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Joan Fontrodona, Profesor del IESE, Universidad de Navarra

Votar por educación

mié, 17 nov 2010 09:44:01 +0000 Publicado en ABC (Cataluña)

Hace unas semanas el Ministerio de Educación dio a conocer los proyectos universitarios que han sido distinguidos como Campus de Excelencia Internacional en la convocatoria de 2010. Se trata de ocho proyectos que agrupan a 14 universidades, que, además de esa distinción, recibirán ayudas económicas por valor de unos 32 millones de euros durante este curso académico. Además, otros seis proyectos, que engloban a otras 14 universidades, recibirán otros 25 millones, en la categoría de Campus de Excelencia de Ámbito Regional. Finalmente, otros siete proyectos, en los que están otras catorce universidades, que ya fueron seleccionados en 2009, recibirán una ayuda complementaria de unos 18 millones.

Por si alguien se ha perdido, resumamos: 75 millones para 40 universidades, destinados a fomentar una investigación y una docencia de calidad en la universidad española, que atraigan a los mejores estudiantes e investigadores, que creen empleo y desarrollo económico y fomenten la cohesión social. ¡Qué más se puede pedir! ¡Qué mejor forma de invertir el dinero de los contribuyentes que en educación, formación del talento y excelencia académica!

¿Hay algún «pero»? Pues, sí. Resulta que en la lista de seleccionados no hay ni una sola universidad privada. En uno de los rankings más mencionados sobre la calidad de las universidades españolas aparecen siete universidades privadas entre las cuarenta primeras. ¡Ya es curioso que ninguna de ellas haya conseguido «colarse» entre las 40 seleccionadas por el Ministerio!

¿Será porque ninguna presentó un proyecto con la calidad suficiente, o será una muestra más del sesgo ideológico del Gobierno hacia la educación privada? Otro hecho reciente. Hace un par de semanas, la Comisión de Igualdad del Congreso de Diputados aprobaba una proposición no de ley -con el único voto en contra del Grupo Popular- en la que se instaba al Gobierno a elaborar e impulsar protocolos de juegos no sexistas en los espacios de juego reglado y no reglado, en los colegios públicos y concertados de Primaria, con el objeto de introducir el concepto de igualdad y eliminar estereotipos que mantengan los roles machistas.

Estas dos situaciones ejemplifican claramente dos modelos muy distintos de entender el sistema educativo. Por un parte un modelo que entiende la educación como un servicio público, al que le molesta la iniciativa privada (si pudiese, no le daría ni agua), porque entiende que es una materia que debe ser gestionada por lo público y regulada hasta el extremo de decidir a qué pueden jugar y a qué no pueden jugar los niños y las niñas en el recreo. Por otra parte, un modelo que entiende la educación como un bien público que puede ser gestionado también por la iniciativa privada, en el que el Estado debe velar por la calidad, sin cercenar la libertad de iniciativa, ni imponer su sesgo ideológico, ni discriminar en función de la titularidad de esa enseñanza o por razón de opciones educativas legítimas que no coincidan con la suya.

Cuando hay elecciones, tenemos la oportunidad de escoger un gobierno que configure una sociedad lo más acorde posible a nuestras ideas. La economía suele llevarse la parte más importante de la decisión de voto. Pero una sociedad es mucho más que la economía. Si a ustedes les importa el modelo educativo, piensen por un momento en ello y ténganlo en cuenta cuando voten. De verdad, es importante.