Publicador de contenidos

Volver Buscando trabajo

Rafael Andreu y Josep M. Rosanas, Profesores del IESE, Universidad de Navarra

Buscando trabajo

mié, 21 abr 2010 08:32:34 +0000 Publicado en La Vanguardia (Barcelona)

Parece una cosa normal hoy en día: hay paro, luego hay muchas personas en búsqueda de un trabajo que reemplace al que han perdido. Pero hoy, ayer y mañana, nos encontramos con muchas otras que están buscando trabajo teniendo ya uno por no estar satisfechas con el que tienen. La alta rotación actual, comparada con la estabilidad en el empleo de antes, lo evidencia.

Hay un montón de subempleo, de empleo precario, de sueldos insuficientes y de insatisfacción con el empleo que se tiene que hace que se busque algo mejor casi de modo permanente. Lo que se encuentra es mejor que lo que se dejó, pero no es maravilloso. Y seguimos buscando...

Esto afecta de manera primordial a los jóvenes, que no han desarrollado todavía una carrera profesional seria y que por este método es difícil que la lleguen a desarrollar. Hay una carrera de obstáculos considerable para superar primero la barrera de los mil euros, y la de los tres mil luego. Y es socialmente muy ineficiente, porque todos los esfuerzos que se dedican a la búsqueda se podrían dedicar a algo productivo si no hiciera falta buscar más.

La cultura de la eficacia instalada en el mundo empresarial está en el origen de todo esto. Es la que exige resultados concretos y tangibles a corto plazo. Únicamente. Valor para los accionistas, para ser más concretos. Sin más. Sin otros objetivos. Para ello, la dirección "no acepta excusas", aprieta las clavijas en horarios, en resultados y en sueldo a ver si estos resultados se logran. Con frecuencia se acaban consiguiendo, pero al coste de poner el futuro más difícil. Parece como si la empresa fuera un gran ídolo al que hay que sacrificar la felicidad de las personas. Para que las personas sean ricas tienen que ser desgraciadas. Y, según muchos psiquiatras, es lo que estamos consiguiendo: ser cada vez más ricos y más desgraciados. Hay que sustituir la cultura de la eficacia por la de la satisfacción, que logra un mínimo de resultados a corto plazo, porque si no las empresas no pueden subsistir. Pero busca satisfacer todas las necesidades de clientes y de empleados, no sólo las económicas. Cuando Jack Welch –ex presidente de General Electric que promovió el valor para los accionistas como guía de las decisiones – ha reconocido que esto fue un grave error, deberíamos hacerle caso.