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"El gobierno populista de Turquía fomenta la polarización social a través de discursos contra Occidente"

Melike Akkaraca ha finalizado una investigación sobre emociones en el discurso político de Turquía, desarrollada gracias a una beca Marie Curie


FotoNatalia Rouzaut
/Melike Akkaraca ha investigado las relaciones entre Turquía y la UE

27 | 04 | 2023

Melike Akkaraca es doctora y máster en Derecho Europeo por la Universidad de Mármara (Estambul, Turquía). Además, tiene dos másteres en Relaciones Internacionales y Ciencias Políticas (Universidad de Mármara) y en Teoría Legal (European Academy of Legal Theory). En 2021 se incorporó al grupo de investigación ‘Discurso público’ del Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra gracias a una beca Marie Curie, la convocatoria más competitiva de la Comisión Europea. Su investigación, que finaliza en el curso 2022-2023, se ha centrado en las emociones en el discurso político de Turquía hacia la Unión Europea a través de su proyecto EMOFORTE (‘Emociones en la política exterior de Turquía hacia la Unión Europea’).

¿Sobre qué trata el proyecto?
El Proyecto trata sobre las emociones en la política exterior turca hacia la Unión Europea, cuáles son y qué papel juegan. La investigación recoge los cambios emocionales en el discurso político de forma diacrónica entre los años 2002 y 2022, a la luz de los acontecimientos nacionales e internacionales circundantes. Además, compara la distribución ideológica de cada emoción sorbe Europa entre los diferentes partidos políticos.

¿Por qué son tan importantes las emociones en el discurso político?
Las expresiones de emociones (directas e indirectas) juegan un papel importante en las articulaciones, justificaciones, persuasión y resonancia del discurso político. Las emociones sin un componente de consolidación del discurso que influye en cómo interpretamos la política y que moldea nuestras actitudes y reacciones hacia los acontecimientos y actores políticos.

¿Cómo se construyen los movimientos políticos y la identidad nacional con las emociones?
Las emociones compartidas son tan importantes como las ideas, valores u objetivos compartidos para formar colectivos en torno a una identidad común. Las emociones pueden movilizar a las personas hacia un fin común con más fuerza que motivos puramente ‘racionales’. Así, desde Aristóteles, el pathos es una parte indispensable de la retórica política.

“Los discursos menos emocionales sobre la UE pertenecen al periodo más positivo en las relaciones”


Por su parte, los vínculos emocionales relacionados con la identidad nacional es lo constitutivo de esta identidad. Las reacciones emocionales comunes y los sentimientos sostenidos en el tiempo sobre asuntos nacionales concretos contribuyen a la reconstrucción continua de la identidad nacional. De este modo, los procesos emocionales relacionados con la identidad nacional son parte importante de la política diaria.

¿Tiene la política hoy en día un mayor componente emocional?
La política siempre se ha impulsado con las emociones. Basta con mirar los escritos de Aristóteles sobre retórica. Sin embargo, actualmente, vemos un aumento en la polarización política, los extremismos y la radicalización. Parece que el discurso populista antagonista instrumentaliza las emociones y repercute en grandes grupos de la sociedad.

La intensificación de las desigualdades -no solo entre clases sino también entre países-, el debilitamiento de los estados de derecho y la neo-liberalización acelerada parecen facilitar la polarización. Los partidos políticos son incapaces de responder de forma suficiente y estructural a las quejas crecientes, lo que vuelve vulnerables a las masas ante la manipulación emocional.

¿Cuál es el papel de las emociones en la formación de la imagen de Europa para el discurso político en Turquía?
Europa se encuentra en el corazón de las articulaciones conflictivas de la identidad turca desde el Imperio Otomano. Mientras unos grupos la han visto como fuente de esperanza y admiración, otros la han visto como un poder hostil y poco fiable. Así, ha sido una fuente fértil de emociones diversas durante siglos. El acuerdo de unión aduanera entre Turquía y la UE en 1963 y la candidatura de Turquía a la Unión en 1999 han reavivado estas emociones. Se han añadido algunas recientes, como resentimiento, enfado y decepción, tras el cese de las negociaciones de ingreso de Turquía en la UE en 2009.

Los resultados del proyecto muestran que el discurso político turco, ya sea en el parlamento o en la esfera pública, casi siempre tienen una gran carga emocional. Además, el rango emocional no se limita a las emociones básicas, como miedo o enfado, sino que refleja emociones más complejas como resentimiento, desprecio y desesperación


Miembros del parlamento durante una sesión en la Gran Asamblea Nacional Turca (2015) (Wikimedia)

¿Cuáles son las principales conclusiones del proyecto?
Un hallazgo interesante es que los discursos menos emocionales sobre la UE pertenecen al periodo ente 2001 y 2005, el periodo más positivo en las relaciones. Durante estos años, el foco se centra en las reformar que deben llevarse a cabo para el acceso a la UE y hay un consenso político entre los partidos hacia esta meta común. Por otro lado, la carga emocional aumenta en el discurso a partir de 2006, especialmente después de 2013.

Otro descubrimiento importante es que, cuando la esperanza de pertenecer a la UE desaparece, se expresan cada vez más emociones negativas -como hostilidad, desconfianza y furia- hacia la Unión en el discurso político, especialmente por el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, partido en el poder desde 2002).

¿Por qué dominan las emociones negativas?
Los resultados de la investigación sugieren que los sentimientos dominantes son la rabia, decepción y resentimiento. Esto se debe al periodo analizado y la política interior de Turquía. Posiblemente, las relaciones entre Turquía y la Unión en los últimos 15 años han sido las peores desde los años 60. Esto se ha combinado con el gobierno populista de Erdogan, que fomenta la polarización de la sociedad turca a través de discursos contra Occidente, entre otros recursos retóricos.

Estas emociones negativas se utilizan en el discurso para crear cadenas de equivalencia. Por ejemplo, la provocación de enfado o desconfianza se dirige tanto a Europa como a las élites pro-europeas de la sociedad turca a través de acusaciones ambiguas de malicia.

“El discurso populista puede evocar emociones poderosas y crear un sentimiento de unidad y propósito común”


¿Y el discurso populista puede evocar también emociones positivas o neutras?
Mi investigación se ha centrado en cómo se representa a Occidente como ‘el otro’ desde un discurso antagonista y polarizado que genera emociones como el odio. Sin embargo, el discurso populista también enfatiza en la superioridad de grupo, politizando las diferencias morales o políticas. Esto se utiliza para posicionar un grupo sobre los demás, creando un sentimiento de orgullo, poder e, incluso, elitismo. Es más, el discurso populista puede evocar emociones poderosas dentro de un grupo, como amor, compasión, solidaridad, esperanza o devoción. Estas emociones unen a la gente y crean un sentimiento de unidad y de propósito común.

¿Por qué las relaciones positivas entre Turquía y la Unión se relacionan con un discurso más racional?
Las relaciones positivas dependen de la trasparecía y la objetividad. Por ejemplo, la relaciones Turquía-UE vivieron sus años dorados entre 1999 y 2006. En este periodo, la creencia general en Turquía era que la relación con la UE era de iguales. Se restauró la confianza entre ambas partes ya que los criterios objetivos para ser miembro se iban a aplicar a Turquía igual que a otros países de Europa central y del este. En 2006 las negociaciones se pararon debido a la cuestión chipriota. Esto creó una oportunidad para que los discursos anti-Occidente resurgieran sobre la base de la desconfianza y la decepción.

¿Podría destacar alguna actividad realizada en el marco del proyecto?
Me gustaría subrayar el Simposio Internacional ‘Emotions and Foreign Policy in Global International Relations: the West and the Rest’ realizado en junio de 2022. Durante dos días, participantes de más de 20 países y de diferentes disciplinas presentaron sus investigaciones sobre emociones y discurso en varios contextos nacionales y locales. El ponente principal fue Simon Koschut (Universidad de Zeppelin), uno de los pocos expertos en el área de las emociones en relaciones internacionales. Además, el simposio congregó a más de 50 personas de todo el mundo de forma virtual.

¿Cuáles son los próximos pasos de tu investigación?
Estoy trabajando los datos, resultados y presentaciones sorbe el proyecto para realizar artículos que publicaré en revistas científicas. Durante el proyecto, además de un análisis diacrónico y comparativo, me he centrado en el estudio de eventos clave para tener una visión más profunda de la semiótica y pragmática de las emociones en los contextos políticos. He presentado estos estudios de caso en varios congresos internacionales en Europa.

En estos estudios he tratado temas como género, emociones y discurso populista; cómo las emociones pueden dar forma a discusiones ambientales en la construcción de megaproyectos; o sobre política exterior humanitaria y cómo las emociones influyen en las estrategias de búsqueda de estatus de las naciones.

Además, la metodología interdisciplinar que se ha desarrollado durante el proyecto -específicamente para el análisis discursivo de las emociones en Turquía- es una herramienta que pude aplicarse en muchos otros temas. Así, tanto los datos recogidos como la metodología desarrollada durante el proyecto ofrecen un terreno fértil para el desarrollo de nuevos proyectos con nuevas preguntas de investigación.

Asimismo, he aplicado a varios fondos nuevos en colaboración con investigadores de otros países europeos para continuar la investigación sobre emociones de una forma más interdisciplinar y comparativa desde una red más amplia.

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