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Imágenes en Navarra del III Centenario de la canonización de Javier (III)


FotoFotos de la Crónica del Centenario/Un par de instantáneas de la visita de las reliquias a Estella.

Los organizadores de la celebración de aquellas efemérides de 1922 cuidaron de que la reliquia del santo navarro, llegada desde Roma, visitase distintas localidades al objeto de hacer partícipes del espíritu de la fiesta a cuantos más navarros mejor. Para ello se buscó el acuerdo entre la Comisión organizadora y los jesuitas, reservándose el cuidado de la reliquia al padre Antonio Astrain, autor de la voluminosa Historia de la Compañía de Jesús en la Asistencia de España. En un principio, se pensó en muy pocas paradas y visitas, algo que se repensó, más tarde, realizando más en aras a satisfacer las solicitudes de diferentes localidades. Los tres días hubo sermones y funciones de mañana y tarde, así como misas de comunión general para hombres y mujeres que anunció el padre Eustaquio Miqueleiz, antiguo párroco de San Miguel de Estella, antes de ingresar en la Compañía de Jesús en 1895, que destacó como gran orador sagrado y misionero en Francia y España.

En Estella

A la ciudad del Ega llegó el obispo de Jaca con los padres Astrain y Nagore en un coche de la Diputación. También se llevó el Cristo del Cangrejo. Allá esperaban medio centenar de pueblos. En Enériz y Puente la Reina hubo bendición y una brevísima parada. La reliquia estuvo en Estella tres días, concretamente, el 17, 18 y 19 de septiembre. El 17 de septiembre fue la recepción, en el Ayuntamiento esperaba el arzobispo de Sevilla, que colocó la reliquia en un altar dispuesto en el vestítulo. La procesión partió hacia la Plaza acompañada de los Escolapios de Irache, los capuchinos y cuarenta sacerdotes. La misa tuvo lugar al aire libre en un altar levantado delante de la fachada de la parroquia de San Juan. El tablado dispuesto para las autoridades y para el clero medía doscientos metros cuadrados. Por la tarde, se dio a venerar la reliquia a lo largo de cinco horas, desde la una y media hasta las siete y se contabilizaron 5.200 personas.

La relación del padre Constancio Eguía afirma que Estella con sus contornos “fue la primera en conmoverse por obra del mismo santo Brazo se ponían en movimiento, como un inmenso ejército a sus órdenes, un centenar o más de sacerdotes, varios de religiosos de uno y otro sexo…, más de mil quinientos soldados del batallón de las Órdenes militares que cubrieron la carrera y le dieron escolta por tres días con su bandera y música (que en Estella tenía el santo honores de capitán general con mando en plaza). Y una multitud apretujada y fervorosa…. Allá por el cielo sonaban los morterazos, como descargas de arcabuces y mosquetes, o bien como baterías de las que tantas veces asordaron el valle desde aquel castillo frontero…. Las torres de sus monumentales iglesias hablaban por la lengua de sus campanas, que de puro de volteadas, como que saltaban de sus quicios. Una multiplicada cohetería multiplicaba estampidos y luminarias. En el kiosko de la música, ensanchado para este caso, cantaba un coro monumental en que entraban los tres organistas de la población con todos sus elementos, y sólo de Irache hasta sesenta jóvenes cantores. Más abajo, en el llano, se extendía la banda del regimiento de Órdenes, haciendo juego con la orquesta, los armonios y la masa coral, o bien ejecutando programas propios al par de la banda municipal”.


Procesión por las calles de Estella. Foto publicada por Diario de Navarra, el 20 de septiembre de 1922

La extensa crónica de Diario de Navarra aporta detalles importantes. Comienza señalando que difícilmente se podía rastrear en el recuerdo un acto como el del día 17, por el elevado número de personas que llegaron, desde primeras horas de la mañana en autobuses de línea y particulares, camiones, coches, galeras y todo tipo de medios de transporte. Para las nueve de la mañana la carrera procesional desde el Ayuntamiento a la Plaza y esta última estaban totalmente repletas, con los balcones del recorrido llenos de personas. La recepción tuvo lugar en el portal de San Agustín desde donde fueron a la Casa Consistorial.  Delante de la vivienda, en la que según la tradición vivió el santo, se interpretó por un coro de más de quinientas voces “el Himno popular compuesto y dirigido por el maestro Hugarte”, sin duda el organista de la parroquia de San Pedro y luego de San Juan, Alfonso Ugarte Leturia. Este mismo maestro dirigió un coro de 120 voces, que interpretó la misa de Vicente Goicoechea, acompañada de un par de armóniums y orquesta. Tras la misa se entonó el Te Deum de Wranken, dirigido por el citado Ugarte para concluir con el Himno al santo a cuatro voces de este último organista estellés.

El mismo rotativo proporciona el menú del banquete, servido por el Hotel Comercio que consistió en entremeses, consomé Royal, fritos, perdices al champiñón, langosta, jamón en dulce, ponche al ron, pollos asados, postres, champagne, cafés y habanos. Durante la comida, la banda municipal ofreció un concierto.

En el periódico El Pensamiento Navarro, se concluía tras narrar la aglomeración de gentes, la alegría desbordada y las funciones ya reseñadas que aquellas jornadas habían sido memorabilísimas para los anales de la ciudad.

PARA SABER MÁS

Diario de Navarra, 19 de septiembre de 1922, p. 1
EGUÍA RUIZ, C., Reliquias de San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier. Su recorrido triunfal por España, Madrid, Blass, S. A. Tipográfica, 1924
El Pensamiento Navarro
, 19 de septiembre de 1922

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