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Inmaculada Jiménez Caballero, Escuela Técnica Superior de Arquitectura, Universidad de Navarra

El Tiempo de los Hombres Buenos

mié, 06 jun 2012 07:13:03 +0000 Publicado en Diario de Navarra

Sé bien que para ser correcta  debería haber dicho "el tiempo de los hombres buenos y de las mujeres buenas", pero esa frase desde el punto de vista sonoro carece de la armonía del título. Entiéndase género humano en su conjunto.

La persona que recibe este año el Premio Príncipe de Viana de la Cultura es un magnífico ejemplo de los valores que  han representado nuestro carácter. Desde que me alcanza la memoria mis padres y maestros me educaron, como a todos, en el valor del trabajo, el esfuerzo, la renuncia de lo fácil para alcanzar lo valioso. La generosidad y la austeridad, la sobriedad y la discreción. El compañerismo, la alegría sana y la fiesta vivida con los amigos y la familia; la creencia firme y la fidelidad a unos  valores espirituales junto con el profundo respeto a quien los tiene diferentes.

Aspirar siempre a saber mas, aprender mas, trabajar mejor y entregarse por las causas justas con ambición grande, que nada tiene que ver con la codicia. Todo ello unido a un fuerte apego a la tierra en todos los sentidos, no como barniz ecológico sino como arraigo por el que nutrirse para alcanzar un equilibrio íntegro.

Todo ello describe al premio Príncipe de Viana de este año, y es llamativo comprobar como su figura, discreta, sobria, sencilla, amable y generosa, encierra el espíritu de un hombre sabio, culto y cultivado, estudioso, trabajador, exigente; muy inteligente, refinado, generoso hasta el extremo y alegre en un mundo, el suyo, que apenas ha cambiado y que configuran su familia, sus amigos, su trabajo y los valores que inspiran su conducta.

En un mundo, que desde hace décadas ha modificado sus patrones de conducta, en el que ya nada se produce y en el que por lo tanto, trabajo, esfuerzo y sacrificio son un anacronismo, un mundo en el que el mas especulador es el que mas "reluce", figuras como la suya representan un signo de confianza.

Quedan para la historia frases dignas de frontispicios que inauguraron la cultura de lo fácil, del enriquecimiento súbito, del espectáculo de vanidad que todo lo trivializa. Frente a ellas, se busca al hombre sabio y discreto que desde la intimidad de su casa pregona que el triunfador no es siempre el mejor. Una persona así, en una circunstancia como la actual es un caudal de esperanza

Que Antonio López, en un auditorio universitario sea capaz de convocar mas asistentes que el fundador de una de las redes sociales; que una muestra suya de arte en cualquier museo congregue el mayor número de visitantes que nunca se haya visto; que Rafael Moneo, tudelano universal represente el máximo prestigio del oficio de arquitecto y reciba el premio Príncipe de Asturias por su trabajo discreto y brillante o que Antonio López el universal que exhibe una intensa labor colmada de humildad y sobrada de grandeza acepte hacerse un poco "navarro" al recibir el premio Príncipe de Viana, me hace pensar con ilusión que se aproxima el tiempo de los hombres buenos.