Viaje al corazón de la República Islámica: el nuevo libro de Javier Gil ofrece las claves para comprender la historia reciente de Irán

De la revolución de 1979, que alumbró la República Islámica de Irán, hasta la guerra con Israel del pasado junio. Este es el viaje histórico que propone La sombra del ayatolá (Ciudadela Libros), el nuevo libro de Javier Gil Guerrero, investigador del grupo ‘Religión y sociedad civil’ del Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra y profesor de Relaciones Internacionales. “Es una historia apasionante de conflictos políticos, revoluciones, guerras, asesinatos, protestas sociales, conspiraciones y negociaciones que no solo han afectado a la historia de Irán, sino que han determinado el curso de los acontecimientos en Oriente Medio a lo largo de las últimas décadas y también, en cierta medida, de la política mundial”, valora el autor.

De carácter divulgativo, la obra ofrece las claves para comprender la historia reciente de Irán, uno de los actores esenciales de la geopolítica de Oriente Medio. El recorrido comienza con la revolución islámica, el movimiento popular que hizo caer al sah Mohammad Reza Pahleví y gestó un modelo de estado insólito: una república islámica. “Nunca se había dado un régimen que tratara de aunar la idea de teocracia con democracia. En Irán, hay una aparente separación de poderes y la población vota por sufragio universal al presidente y al parlamento, aunque son elecciones tuteladas, con candidatos supervisados”, detalla el experto. Además, “es un régimen autoritario basado en la ley islámica. Y esto ha dado lugar a multitud de tensiones y conflictos desde el momento en que se implanta la República Islámica”.

Líder político y espiritual

En este sentido, apunta que “se trata de una mezcla heterogénea de varias ideologías, principalmente de elementos tomados del socialismo, del nacionalismo y del islamismo. Y esta combinación, que triunfa durante la Revolución Islámica, ha configurado la cultura política de la República Islámica de Irán a lo largo de estas décadas”. Esa pugna de ideologías ha provocado continuas luchas intestinas y una represión brutal de la disidencia dentro y fuera de las fronteras del país.

El hecho de que el liderazgo del país quede en manos de la figura del líder supremo (primero, Jomeini; actualmente, Jamenei) también supone una novedad radical a nivel político y religioso, en una sociedad en la que la mayoría de la población profesa el chiisimo duodecimano: “Al frente del estado se encuentra una personalidad que actúa como guía político y espiritual del país. Esto también ha creado problemas porque muchas veces se confunden los intereses del chiismo con los intereses nacionales de Irán”.

Supervivencia y adaptación

En este viaje al corazón de la República Islámica, el autor profundiza en los hechos históricos decisivos de la historia contemporánea del país, como la guerra que lo enfrentó con su vecino Irak (1980-1988), que dejó cientos de miles de muertos, muchos de ellos niños y adolescentes enviados al campo de batalla, una economía devastada y una sociedad traumada. “El legado de la guerra Irán-Irak es ambivalente. Sobre ella planea una memoria similar a la de las nacionaes europeas después de la Primera Guerra Mundial: un sacrificio enorme y sangriento, pero absurdo”.

No obstante, este conflicto también supuso un potente acicate para consolidar el régimen: “Crea una memoria colectiva profundamente ligada a la República Islámica de Irán que, en cierto sentido, se legitima a los ojos de muchos iraníes. Además, fomenta la idea de que Irán estaba solo frente al mundo porque, ante una mayoría de países que provee a Irak de una ayuda militar generosa y abierta, son muy pocos los que están dispuestos a vender armas a Irán, y algunos lo hacen de forma clandestina. Esto, tras dos siglos de humillaciones a manos de potencias extranjeras, incentiva muchísimo el orgullo patriótico y el nacionalismo”.

A pesar del trauma de la guerra, de las sanciones internacionales, de la represión interna y de la involucración de Irán en conflictos regionales en Irak, Yemen, Siria, Líbano o Gaza, sumado al aumento de las protestas en las calles iraníes, la República Islámica ha seguido en pie. Frente a esta, regímenes como el de Sadam Hussein (Irak), Bachar el Asad (Siria), Muamar el Gadafi (Libia) y Hosni Mubarak (Egipto) han caído.

“La República Islámica ha demostrado una solidez y una capacidad de adaptación que le ha permitido sobrevivir durante décadas”, recuerda Gil Guerrero. Entre los motivos, apunta la experiencia revolucionaria, que permitió a los líderes del régimen identificar los errores que cometió el sah, y la creación de la Guardia Revolucionaria o pasdarán, “un ejército fuertemente ideologizado, que nace para  defender la República Islámica como régimen político y que también ha extendido sus tentáculos a la economía, creando un estado clientelar”. La represión y la ausencia de una oposición fuerte y con posibilidades y el temor a caer en un estado de caos si se produjera un cambio también contribuyen a la supervivencia del régimen.

Ahora, tras la guerra con Israel y el bombardeo de Estados Unidos a las instalaciones nucleares iraníes el pasado junio, Irán se encuentra en un momento de “marea baja”. “La ofensiva israelí podría verse como un colofón traumático a una serie de turbulencias domésticas que le precedieron. Está por verse si la República Islámica va a ser capaz de adaptarse una vez más o si estamos asistiendo, como dicen algunos analistas, a un momento como el de los años 80 en la Unión Soviética, con Gorbachov: un régimen político agotado que se perpetúa en el poder porque tiene el monopolio de la violencia y no duda en ejercerlo”, expone el autor. Sin embargo, “ha perdido los corazones y las mentes de la población que gobierna”.