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El Museo programa dos catas literarias, un maridaje entre el vino y los personajes del Quijote para celebrar el 4º centenario del fallecimiento de Cervantes

El Museo celebra la primera de las dos catas de vino literarias “Los vinos del Quijote”, programadas dentro del ciclo “Clásicos en el Museo”.

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Sandra Guevara (Bodega Otazu) José Luis Ruiz (enólogo Otazu) Carlos Mata (Griso) Elisa Montserrat (Museo Universidad de Navarra) FOTO: Manuel Castells
11/11/16 10:50 María Zárate

El Museo celebra la primera de las dos catas de vino literarias “Los vinos del Quijote”, programadas dentro del ciclo “Clásicos en el Museo”.

La segunda edición del ciclo anual de teatro “Clásicos en el Museo” amplía su propuesta con espectáculos teatrales de mediano y gran formato para todos los públicos, lecturas dramatizadas, y conferencias. Un viaje con los cinco sentidos al corazón del teatro clásico. Se han programado 9 actividades: dos conferencias, cinco funciones teatrales y dos catas de vino literarias.

Las catas se llevaron a cabo en el Museo el domingo día 13 de noviembre a las 12h. y el sábado 19 de noviembre también a las 12h. Paralelamente, se programó la realización de talleres de arte para niños de 3 a 11 años, de modo que todos los miembros de la familia encuentren una actividad adecuada esos días.

El Profesor Carlos Mata, investigador y secretario del GRISO (Grupo de Investigación del Siglo de Oro) de la Universidad de Navarra, y José Luis Ruiz, director técnico y enólogo de Bodega Otazu, relacionaron los personajes de la novela universal con los tintos, rosados y blancos poniendo así en valor la identidad y particularidad de cada vino con la etapa histórica del Siglo de Oro español y las características de cada personaje. Así, el Otazu Premium Cuvée 2012 se conviertió en Don Quijote, el Otazu Chardonnay 2015 en Sancho Panza y el Otazu Merlot Rosado 2015 en Dulcinea.

Según explicó el profesor Carlos Mata, “El blanco personifica a Sancho Panza, el personaje que más sentido común tiene y ejerce de contrapeso a la locura e idealidad de Don Quijote. Es el que más se relaciona con el vino porque, entre otras cosas, proviene de un linaje de catadores de vino. Dulcinea, representada por los vinos rosados, es la dama de los pensamientos, un personaje idealizado por Don Quijote y representa la quintaesencia del amor. El protagonista de la novela, Don Quijote, es sumamente complejo y su personalidad presenta contrariedades y muchas facetas, es la gran creación de Cervantes. El tinto es el vino de la vigorosidad, energía, sabor y fuerza, por eso le viene al pelo al personaje”.

El vino es un producto para socializarnos con los demás y qué mejor tema de conversación que Cervantes y la presencia del vino en su obra. La cata será muy entretenida, amena y participativa, porque para disfrutar de esta bebida no hace falta ser un experto. Aprovecharé para romper muchos mitos”, destacó José Luis Ruiz.

La cata tuvo una duración de 50 minutos aproximadamente y se dividió en tres partes. En la primera se introdujo la etapa histórica española del Siglo de Oro así como el papel del vino desde la antigüedad hasta nuestros días. En la segunda, se presentó la novela, su trama y estructura, y se explicará la historia del Señorío de Otazu, existente desde la época medieval, así como el origen de las catas de vino. Por último, se dió paso a la propia cata en la que se relacionarán los vinos con Don Quijote, Sancho Panza y Dulcinea y se analizará el color, el aroma y el sabor del vino.

Esta actividad el resultado de una colaboración entre el Museo, el Grupo de Investigación del Siglo de Oro (GRISO) de la Universidad de Navarra y Bodega Otazu. EL GRISO es un grupo de investigación fundado en 1990 por Ignacio Arellano, que reúne investigadores de la Universidad de Navarra y otros asociados de distintas universidades. Entre sus investigaciones destacan el Proyecto Cervantes 2011-2017, los autos sacramentales de Calderón, o las obras completas de Tirso de Molina. Por su parte, la Bodega Otazu, situada en la peña de Etxauri, ha retomado el arte de hacer vino, que se hacía en los terrenos del Señorío de Otazu en los siglos XV y XVI. En 1840 se construyó una nueva bodega de estilo francés con una capacidad en cubas de roble de 200.000 litros. En 1998, se remodeló la bodega y se amplió. El proyecto de Bodega Otazu no ha dejado de crecer desde entonces: ampliando sus terrenos, obteniendo la denominación de origen protegida (D.O.P.) Pago de Otazu, inaugurando el Museo del Vino Otazu en la antigua bodega de estilo francés y reforzando su equipo técnico.

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