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"La formación que recibí en Navarra fue excelente y me facilitó mucho la transición al sistema estadounidense"

Así lo explica Miguel Álvarez, licenciado en 2009 en Medicina por la Universidad de Navarra, que en la actualidad realiza un fellowship en Carolina del Norte

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Miguel Álvarez
FOTO: Cedida

Miguel Álvarez terminó sus estudios de Medicina en la Universidad de Navarra en 2009 y dos años después se marchaba a Estado Unidos para hacer la residencia en Medicina Interna en Bridgeport,  Connecticut. En la actualidad, realiza un fellowship en Medicina Subacuática e Hiperbárica en Duke, Carolina del Norte. Hondureño de nacimiento, hace balance sobre sus vivencias de los últimos años.

¿Siempre quisiste ser médico?
Durante los últimos dos años de bachillerato tuve muy buenos maestros de Biología y Química que me dieron el "empujón" final para decidirme. Al principio tenía mucho interés en estudiar Biología Marina pero había muy pocas opciones para eso en ese momento en Honduras así que me decidí por Medicina y me encantó.  

Has estudiado en la Universidad de Navarra, pasado por Connecticut y ahora estás en Carolina del Norte. ¿Cuál será el siguiente destino?
Quiero comenzar un fellowship en Cardiología que dura tres años, ese aún no sé dónde lo hare; estoy en proceso de aplicación.

Después de este tiempo, ¿crees que haber estudiado en la Universidad de Navarra te ha abierto las puertas?
Sin duda. Siento que la educación que recibí en Navarra fue excelente y me ha facilitado mucho la transición hacia este sistema. Al presentarme a los "Steps" que son los exámenes para acceder al sistema de Residencias en Estados Unidos, sentí bastante facilidad para prepararlos por la formación que traía de la Facultad. No había en el temario nada con lo que me sintiera totalmente extraño y  esto me permitió tomarlos y aprobarlos en un tiempo corto y sin tener que invertir tanto dinero en cursos de refuerzo.

¿Y después, durante la residencia?
Se sufre un poco porque los americanos tienen una formación más práctica en la Facultad, y llegan con más roce en el trato con los pacientes. Pero con el tiempo me di cuenta de que eso se adquiere de todas maneras y la base de conocimientos teóricos que recibí en Navarra me permitió ir incorporando más ordenadamente esas habilidades clínicas a mi forma de trabajar.

¿Hay alguna materia que te haya resultado especialmente útil?
Agradezco particularmente la formación que recibí en Bioestadística y Salud Pública. Una gran parte de la medicina hoy día se basa en saber interpretar la "literatura" médica y saber ser crítico con la evidencia que existe detrás de las prácticas y los tratamientos que usamos. En la Facultad se preocupan por educarnos en este sentido, y eso es algo que los americanos valoran mucho en los residentes y los fellows.

Anécdotas y algún consejo

¿Recomendarías a otros estudiantes que viajaran fuera a desarrollar parte de su carrera profesional?
Totalmente. Para mí ha sido una experiencia tremendamente enriquecedora, sobre todo a nivel personal. Estar expuesto a otras culturas te obliga a examinar y a ser crítico con la tuya propia. Esto te ayuda a fortalecer tu identidad y a relativizar el valor de muchas cosas que tal vez en la vida diaria consideramos esenciales.

¿Hay alguna anécdota de la que te acuerdes sobre tu época universitaria?
Recuerdo el miedo en el cuerpo la primera vez que el Dr. García-Bolao me pidió que interpretara un electrocardiograma durante un seminario en la CUN. Ahora, cuando leo electrocardiogramas en alguna reunión o al pasar visita en el hospital, me viene a la cabeza ese momento. Él y el Dr. Calabuig son de los médicos que mejor han sabido explicarme electrocardiografía. Todavía conservo y uso el libro que nos dieron durante ese curso: "Introducción a la Electrocardiografía Clínica", es excelente.

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