting her time to write down her scripts and plan her shots. She believes cinema is a very important science communication medium to make this knowledge area more accessible to the broad public: “Cinema can be very powerful because it shows you the life of scientists and how dedicated they are to their subjects. That scientists are more approachable than you might think. It may inspire people to learn more about science or even young people to become scientists.”
The researcher is focused on her career, wanting to explore cinema and its possibilities. She discusses equipment, techniques and methods that have come in useful for her during the production and edition processes, and stresses that imagination is very important, for her profession is very creative, as is science: “I think our society is built on science. People need to know about it at least at a basic level to understand what’s being done and what we need to be doing. Cinema can give people the science —not going too complicated— even if they don’t want to hear about it. Make them want to know more.”
> Interview on Instagram: https://www.instagram.com/tv/CEETnPPDkdG/?utm_source=ig_web_button_share_sheet
The relationship between science and design
By Anna Zanelli, “World Wise Web” host, a podcast by the BBC World Service.
In 2019, I was part of an amazing podcast by the BBC World Service called “World Wise Web”, that encouraged discussion between enthusiastic teenagers and successful inventors and designers. As a part of this experience, I had the opportunity to interview and chat with Tony Fadell, who was a part of designing and creating the iPod for Apple. Being part of this interview and going on to introduce the 11 other episodes by teenagers from across the globe, brought me to the realisation that the majority of these breakthroughs relied on a combination of science, technology, engineering and design. Personally, my heart lies with design but I did realise that I may have been oblivious to the necessary connections between successful design and other fields. After thinking through this concept, I now think the main reason design and science may have a connection is due to the collective desire to innovate, improve and push boundaries within each field. I completely understand that the two fields could exist completely separately and never combine, however I don’t understand why they would when the opportunity to collaborate is so available and obvious.
Another relevant connection between science and design could also be the ability to bring products and aspects of science to the public through design. Good design should be understood by all, therefore being the perfect format for science to be introduced to the public and spread to people of a non-scientific background. A good example could be the iPod, where the micro technology that allows thousands of songs to be kept in your pocket was designed into a modern and understandable device that has been owned by so many people across the globe.
This team work and cross-over of fields is known as collaboration, and from experience I can say it is a crucial aspect of certain complex projects. Collaboration is the combination of skills and specialities to produce a successful final product of the highest quality. An individual who is a professional in a specific skill/field may want to believe that they can produce a final outcome all by themselves, but this isn’t always possible or necessary as teamwork tends to push ideas forward and expand the possibilities of the project. It allows for growth and perspective from different people with different minds, which seems crucial for design in particular.
I am a huge fan of film and cinema. It allows for a concept, idea or story to be visually portrayed in a way that almost everyone can understand. Films can be viewed by millions of people with ease, unlike books or articles that tend to need understanding or knowledge of the field to fully understand. Turning concepts into visuals tends to turn these ideas into something universal, which can be important for both design and science communication. I recently watched the film “Jobs” about Steve Jobs, the founder of Apple’s life and journey through his professional life. The message and communication was clear, all visualisation and dialogue allowed me to completely understand any technical aspects, as well as learn a fair amount more about the iconic company. Something about being able to watch how individuals and teams developed such iconic pieces of science and design is incredibly inspiring and gives a sense of possibility for anyone, especially the younger generations who may look up to the success of such companies.
As I go ahead with studying design, I will be keeping the concept of collaboration close by and never doubt the success that can come from combining fields such as science and design.
Interviewing Anna Zanelli via Jitsi Meet for @labmecrazy
By Miriam Huárriz, the festival’s second edition Community Manager.
Anna Zanelli is a young woman from the United Kingdom. She is eighteen and very interested in design, and she recently hosted a BBC podcast, "World Wise Web," which aired in January. This project, in Anna’s words, is “about people”: it brought together twelve teenagers from all over the world with twelve professionals from different scientific backgrounds so that they could discuss science, technology and their common interests while getting a chance to inspire one another. From Israel, with Malak, up to India, with Avantika, or South Africa, with Robin, the project gave teenagers the opportunity to talk about their aspirations with mentors from the fields they are most interested in: “There’s two different generations talking about something they both love and talking about the development of it. I just think that’s very important,” says Zanelli in the podcast’s preview.
The podcast covered a wide range of topics, from drones, to prosthetics, to cellphones, to robots... Even NASA! Anna met with Tony Fadell, iPod's inventor. They talked about the importance of people making the most of the opportunities they get by embracing them with passion.
Our interviewee defends the tight connections between science and design: “I think design and science go hand in hand together because they’re very focused on innovation. They just have to work together.” She aspires to be a designer but is open-minded about where she might get to work in the future: she says she would consider going into radio, were the BBC to contact her again for another project, having enjoyed “World Wise Web” so much. Anna relives her experience with the British Broadcasting Corporation with a sincere smile and reflects on how it made her grow and acquire a new motto: “Take every opportunity that you can.”
> Interview on Instagram: https://www.instagram.com/tv/CDf52P3DY6l/
Entrevista a Javier Armentia Fructoso en IGTV de @labmecrazy
Por Miriam Huárriz, gestora de comunidades de la segunda edición del #LabMeCrazy! Science Film Festival.
Javier Armentia Fructoso es astrofísico, investigador y coordinador del Planetario de Pamplona desde 1990. En su trabajo transmite su pasión por la ciencia y por el cielo. Asimismo, es comunicador científico: colabora con muchos medios y lleva varios proyectos de divulgación. Destaca Ciencia en el bar, del que es promotor desde 2013 junto a Joaquín Sevilla y en el que comparten vídeos en los que se explican conceptos científicos de forma sencilla. También es importante el proyecto #CienciaLGTBIQ - Buscando referentes para una nueva sociedad, con el que buscar dar visibilidad a los científicos de la comunidad.
El año 2020, señala, está siendo uno marcado por la pandemia de la COVID-19, a partir de la cual la ciencia está ganando más espacio en los medios de comunicación. “Este es el año de Marte”, con el lanzamiento de nuevas sondas espaciales y la continuación de proyectos de investigación de la Estación Espacial Internacional y otras entidades. Entre los descubrimientos actuales, además, destaca que se está pudiendo acotar la edad del universo, que se calcula que es de dieciocho mil millones de años.
Entre datos e información sobre astrofísica, Armentia reivindica el fomento de la ciencia entre los más pequeños, porque son quienes el día de mañana harán avanzar la sociedad con sus descubrimientos: los avances se dan “porque de crío, un niño se imaginó que podría hacer algo así”. Es a partir de esa conexión con el mundo de los más pequeños desde la que llegamos a hablar sobre extraterrestres. Tras pensarlo, concluye que les preguntaría por cómo solventaron ellos el reto de sobrevivir cuando como habitantes de la Tierra nos enfrentamos a dos grandes temas pendientes: el cambio climático y la desigualdad social. Se muestra reflexivo: “Estoy seguro de que esa solución existe y la tenemos aquí, pero tenemos que encontrarla y hacerla el objetivo de nuestro trabajo para los próximos tiempos”.
> Directo de Instagram: https://www.instagram.com/p/CC8a6hnD6hC/
Entrevista a Sandra Medrano García en IGTV de @labmecrazy
Por Miriam Huárriz, gestora de comunidades de la segunda edición del #LabMeCrazy! Science Film Festival.
Sandra Medrano García es bióloga y doctoranda en Inmunología, y la cocreadora, junto a Andrés Redondo, doctor en Física, de Ciencia Cine, un proyecto desarrollado desde 2017 en la Universidad Complutense de Madrid que busca analizar la presencia de la ciencia en el cine junto a expertos de distintos campos de divulgación. Este año también son colaboradores oficiales de la segunda edición de nuestro festival, #LabMeCrazy!.
Como no podía ser de otra manera, la idea que se transformaría posteriormente en Ciencia Cine nació después del visionado de una película, Interstellar (2014), y de todas las preguntas sobre ciencia que pueden surgir al disfrutar de cualquier producción. Porque, ¿cómo refleja el cine la ciencia? En Ciencia Cine defienden que lo audiovisual es un muy buen canal de divulgación científica porque, como señala Sandra, “la gran pantalla llega a todos y puede ayudar a crear vocaciones científicas”. Así, ella y Andrés desentrañan, junto a esos expertos, los misterios, aciertos y errores referentes a la ciencia en las películas en sus eventos de otoño en la Complutense, en su página web y redes sociales y en su recientemente estrenado podcast. Además, divulgan ciencia en otras plataformas, como en Pint of Science Spain.
En esta entrevista la cocreadora del proyecto defiende la gran relevancia de la ciencia en la construcción de nuestra sociedad desde un enfoque interdisciplinar, puesto que todas las ciencias son igual de válidas e importantes, y denuncia la falta de apoyo económico que recibe la investigación en España: “Mi sueldo como predoctorada es menor al que cobraba trabajando en McDonald’s con dieciocho años”. A pesar de las dificultades, ella no pierde la pasión por el desarrollo científico y busca ayudar a muchos adultos a recobrar su ilusión por este mundo. “Recobrar” porque, aunque reflexiona que conforme crecemos ese espíritu aventurero parece perderse o atenuarse, afirma que “los niños son exploradores por naturaleza: siempre preguntan y comparten la ciencia”, y concluye que el cine es una buena manera de conectar a los más mayores con ese sentimiento ilusionado.
> Directo de Instagram: https://www.instagram.com/p/CCYq6D3jmvq/
Cinco podcast de cine que quizá no conozcas y estos sí que te van a sorprender
Enoc Martínez Monteserín. Ambientólogo y podcaster.
Si te gusta el cine, las series, los cortos y todo lo que tenga que ver la pequeña y la gran pantalla y además escuchas podcast tienes todo lo necesario para disfrutar con esta lista. Y si no, ¿a qué esperas? Descargar un reproductor de podcast en tu smartphone es gratuito y tienes a tu alcance miles de horas de entretenimiento.
No esperes a que sean famosos y aparezcan los primeros de todos los rankings de podcast mundiales, te traemos cinco podcast únicos que te harán vivir tu pasión cinematográfica de una forma diferente y amena. A través de la ciencia, los personajes, la intrahistoria de cada rodaje o simplemente del relato te puedes acercar al género con el que normalmente disfrutas en la pantalla pero únicamente con sonidos.
Aquí tienes cinco podcast para escuchar y disfrutar a tu manera:
“Cebollas verdes” es un podcast de los guionistas y autores Adolfo Valor y a Ana Boyero, donde charlan de forma distendida con un invitado nuevo cada día sobre su película favorita y cómo ha influido en su vida. Puedes escuchar episodios realmente entretenidos con actores, cineastas, cómicos… como el programa con Ángeles González Sinde hablando sobre “El extraño viaje” o con Borja Cobeaga sobre “El turista accidental” y muchos más. https://twitter.com/cebollasverdes
“Ciencia, Cine y Podcast” donde Sandra Medrano y Andrés Redondo, investigadores de la Universidad Complutense y Autónoma de Madrid, invitan a expertos en múltiples ramas de la ciencia para divulgar utilizando las películas, series o cualquier otros género cinematográfico como hilo conductor. Programas tan interesantes como “La ciencia de los efectos especiales” con Carolina Jiménez (profesional de los efectos especiales digitales) o “The martian y las misiones espaciales” con Antonio Pérez Verde (divulgador de astronomía y a la exploración espacial).
https://www.cienciacine.com/podcast
“El contador de películas” de Daniel Villalobos, es un podcast de historias. Narraciones que tratan sobre la gente que hace películas, las sueña o simplemente las disfruta. Un podcast semanal que te sorprenderá por todo lo que pueden dar de sí los pocos minutos que dura, donde a través de los sonidos de las películas y sus bandas sonoras se crea una ambientación que se marida estupendamente con el cuidado guión que Daniel nos ofrece.
https://cooperativapodcast.cl/el-contador-de-peliculas
“Escenas Eliminadas” de Dani Jerez es un podcast semanal sobre series de televisión con una duración aproximada de unos 20 minutos. Dani nos cuenta en tono jocoso y distendido series de estreno ayudándonos a decidir en qué series invertir nuestro tiempo dentro de la gran oferta existente. Imprescindible para los que disfrutamos de las recomendaciones de nuestros amigos y además queremos que nos dejen con la miel en los labios contándonos sólo lo imprescindible.
https://escenaseliminadas.com
“Plata o plomo” es el podcast de Ana Pastor y Fernando Berlín en el que se reúnen frente a los micrófonos de #LaCafetera para hablar de series y actualidad. Cada martes a las 9:00 de la mañana nuevo episodio en el que cuentan la actualidad y la política a través de las mejores series.
https://www.newtral.es/firmas/plata-o-plomo
Entrevista a Miren Karmele Gómez Garmendia en IGTV de @labmecrazy
Por Miriam Huárriz, gestora de comunidades de la segunda edición del #LabMeCrazy! Science Film Festival.
Miren Karmele Gómez Garmendia es la coordinadora de Planeta STEM, un proyecto del Planetario de Pamplona junto al Departamento de Universidad, Innovación y Transformación Digital y al Departamento de Educación del Gobierno de Navarra. STEM es un acrónimo en inglés a partir de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. Este proyecto busca despertar la vocación entre los más jóvenes por esas áreas del conocimiento.
En nuestro segundo #LabMeCrazyLive hablamos con Gómez sobre la importancia de ayudar a despertar la pasión por la ciencia entre los jóvenes para que puedan explorar sus inquietudes y, en un futuro, decidir dedicarse a la investigación. La coordinadora incide en la relevancia de ofrecer iniciativas que fomenten el conocimiento y la divulgación científica y que estén localizadas para que en un futuro cercano esos jóvenes puedan ejercer su profesión en sus lugares natales como es, en este caso, Navarra.
Planeta STEM abarca muchísimos proyectos: cubre desde la programación y la robótica hasta la biología sintética. Karmele Gómez señala la acogida tan positiva que ha recibido el programa, con un recorrido de dos años y medio en 2020, y hace un llamamiento al resto de comunidades autónomas españolas que cuenten con iniciativas similares: “Esta es una carrera de fondo y creo que es importante que quienes nos dedicamos a esto nos conozcamos para avanzar juntos hacia delante”.
> Directo de Instagram: https://www.instagram.com/p/CB0oVBODzie/
En letra de ciencia
Por Miriam Huárriz, gestora de comunidades de la segunda edición del #LabMeCrazy! Science Film Festival.
Al decir “ciencia” muchas personas visualizan laboratorios, frascos burbujeantes, viajes al espacio o experimentos de distintos tipos. ¿Pero cuántas personas piensan en la lengua? Su estudio, complejo y con muchísimas vertientes y disciplinas, es también una ciencia, porque ciencia es ese saber, partiendo de la definición de la Real Academia Española, que se obtiene mediante la observación y el razonamiento y que desemboca en una estructura, principios y leyes generales comprobables. Bajo el paraguas de la lengua estudiamos lingüística, morfosintaxis, lexicología, fonética, traducción, idiomas. La lista sigue y sigue. Son estudios comparados, analíticos, aplicados. Son ciencia.
La existencia de la imagen es vital para la comunicación. Los sonidos están representados con símbolos, el propio signo lingüístico existe para referir una realidad. No habría razón de ser para la palabra mesa si no existiese ese objeto, como tampoco la había para Twitter hace un tiempo o, hace unos cuántos años más, para cine. El lenguaje representa el mundo con sentido, lógica, y conforme a unas normas y patrones. De hecho, y como en los números capicúas, la lengua es ciencia y la ciencia es lengua también. Sin lengua, no habría ciencia. No habría forma de estructurar el conocimiento, de plasmar su significado. Las matemáticas son un lenguaje, oraciones más o menos complejas. La informática también estudia la forma de hablar de las máquinas, sea en Java, en Python… ¿Y qué sería de Siri o Alexa, asistentes de inteligencia artificial, sin un filólogo, un lingüista, que estudiase la prosodia de las voces —pronunciación, entonación— y otras tantas partes de la fonología y del habla para hacerlos sonar naturales, humanos?
Podrían señalarse muchísimas más manifestaciones de esta circularidad entre lengua y ciencia, ciencia y lengua. Por ejemplo, y en conexión más clara, tal vez, con el mundo experimental tan asociado a lo científico, la lingüística y los estudios articulatorios utilizan ecografías para analizar los movimientos de la lengua al hablar y que esto sirva en la investigación del desarrollo del lenguaje para establecer patrones, para mejorar las terapias de logopedia. En la actualidad se está implementando una nueva metodología que, de hecho, consiste en que los niños aprendan viendo sus grabaciones linguales, como si de un vídeo científico se tratase. Lingüística, ecografía y terapia. Tres componentes de la misma ecuación. Lengua, ciencia. Una relación natural.
Tras estas líneas, al evocar lo científico tal vez imagines un escenario más complejo. Con todo, aún puedes ahondar mucho más en él. ¿Te animas? Aquí tienes una selección de producciones con las que disfrutar y reflexionar:
1º Arrival, una película de Paramount Pictures estrenada en 2016, narra la llegada a la tierra de doce naves espaciales y cómo una doctora en Filología intenta descifrar su idioma para comunicarse con ellos.
2º The Imitation Game fue estrenada en 2014. Cuenta la historia de Alan Turing, un matemático inglés que descifró los códigos de la máquina Enigma, empleada por los nazis para cifrar y descifrar mensajes durante la segunda guerra mundial.
3º How to Create a Languaje: Dothraki Inventor Explains es una pequeña guía de Wired de 2019 en la que el creador de la lengua de los dothraki para la saga Game of Thrones —Juego de Tronos— explica cómo crear un idioma ficticio
Entrevista a Leonor Solís Rojas en IGTV de @labmecrazy
Por Miriam Huárriz, gestora de comunidades de la segunda edición del festival
Leonor Solís Rojas es estudiante de doctorado de la Universidad de Navarra (UNAV). Está desarrollando su investigación sobre la comunicación ambiental y, en concreto, sobre las imágenes publicadas en redes sociales para representar el cambio climático. También es académica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y parte de la junta directiva de la Asociación Internacional de Comunicación Ambiental. Además, es miembro del jurado de la segunda edición de #LabMeCrazy! Science Film Festival. En 2016 coordinó el Manual básico de vídeo para la comunicación y el periodismo de ciencia (UNAM), que recomienda a todos aquellos que quieran ser divulgadores a través de lo audiovisual.
En esta entrevista hablamos con ella sobre la importancia de la comunicación ambiental en contextos como el actual, en el que el mundo se enfrenta a la pandemia por la COVID-19, pero también en el día a día. Solís defiende que el ciudadano informado está más concienciado y que es más probable que inicie acciones individuales en favor del planeta, muy beneficiado por iniciativas sencillas como el reciclaje. Además, apunta que parte del éxito de la comunicación ambiental depende de que esta se base en el entorno: hay que localizar la información y las medidas que pueden llevar a cabo las personas atendiendo al lugar en el que viven. La investigadora concluye que hay que informar desde la sencillez, la diversidad y la exhaustividad, pero con un toque de humor que atrape al público y con optimismo porque, confía, “seguimos pudiendo mejorar el medioambiente”.
Directo de Instagram: https://www.instagram.com/p/CBQwnopDEpc/
Redes sociales y concursos para divulgar ciencia
Marta Calvo, community manager de #LabMeCrazy! Science Film Festival
En #LabMeCrazy! Science Film Festival queremos que la ciencia salga a la calle, que se entienda y que forme parte del debate social. Queremos demostrar que la ciencia no es cosa de frikis ni va solo de laboratorios o de fórmulas incomprensibles. La ciencia puede ser divertida y también puede aprenderse (un poco) desde el sofá o la playa. ¿Que no te lo crees? Pregúntaselo a los seguidores de nuestras redes que en las últimas semanas han podido crear, reír y discutir sobre ciencia gracias al concurso que organizamos con Scenio y la revista Investigación y Ciencia. ¿El reto? Diseñar un cartel cinematográfico con temática científica. ¿El resultado? 16 carteles que derrochan creatividad e ingenio. Investigadores, inventos, problemas cotidianos o polémicas autorías han sido los protagonistas de unas hipotéticas películas dignas de participar en los Oscars. Comedias, thrillers, biopics, tragicomedias... cualquier género era válido para sacar a la luz asuntos científicos de lo más variopintos.
Creemos firmemente que la ciencia se puede contar de otra manera y este ha sido un buen ejemplo de ello. Aquí podéis disfrutar de de estos inspirados carteles, espero que disfrutéis de estas perlas tanto como lo hemos hecho nosotros.
Contenido pendiente de traducción
Is Video replacing Writing as the dominant form of Communication?
Lloyd Spencer Davis, Stuart Professor of Science Communication, University of Otago, New Zealand
Writing does not come naturally to us humans in the way that speech does. Evidence uncovered by archaeologists and anthropologists points to abstract language – speech – being the defining characteristic that makes us human; the thing that has accelerated our evolution and our invention of technology from stone tools to wheels to rocket ships.
Our ancestors have been communicating using speech for nearly two million years. By comparison, writing is a relatively recent phenomenon, arising at several places around the globe independently, but first in Mesopotamia about 5,200 years ago. Yet, it wasn’t until Johannes Gutenberg refined the printing press in the middle of the 15th Century that there could be the mass distribution of books. Hence, even though we tend to think of writing and reading as an integral part of our daily lives, it has been like that for less than 600 years.
As pervasive as writing is for us today, there is no reason to actually think it should remain so. A recent article in the New York Times notes the dramatic rise in video and audio as ways we ingest information: it predicts a post-text future. That’s not as silly as it sounds at first glance, ironically, when reading the article in the NYT. Video consumption on platforms like YouTube and Facebook has gone stratospheric in the last couple of years. And the fastest growing technology segment at the moment, as evidenced from the Consumer Electronic Show (CES), is the adoption of voice-controlled assistants in the home. Need a recipe, a bio about Theodore Roosevelt, the score in the football? Don’t look at books or even do a search online: just ask Amazon’s Alexa, Apple’s Siri, or the Google Assistant. Want to be entertained? Pick up the iPad and jump onto YouTube and watch what you want, when you want, on demand and online. Feel like reading Moby Dick? Just ask Alexa to read you the audiobook version.
Writing is not going to go away completely anytime soon. But those of us involved in communication need to embrace this Brave New World of video, imagery and sounds. We need to be where the public’s eyes and ears are: and they are increasingly not looking at words, be them on a page or a screen. The pen may indeed be mightier than the sword, but it is those original skills to watch and listen, refined over two million years, that offer the most powerful and enduring means of communication.
[abstracted from a post on sciencecommunication.blog]
El conocimiento cautivo: divulgar la ciencia
Ignacio López-Goñi, Catedrático de Microbiología. Director del Museo de Ciencias en la Universidad de Navarra
Una nueva fórmula: I+D+i+d
La última encuesta de percepción social de la ciencia -que realiza cada dos años la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología-, muestra una tendencia ligeramente ascendente desde 2007: a la gente le interesa cada vez más la ciencia. Pero no nos engañemos, solo un 15% de la población tiene interés por la ciencia, a cerca del 40% la ciencia no le despierta ningún interés y más del 35% no la entiende. La encuesta también incluye algunas preguntas sobre los conocimientos científicos. Entre las respuestas, el 72% de las personas encuestadas piensa que el Sol gira alrededor de la Tierra y el 69%, que los primeros humanos fueron coetáneos de los dinosaurios. No obstante, la ciencia es una de las profesiones mejor valoradas.
Por otro lado, ciencia y tecnología influyen de forma creciente en nuestras vidas. Sin embargo, la sociedad en general mira a estos ámbitos con poco interés. Ejemplo de ello es nuestro escándalo cuando un alumno de bachillerato no sabe citar un pintor español del siglo XX y la normalidad con la que observamos que no conozca el nombre de ningún científico.
En realidad, no damos importancia a ignorar qué es el ADN o cómo funciona un gen, a pesar de que todas las semanas haya alguna noticia sobre avances que van a cambiarnos la vida. No se trata de que todos seamos científicos, sino de interiorizar su verdadera importancia.
Del lado de la universidad y los centros de investigación tampoco se están haciendo las cosas bien. En general, nos quejamos del poco apoyo gubernamental; pensamos que se valora poco la investigación; que faltan políticas que promuevan la I+D+i; que no hay dinero para investigar; hablamos una y otra vez de la fuga cerebros y de una generación pérdida; e insistimos en que “#sinCiencianohayfuturo”. Y todo ello es verdad: ¿han visto ustedes recientemente algún debate político hablando de ciencia? Los políticos se preocupan de lo que le interesa a la gente, y a la gente la ciencia no es lo que más le interesa. Por desgracia, olvidamos que una sociedad más formada -también en ciencia- es más culta, crítica, libre y democrática.
¿Qué hacer entonces?: ¡Deja de quejarte y … haz divulgación científica! Si queremos que nuestra ciencia influya en la sociedad; si queremos el apoyo de la sociedad: hay que contar lo que hacemos, porque la ciencia que no se cuenta, no cuenta.
En nuestros laboratorios, bibliotecas, departamentos y aulas hay mucha ciencia, pero es un conocimiento cautivo, solo accesible a unos pocos. El futuro está en una nueva visión de la ciencia y la universidad: open innovation, open science, open world.
Nuestros alumnos son el mundo entero. Una de las funciones de la Universidad es la difusión del conocimiento y la cultura a través de la extensión universitaria. Por eso, la divulgación de la ciencia es parte del trabajo de un profesor e investigador universitario, aunque no todos deban dedicarse a ello. La Universidad tiene que divulgar la ciencia porque es un derecho, por responsabilidad social y por calidad democrática.
Con divulgación científica no me refiero a comunicación institucional de la actividad investigadora de un centro. No es lo mismo. No se trata solo de contar o informar de lo que cada departamento hace, sino de divulgar la ciencia y demostrar que también es cultura. Se trata de aplicar una nueva fórmula: I+D+i+d= investigación + desarrollo + innovación + divulgación.
En este contexto, en el de la nueva ciencia del siglo XXI, adquiere todo el sentido #LabMeCrazy, un festival de cine y audiovisuales de ciencia que quiere poner en valor la ciencia al servicio de la naturaleza y del hombre, y servir como punto de encuentro de la comunicación y difusión de la cultura científica. Una forma más de contribuir a una sociedad más culta, más crítica y más libre.
Los científicos luchan por la credibilidad en internet
James Breiner, profesor de Comunicación Pública en la Universidad de Navarra
Los periodistas no son los únicos que reciben ataques de los usuarios digitales que cuestionan su credibilidad. Los científicos también deben lidiar con los bulos y las teorías de conspiración divulgadas por los ignorantes y los maliciosos.
Cuando la ciencia entra en la esfera de la política, el comercio o la religión, comienza la batalla. En el siglo XVII, la Iglesia Católica condenó al astrónomo Galileo por declarar que la Tierra no era el centro del universo sino que giraba alrededor del Sol.
Mucho más reciente, la revista New Republic recientemente reveló cómo los líderes de la Agencia para la Protección del Medioambiente (EPA por sus siglas en inglés) están adoptando políticas que desacreditan las evidencias científicas sobre la contaminación del aire, evidencias que gustan muy poco a las industrias del carbón y del petróleo.
El cambio climático y las vacunas
Hoy día las redes sociales representan un importante campo de batalla para la credibilidad científica, aunque los mismos científicos aparentemente no se dan cuenta de ello. El formato popular del vídeo en línea desafía a los científicos, especialmente en los temas controvertidos como el cambio climático y las vacunas. Esto es lo que muestran las numerosas investigaciones que se analizan en la obra editada por Bienvenido León, profesor de la Universidad de Navarra, y Michael Bourk titulada "Comunicando la ciencia y la tecnología mediante el vídeo en línea: investigando un nuevo fenómeno mediático" (Communicating science and technology through online video: researching a new media phenomenon), (Routledge, New York, 2018, 140 pp.).
Mientras estos investigadores a menudo encuentran mucha ciencia de alta calidad en los vídeos, al mismo tiempo describen como los activistas y los charlatanes han conseguido audiencias importantes con sus trabajos. Los grupos de presión, los cabilderos o los usuarios normales se han movilizado por el combate sobre los asuntos del cambio climático y las vacunas.
Resulta que el sensacionalismo y la desinformación, especialmente el contenido que fomenta el temor y la ansiedad, atraen a grandes audiencias. Muchas veces, los voceros del miedo logran audiencias mayores que las instituciones respetadas -universidades, fundaciones, ONG- que producen los estudios científicos de calidad. Y es que los científicos se aferran a los hechos, lo que en internet no genera el tipo de "enganche" (engagement) premiado por los algoritmos de las redes sociales.
Los periodistas, parte del problema
Los periodistas que siguen el modelo tradicional de presentar una controversia de manera imparcial frecuentemente dan la misma importancia a ambos lados de los debates a pesar de que uno de ellos no tenga ninguna prueba científica, como es el caso de quienes sostienen que las vacunas causan el autismo, a pesar de las evidencias científicas en contra. De hecho, a menudo sucede -como señalan los autores- que "los intentos de corregir la desinformación suelen esparcir las creencias falsas aún más"
El vídeo como herramienta para comunicar la ciencia
Bienvenido León, Profesor de periodismo científico en la Universidad de Navarra, Director de #LabMeCrazy! Science Film Festival.
Permitidme que os cuente una pequeña historia personal. Hace 26 años, me incorporé a la Universidad de Navarra para dirigir un pequeño centro de producción audiovisual –Euroview-, cuyo objetivo fundamental era realizar materiales audiovisuales de contenido científico. Una de las primeras iniciativas del nuevo equipo fue convocar una reunión de todos los investigadores potencialmente interesados en producir vídeos para dar a conocer su trabajo. Dado que en aquel momento había más de 2000 investigadores en la universidad, reservamos una sala muy grande, en previsión de una asistencia masiva. Nuestra decepción también fue grande: sólo acudieron dos científicos.
Con el paso del tiempo, he recordado esta anécdota muchas veces y he tenido que aceptar que, en aquel momento, el vídeo científico interesaba muy poco. Por el contrario, hoy estamos ante un panorama bien distinto. Hoy todas las universidades y centros de investigación consideran que la producción de vídeos es una actividad de gran relevancia. Y no es de extrañar.
Las encuestas revelan que la televisión e internet son los medios por los que la mayoría de los ciudadanos se informan sobre ciencia y tecnología. En España, la última encuesta de percepción social de la ciencia, realizada en 2018 por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), indica que el 75% de los españoles se informa sobre estos asuntos por televisión, mientras que el 63% lo hace a través de internet. Además, hay que tener en cuenta que el video supone ya más del 80% de todos los datos que circulan por la red. En otras palabras: el vídeo es una herramienta imprescindible para hacer llegar la ciencia hasta el público.
Pero no se trata sólo de números. Las imágenes pueden jugar un papel clave para difundir contenidos científicos, ya que pueden servir de iconos capaces de ilustrar conceptos que serían difíciles de entender en un texto escrito. Además, la investigación al respecto confirma que las imágenes son más eficaces que los textos para transmitir información que posteriormente pueda ser recordada.
Podríamos añadir muchas otras justificaciones de la importancia del vídeo como medio para comunicar la ciencia. Pero, en mi opinión, hay una razón fundamental: las imágenes transmiten emociones que cautivan al público y facilitan su implicación en aquellas cuestiones científicas en las que los ciudadanos deben jugar un papel protagonista. En una sociedad marcada por la sobreabundancia de información de todo tipo, la ciencia necesita competir por la atención del público, en igualdad de condiciones. Y en este contexto, el vídeo se convierte en una herramienta de importancia comparable a la del microscopio.