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José Luis Illanes, un teólogo sevillano de gran corazón sacerdotal

26/04/25

Published in

El Debate

César Izquierdo |

Profesor emérito de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra

El 24 de abril falleció en Pamplona el sacerdote y profesor de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra José Luis Illanes Maestre. Esta noticia afectará, sin duda, a muchas personas que han conocido a José Luis personalmente o se han beneficiado de sus libros y escritos.

Nacido en Sevilla en 1933, de padre andaluz y madre valenciana, José Luis Illanes estudió derecho en su ciudad natal, y su proyecto vital pasaba por dedicarse a la universidad. Pronto, sin embargo, cambió el rumbo de su vida: en 1955 pidió la admisión en el Opus Dei, y al año siguiente se trasladó a Roma para estudiar en la Universidad Lateranense. En adelante, Roma –y más tarde, Pamplona- serían los lugares en los que estar y a los que volver a lo largo de su vida. En Roma defendió su tesis doctoral sobre El fundamento teológico de la cristiandad según Jacques Maritain. En ese primer trabajo estaba presente el humanismo cristiano, cuestión que le ha interesado a lo largo de toda su vida intelectual y académica

El profesor Illanes fue ordenado presbítero en 1960. Inmediatamente comenzó su docencia como profesor de Teología y publicó sus primeros trabajos sobre temas que le serían característicos en adelante: la teología del trabajo, la espiritualidad cristiana con especial acento en la santificación en medio del mundo. Coincidían estos años con la celebración del concilio Vaticano II que vivió muy de cerca. Regresó a España en 1972 para participar muy activamente en un proyecto de gran alcance: la edición de la Gran Enciclopedia Rialp en la que la teología ocupaba un lugar fundamental.

Llegó a Pamplona en 1977. En la capital navarra se iba desarrollando poco a poco la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra. En la Facultad de Pamplona, el profesor Illanes fue Ordinario de Teología Fundamental y de Teología espiritual, y durante más de veinte años participó en la dirección de la Facultad, bien como decano o vicedecano. Al observar su vida, se descubre que estaba al servicio de “lo que había que hacer”, renunciando en parte a proyectos personales. Lo que había que hacer era, también, la atención a los doctorandos y jóvenes profesores. Personalmente he aprendido junto a D. José Luis lecciones permanentes, tanto de cara al trabajo académico como a la vida misma: el cuidado en los detalles, la amplitud de pensamiento al considerar ideas o personas, el no plantearse inútilmente problemas irresolubles, etc.

En los numerosos escritos (unos 400 títulos) del teólogo sevillano, se descubre una gran cercanía a la teología europea del siglo XX y una preocupación muy especial por todo lo que tiene que ver con la condición cristiana en sus diversas vertientes. Su seriedad intelectual y vigor para afrontar los grandes problemas filosófico-teológicos de nuestro tiempo, con soluciones novedosas, se conjugaban admirablemente con su sentido del humor y alegría; era un sacerdote que sabía relativizar los problemas, porque se sentía seguro en su fe y vocación cristiana. En él convergían una profunda capacidad de abstracción, análisis e intuición, con una gran capacidad resolutiva y práctica. Sabía estar a la vez en muchas cosas, con un espíritu ordenado y metódico, previsor hasta los detalles más pequeños, en sus clases, investigaciones, viajes, etc,

El profesor Illanes ha sido un gran investigador y un hombre apasionado, vehemente en sus exposiciones y en la defensa de sus puntos de vista, con una inteligencia más veloz que la palabra. Pero por encima de todo ello, ha sido una persona de gran amabilidad, afabilidad y corazón sacerdotal que sabía acoger y ocuparse de los demás. A su lado, uno se sentía junto a una persona que sabía querer y que desdramatizaba los problemas porque, como San Josemaría, estaba lleno de amor a este mundo y de una inquebrantable esperanza.