06/11/2025
Published in
The Conversation
Carmen Sayon |
Investigadora del departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública
Miguel Ángel Martínez |
Catedrático de Salud Pública
Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), aproximadamente 1 de cada 8 mujeres españolas desarrollará cáncer de mama en algún momento de su vida. El origen de esta enfermedad es complejo: la predisposición genética explica menos del 10 % de los casos, mientras que el 90 % restante se atribuye a factores de riesgo, tanto modificables como no modificables.
Más concretamente, la Sociedad Estadounidense contra el Cáncer estima que el 30 % de los casos se deben a condicionantes que sí pueden controlarse, como el exceso de peso corporal, la inactividad física o el consumo de alcohol. Y en esta categoría, el uso de anticonceptivos hormonales ha atraído la atención de los investigadores al tratarse de una patología que depende básicamente de las hormonas.
Por ejemplo, la SEOM señala: “El uso de terapia hormonal sustitutiva después de la menopausia aumenta el riesgo de cáncer de mama, así como el uso de anticonceptivos orales, aunque el incremento absoluto es bajo”.
Interrogantes y evidencias
En la actualidad persisten numerosos interrogantes sobre la relación entre la exposición a anticonceptivos hormonales y el riesgo de desarrollar esa dolencia. A pesar de que la Agencia Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer, que forma parte de la OMS, concluyó en junio de 2005 que los contraceptivos hormonales son carcinógenos para el cáncer de mama, de cuello de útero y de hígado, también es cierto que su efecto ha resultado protector frente a cánceres de ovario y endometrio.
Su impacto global continúa siendo controvertido; no hay consenso entre los especialistas. No obstante, destacan algunas investigaciones recientes e importantes que sí han detectado un incremento notable en las probabilidades de desarrollar cáncer de mama.
Así, tres grandes estudios que han seguido a muchos miles de mujeres a largo plazo –el Estudio de la Salud de las Enfermeras II (NHSII, por sus siglas en inglés), el Estudio del Registro Danés de Hormonas Sexuales y el Estudio Nacional Sueco de Mujeres Jóvenes– demostraron un riesgo significativamente superior entre las mujeres que emplearon anticonceptivos hormonales en comparación con las no usuarias.
Revisión exhaustiva
En este contexto, un nuevo estudio elaborado por investigadores de la Universidades de Navarra y Harvard, en colaboración con otras universidades y hospitales, ofrece la revisión sistemática más exhaustiva realizada hasta la fecha para medir la relación entre la duración del uso de anticonceptivos hormonales y el riesgo de desarrollar dicha patología. Publicado en la revista Maturitas, incluye 20 cohortes y 23 informes independientes, en los que participaron más de 5,5 millones de mujeres y se detectaron 72 000 casos de cáncer de mama.
La conclusión de los científicos que hemos participado en este trabajo es que usar píldoras, dispositivos intrauterinos o parches contraceptivos con hormonas durante cinco o más años se asocia con un aumento del 20 % en las probabilidades de desarrollar cáncer de mama. Asimismo, hemos observado que este riesgo no sigue un patrón lineal: se incrementa progresivamente en los primeros cinco años de uso, se estabiliza entre los cinco y diez años y vuelve a subir ligeramente a partir de la década.
La asociación fue más marcada en las mujeres más jóvenes que desarrollaron los tumores de mama más prematuramente, antes de la menopausia. En ellas, dicho aumento de riesgo fue un 41 % superior en comparación con las no usuarias. El estudio también confirma que este incremento, aunque moderado a nivel individual, puede tener un impacto poblacional muy relevante, ya que más de 150 millones de mujeres utilizan esos métodos.
Hallazgos coherentes
Los hallazgos son coherentes con los de varios trabajos de gran escala publicados en las últimas dos décadas. Además, la evidencia está respaldada por los mecanismos biológicos sobre el tejido mamario, como la acción proliferativa de estrógenos y progestágenos, que son precisamente las hormonas sexuales femeninas de los contraceptivos. Tales hormonas se utilizan –en forma sintética y en dosis superiores a las naturales– para bloquear la función natural del ovario. Así se logra que no haya ovulación, además de producir otros efectos.
En resumen, esta investigación respalda la existencia de una asociación entre el uso prolongado de anticonceptivos hormonales y un aumento de las probabilidades de sufrir cáncer de mama. Además, los resultados subrayan la importancia de un asesoramiento individualizado, que tenga en cuenta la historia reproductiva y el perfil de riesgo (mujeres con antecedentes o factores genéticos predisponentes), para valorar con información precisa los posibles beneficios a la luz de los riesgos.
Por otra parte, se requieren estudios adicionales para evaluar los efectos de las formulaciones hormonales más recientes, las vías alternativas de administración y los subtipos moleculares de cáncer de mama. El objetivo es mejorar la comprensión de los mecanismos subyacentes y optimizar las estrategias de prevención.