29/10/2023
Publicado en
Diario de Noticias
Sara Magallón |
Facultad de Educación y Psicología de la Universidad de Navarra
S e estima que en España, en cada aula de Educación Primaria y Secundaria, dos alumnos o alumnas presentan dificultades en el ámbito del aprendizaje o del desarrollo. Los trastornos más comunes son el trastorno específico del aprendizaje en la lectura, conocido como dislexia, cuya prevalencia se estima entre el 5% y el 17% de la población infantil, y el trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH), que afecta en torno al 5%-12% de los escolares.
La asociación de patologías es muy frecuente: se calcula que entre el 25% y el 50% de las personas con TDAH presenta trastornos de aprendizaje. Y en torno al 15-35% de las personas con trastornos de aprendizaje muestran además TDAH.
Es importante recordar, con motivo del Día Nacional del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, que se celebra cada 27 de octubre, que la identificación temprana de los problemas del neurodesarrollo es crucial y por qué su abordaje debe ser multidisciplinar, de tal forma que en todos los ámbitos en los que participen los escolares, se tomen las medidas de apoyo oportunasLas personas con TDAH tienen dificultades para concentrarse en las actividades que realizan, especialmente en las que no consideran interesantes. De forma añadida, pueden mostrar hiperactividad; en estos casos, son propensos a necesitar de movimiento continuo y a tener problemas para inhibir comportamientos tanto cognitivos como conductuales, lo que con frecuencia genera impulsividad. Estos síntomas pueden afectar en gran medida al desarrollo académico, laboral, social y emocional, por lo que su tratamiento psicoeducativo, y en ocasiones también farmacológico, es esencial. Es importante mencionar que el tipo y grado de la afectación y, por tanto, la sintomatología puede ser variable; si bien las personas con TDAH suelen manifestar ciertas características comunes.
El TDAH es un trastorno evolutivo, por lo que los síntomas varían con la edad. Algunos problemas en la adultez asociados al TDAH son la dificultad para concentrarse, para organizarse y para la autodisciplina, depresión, baja autoestima, inquietud interior, baja tolerancia a la frustración y dificultad en el manejo del tiempo. El TDAH también está relacionado con la obesidad, puesto que la impulsividad y desregulación pueden aumentar las dificultades para controlar su consumo alimenticio. De igual forma, en ocasiones, logran un rendimiento académico y laboral por debajo de sus capacidades reales y tienen mayores conflictos en su vida familiar a causa de las dificultades en el manejo de sus impulsos. Asimismo, está asociado a un mayor índice de accidentes de tráfico, problemas con la ley y tendencia al consumo de sustancias.
Si bien las investigaciones indican que la presencia de TDAH aumenta el riesgo de las conductas mencionadas, cabe hacer hincapié en el hecho de que los síntomas y el patrón de conducta pueden diferir notablemente de una persona a otra, dependiendo de muchas variables. Los estudios también indican que existen numerosos factores protectores que pueden influir en que la evolución de las personas afectadas sea muy positiva; la capacidad intelectual, los estilos parentales positivos (la combinación de afecto con el establecimiento de normas y rutinas claras, el entrenamiento de la tolerancia a la frustración, etcétera), la adecuada escolarización (acceso a adaptaciones, entre otros), los entornos seguros, la baja exposición a pantallas/estímulos excitantes y fomento de actividades tranquilas como la lectura de cuentos, la detección temprana/diagnóstico precoz, la presencia de intervención psicoeducativa (y en los casos requeridos farmacológica) y su adherencia, así como el cultivo de hábitos saludables, son algunos de ellos. Existe evidencia científica de que en un alto porcentaje de casos, tanto en población infantil como en adulta, las personas con TDAH, especialmente aquellas sin otras patologías del aprendizaje, neurodesarrollo y mentales, y con alta adherencia a las intervenciones terapéuticas, presentan una elevada normofuncionalidad, es decir, gozan de una buena calidad de vida y satisfacción vital, aún siempre con un coste elevado de recursos cognitivos para suplir las dificultades en los ámbitos de la inatención/hiperactividad-impulsividad.
Una de las variables que explica en mayor medida el ajuste de las personas con TDAH en la adultez es la atención a sus necesidades en la infancia; por este motivo es esencial el trabajo multidisciplinar, siempre en colaboración con los padres. Es vital que docentes, orientadores, psicólogos, pediatras, neuropediatras, psiquiatras infantiles, etcétera y padres trabajen siempre en la misma dirección, y teniendo muy presentes las características únicas de los niños y niñas (capacidades generales, personalidad, contexto familiar...). Las buenas prácticas en el ámbito infantil tienen, en la inmensa mayoría de los casos, efectos positivos en la evolución y en el pronóstico, tanto en la adolescencia como en la adultez