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Entrevista a Ismael Sanz y David Cervera

Expertos en Pogramas de Innovación hablan con motivo del próximo Congreso Internacional Clil+ Science

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Ismael Sanz. FOTO: Cedida
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David Cervera. FOTO: Cedida
10/06/16 12:57 Nagore Gil

Los próximos 17 y 18 de junio la Facultad de Educación y Psicología va a celebrar el congreso internacional Clil+ Science, en el que expertos nacionales e internacionales  abordarán  la enseñanza de las Ciencias y la Tecnología a través del Aprendizaje Integrado de Contenidos y Lenguas Extranjeras  (AICLE o ClIL, en su versión en inglés).

Para conocer los beneficios del AICLE y su relación con las Ciencias, entrevistamos a Ismael Sanz, Director General de Innovación, Becas y Ayudas de Educación de Comunidad de Madrid y a David Cervera, subdirector de Programas de Innovación.

Las competencias a los 15 años de los alumnos españoles en matemáticas, lectura y ciencias (según datos del informe PISA) están, en general, por debajo del promedio de los países de la OCDE y de la propia UE. ¿Está el sistema educativo preparado para hablar de AICLE  o hay, antes, algunas competencias críticas que debería resolver?

Si hacemos una lectura rápida del informe PISA vemos que España está por debajo del promedio de la OCDE y de la UE. Pero si analizamos algo más en detalle observamos que nuestros alumnos muestran características similares a los de aquellos países que están en las primeras posiciones. El porcentaje de alumnos que están en los niveles intermedios en España es aproximadamente el mismo que en los países que aparecen en los primeros puestos. La diferencia está en que en España tenemos pocos alumnos en el nivel de excelencia y una cantidad más elevada en los niveles inferiores. Además, en el caso concreto de Madrid, los resultados de PISA para esta comunidad están por encima de los promedios de la OCDE y de la UE.

El sistema educativo está preparado para AICLE. Las competencias que analiza PISA son la comprensión lectora, la competencia matemática y la competencia científica. De estas tres competencias los alumnos sólo estudian en otro idioma las ciencias, por lo que el efecto, incluso haciendo caso a aquellos que dicen que los alumnos tienen pérdida de conocimiento, solo se circunscribiría a algunas materias. En España, que tradicionalmente ha sido un país que se ha considerado “malo para los idiomas” está cambiando esta percepción. Tras 12 años de programa Bilingüe en la Comunidad de Madrid, la primera promoción de alumnos que inició esta aventura en 1º de EP, este año 2016 cursan 2º de Bachillerato, con un nivel excepcional en inglés y con resultados igualmente positivos en el resto de las materias. Sin duda una prueba más para comprobar que estos alumnos no se han visto perjudicados por estudiar en otro idioma será la prueba de selectividad. Por otro lado, esto es lo que hemos conseguido en 12 años, nadie lo cuestiona en Singapur, donde desde hace 50 años los alumnos aprenden y estudian en inglés todas las materias.

El AICLE parte de la premisa de que en los contextos escolares existe un mayor éxito en el aprendizaje de las lenguas extranjeras a través de las materias comunes. Esta metodología, que en otros países funciona y que en el nuestro puede resultar "rompedora" con un modelo de enseñanza más tradicional, supone desmantelar barreras de aprendizaje... ¿cuál es su opinión al respecto?, ¿qué ventajas y desventajas, si las hay en ambos casos, señalaría?

Lo que la evidencia demuestra es que un mayor contacto con el idioma hace que éste se conozca y se domine en mayor medida. En el Estudio Europeo de Competencia Lingüística, realizado en centros no bilingües de toda España (dado que en ese momento aún no habían llegado a 4º de la ESO) y del resto de países participantes se muestra el patrón en el manejo del idioma en tres destrezas, siendo para España diferente al del resto de países. Los países participantes muestran en la destreza de comprensión oral un mayor rendimiento que en compresión lectora y en expresión escrita, patrón que es inverso en España . Una interpretación de estos datos es que la escuela hace mucho por el aprendizaje de los idiomas, pero sobre todo en las destrezas en comprensión lectora y expresión escrita, en cambio, la exposición al idioma como consecuencia de no doblar las películas hace que la comprensión oral mejore notablemente y a su vez contribuya a las otras dos destrezas. En España esto no pasa y el input que se ha introducido en los centros bilingües lo corrige en cierta medida, pero sería de gran ayuda el compromiso de las familias y de la sociedad por tener una mayor inmersión en el idioma.   

Como sabe, la Facultad ha organizado un congreso internacional Clil+ Science los próximos 17 y 18 de junio. En su opinión, ¿cuáles son las ventajas de estudiar las Ciencias en Inglés?  

Por mencionar una ventaja señalar que muchas de las palabras de la ciencia y la tecnología tienen su origen en nuevos vocablos de origen inglés que se incorporan y adaptan al resto de los idiomas. Este motivo hace que en parte no suponga una gran dificultad añadir vocabulario, en ocasiones muy técnico, al lenguaje habitual que los alumnos manejan en la asignatura. En cualquier caso, sea en Ciencias o en otras materias en las que se trabaje mediante Clil, la gran ventaja es que el alumno se habitúa a redactar, expresar, debatir, defender una postura en esta lengua y eso le hace desarrollar técnicas y habilidades que sin duda le serán de gran utilidad en su futura vida profesional, en la que tendrá reuniones con personas de diversa nacionalidad, donde tendrá que comunicar a través de videoconferencias, etc. Lo que aporta aprender en otro idioma es fundamentalmente agilidad y capacidad de comunicación, la materia importa pero en su justa medida.

Hay algunos informes que señalan y relacionan el bajo rendimiento de los alumnos con cierta desmotivación. ¿Podrían ser este tipo de aprendizajes -AICLE- una manera de combatirla?

La desmotivación del alumno es uno de los elementos clave para su fracaso en el sistema educativo. Para conseguir combatir la desmotivación en algunos alumnos, la metodología AICLE puede resultar efectiva, dado que les permite una mayor capacidad de entender informaciones, por ejemplo a través de internet, los videojuegos, las canciones, etc. Pero no creo que éste sea el motor del cambio para evitar la desmotivación de los alumnos. La formación del profesorado y su experiencia en atender a distintas tipologías de alumnos, trabajar en coordinación con otros docentes, trabajar mediante proyectos y otras técnicas y alternativas son las que pueden llegar a enganchar a alumnos que en un sistema más tradicional podrían perderse. Sin lugar a dudas la competencia profesional de los docentes es decisiva para motivar a los alumnos.

La lógica relación entre mayor nivel de competencias- mayores opciones de empleabilidad y acceso a mejores puestos de trabajo está siendo cuestionada. ¿Cómo podemos recuperar esa secuencia cuando tenemos un sector no pequeño de la población que está hipercualificado y tiene que salir del país a trabajar?

Es cierto que la alta cualificación permite tomar decisiones de futuro con una proyección internacional en la búsqueda de empleo fuera de las fronteras de nuestro país. Esto ya pasó en otros momentos históricos y no precisamente con la población más cualificada, ni con un alto manejo en el idioma. Creo que hay que buscar una respuesta en el cambio del mercado laboral, en los nuevos puestos de trabajo, en la movilidad de las personas. Por otro lado, son muchos los que adquieren experiencia y formación en el extranjero y luego vuelven y desarrollan su actividad profesional desde nuestro país pero con un alcance internacional.

¿Deberíamos, como país, hacer una reflexión social acerca del papel que le otorgamos a la educación como motor del progreso?

Sin duda, la educación es un motor de progreso. La educación permite una adaptación mejor a nuevas situaciones laborales. Hoy en día no sabemos cómo serán los trabajos dentro de 20 años. El estudio PIAAC muestra que España es el segundo país con mayor progreso educativo cuando comparamos a la población de generaciones mayores (55 – 65 años) y las generaciones más jóvenes (16 – 24 años). Nos queda mucho camino por recorrer pero es muy interesante mirar la situación de la que viene España 50 años atrás y lo que se ha conseguido en estas décadas.

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