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Volver “Aunque se predijo que la ciencia empírica acabaría con la fe, desde finales del s. XX las religiones se han visto fortalecidas en todo el mundo”

"Aunque se predijo que la ciencia empírica acabaría con la fe, desde finales del s. XX las religiones se han visto fortalecidas en todo el mundo"

Entrevista a Ignacio Silva, doctor por Oxford, investigador del Ian Ramsey Centre del mismo campus y post-doctoral fellow del Harris Manchester College, quien asistió a un seminario del grupo de investigación "Ciencia, Razón y Fe" de la Universidad de Navarra

18/01/11 08:37
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El investigador Ignacio Silva. FOTO: Manuel Castells

El investigador Ignacio Silva, doctor por la Universidad de Oxford, investigador del Ian Ramsey Centre for Science and Religion del mismo campus y post-doctoral fellow del Harris Manchester College, participó en un seminario del grupo de investigación "Ciencia, Razón y Fe" de la Universidad de Navarra. Con motivo de su estancia en el campus de Pamplona, repasó algunas cuestiones clave sobre el diálogo entre ciencia, filosofía y religión.

El seminario fue impartido por el profesor de la Facultad de Teología Juan Luis Lorda bajo el título ‘El impacto mental del Principio de Indeterminación de Heisenberg'. En él, el experto ofreció una propuesta para comprender filosóficamente este principio con el fin de valorar su uso en algunos intentos de comprensión de la conciencia y la libertad humanas.

 

 

 

Algunos científicos consideran que, a medida que la ciencia descubre los secretos de la naturaleza, va sustituyendo a la religión. ¿Comparte esta postura?

Algunos científicos tienen una visión sesgada y bastante disminuida de la religión. Para ellos, ésta propone una hipótesis científica más, Dios, y creen que a medida que la ciencia avanza, la va dejando atrás. Sin embargo, esto es simplemente un malentendido filosófico: Dios no es una hipótesis científica. No cabe duda del valor de los descubrimientos que hace la ciencia empírica sobre el comportamiento de la naturaleza. En ese sentido, tal y como han asegurado Juan Pablo II y Benedicto XVI, aquélla ayuda a comprender mejor nuestra fe: permite despojar a Dios de todas esas cosas que no es y reconocerle como es. Así pues, la ciencia hace un gran servicio a la Teología.

Entonces, ¿ la naturaleza muestra de algún modo la existencia de Dios?

La naturaleza nos facilita descubrir a Dios, pero no con un pensamiento científico; dado su método, está abocada al estudio del mundo natural y no puede ir más allá. Lo que sí puede hacer es mostrarnos lo asombrosa que es la naturaleza y el universo –desde la Biología, Astronomía o Cosmología- y justo desde ese asombro, como decían Aristóteles y Platón, nace la filosofía. El pensamiento filosófico es el que puede trascender el mundo material natural y llegar a Dios, que puso en existencia esa naturaleza. Pero el argumento no es metodológicamente científico, sino filosófico.

¿Puede la ciencia responder a todas las preguntas?

A los interrogantes sobre el sentido y la existencia misma del universo, ciertamente no. Muchas veces nos cuestionamos si la naturaleza tiene un fin o tiende hacia algo. La biología evolucionista explica que no, aunque sí hay corrientes que piensan que nos orientamos hacia el progreso o hacia unas determinadas soluciones biológicas - como sostuvieron Teilhard de Chardin y Simon Conway Morris en nuestros días-. Aunque se dan estas discusiones, no son sobre el fin último del que hablan los teólogos. El hombre es una unión íntima entre espíritu y materia. La ciencia puede decir mucho de la parte del cuerpo, que puede realzar la parte espiritual, pero no la resuelve. Da herramientas, indicios, datos que no conocíamos… pero las preguntas sobre el sentido último van más allá de su método. La pregunta sobre la espiritualidad del hombre, por su misma definición no es material, por lo que no es accesible para la ciencia.

¿La existencia de Dios es compatible con teorías como el Evolucionismo o el Big Bang, que cuentan con seguidores acérrimos muy beligerantes contra la fe?

Estoy convencido de que sí. Lo importante es demarcar cada campo de acción. Muchas veces, sobre todo en EE. UU., evolución se identifica con ateísmo. Eso es un error, pues lo primero constituye una teoría científica y lo segundo, una posición teológica. Hay que distinguir los planos de los discursos científico, filosófico y teológico.

¿En qué medida es necesario el diálogo entre ciencia y fe?

Es la gran pregunta del siglo XXI. A mediados del XX, muchos afirmaron que la ciencia empírica iba a ser el vehículo de la definitiva secularización del mundo occidental y acabaría con la religión. Ha acontecido lo contrario: se ha dado un frotalecimiento de las religiones en todo el mundo. Mucha gente se ha acercado a la Iglesia católica, a la Iglesia Anglicana y a muchas otras confesiones. Igualmente, lo más importante es que el camino de secularización no está dirigido esencialmente por la ciencia empírica, sino que ésta es en muchos casos vehículo de la reflexión filosófica y teológica. Así, lo relevante es la interpretación que se hace de la ciencia empírica.

¿Cuáles son las condiciones para que dicho diálogo pueda tener lugar y sea fructífero?

Para que exista el diálogo, es necesario que teólogo, científico y filósofo comprendan su esfera propia de acción. El teólogo no soluciona cuestiones sobre evolución y el filósofo no resuelve problemas de la encarnación de Cristo, igual que el científico no contesta los interrogantes sobre la existencia de Dios. Para que puedan dialogar es necesario que los tres estén dispuestos a transmitir todo lo que aporta su campo, escuchar lo que dicen los otros y tratar de comprenderse.

Uno de sus ámbitos de investigación versa sobre la acción de Dios y la mecánica cuántica. ¿En qué consiste esta relación?

Algunos teólogos, sobre todo de EE. UU., argumentan que si Dios ha de obrar en el mundo, es preciso que los procesos causales no sean deterministas, que haya una suerte de indeterminación en el mundo natural para que Dios pueda entrar en el juego. Encuentran esta indeterminación en los procesos que explican la mecánica cuántica. Para ellos, dentro de esta teoría parece que existe el lugar en el que Dios podría guiar el universo. No estoy de acuerdo con esto. Implicaría supeditar una cuestión teológica a una propuesta científica. Además, poner a obrar a Dios en los procesos indeterministas de la mecánica cuántica confunde muchos planos y Dios termina por no ser el Dios todopoderoso de las grandes religiones: deja de ser omnipotente, providente y omnisciente. No me resultaría apetecible rezar a un Dios que no cuenta con estos atributos.

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