Publicador de contenidos

Volver Los valores del bosque

Fernando Echarri, Facultad de Ciencias, Universidad de Navarra

Los valores del bosque

sáb, 26 mar 2011 14:56:00 +0000 Publicado en Diario de Navarra

Qué difícil nos resulta hablar de valores en la sociedad actual. A un cierto relativismo, que en ocasiones se interpone en el aprendizaje y la clarificación de muchos de ellos, se suma la falta de hábito en pensar cuál es el valor o los valores que están detrás de nuestros comportamientos. A pesar de la controversia que pueden suscitar, no es difícil ponerse de acuerdo en designar al valor respeto como uno de los valores clave para el hombre. El respeto interviene con carácter individual en cada uno de nosotros y nos afecta en las decisiones que tienen que ver con nuestro cuidado y desarrollo personal. Por ejemplo podemos decir que comemos sano por respeto a nuestra salud. O podemos decir que estudiamos por respeto a nuestras capacidades intelectuales, para sacar el máximo de nosotros mismos. Además el respeto interviene en la convivencia entre los seres humanos, pudiendo ser la base de las relaciones. El fomento de este valor, que condiciona y envuelve a muchos otros como tolerancia y solidaridad, es uno de los objetivos de la educación ambiental. Este tipo de educación propone en definitiva un respeto al hombre y al medio ambiente que le rodea, al medio ambiente como casa del hombre. Una de las claves para mejorar nuestro medio está ahí. El valor respeto en el hombre puede desencadenar actitudes y comportamientos respetuosos en el medio ambiente, siempre entendido como la suma del medio natural y social. Puede desembocar en una toma de decisiones que tenga en cuenta el cuidado del medio ambiente.

Los valores, como otros contenidos, pueden ser aprendidos. Por eso la educación ambiental, como educación en valores, se configura como una de las claves para poder ayudar a formar personas que tomen decisiones basadas en el respeto y que actúen de forma respetuosa. Pero no podemos olvidar que esta educación tiene unas reglas del juego que conviene seguir. Debe hacerse desde la libertad individual, desde la información contrastada y veraz, desde el conocimiento y desde la emoción.

Existen recursos más adecuados que otros para trabajar los valores, para educar en valores. Los bosques poseen un innegable potencial para valorar la vida que albergan, incluida la vida del hombre y su gestión. Sólo tenemos que pensar en cómo nos interpela su destrucción, más cuando en ocasiones implica la muerte de un ser humano. Educar en cada uno de nosotros el respeto a la vida y el respeto al hombre parece más fácil con el recurso de los bosques.

La clave del respeto debe hacernos reflexionar sobre cómo puede influir nuestro modo de vida en el cuidado de nuestro planeta. La reflexión debe traspasar la visión espacial próxima, pensando además en el respeto a nuestro medio ambiente lejano. Es decir, hay que pensar en lo local y también en lo global. Pero además la reflexión debe traspasar la visión temporal, pensando no sólo en el respeto intrageneracional, sino también en el intergeneracional.

En Navarra el ejemplo de la solidaridad intergeneracional en el patrimonio forestal es patente. Está avalado por el legado de más de 450.000 hectáreas de bosques que nuestros antepasados han conservado para nosotros. Este valioso patrimonio fuente de riqueza natural y económica ha sido posible gracias a la gestión sostenible que miles de personas de anteriores generaciones han realizado. No es posible pensar en la casualidad, sino que, en general, es el fruto de la buena gestión forestal realizada en numerosos municipios navarros.

Este año 2011 se celebra el "Año internacional de los Bosques". Con esta calificación se  quiere recordar la necesidad de su existencia. Seguramente hay muchas otras razones para conservar este magnífico patrimonio natural, pero aunque sólo sea por esta única razón, por la utilización de los bosques como recurso educativo para fomentar el respeto en el hombre, volvamos a poner el bosque en nuestra vida.