11/09/2025
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Diario de Navarra
Gerardo Castillo Ceballos |
Doctor en Pedagogía. Profesor emérito de la Universidad de Navarra.
En el perfil del hijo maltratador destacan los siguientes rasgos: exigentes, mandones, egoístas, caprichosos, enfadadizos, celosos y envidiosos
Las crisis paternofiliales de siempre surgían por la tensión entre la autoridad paterna y la rebeldía típica de los adolescentes. Actualmente, en cambio, está surgiendo una crisis muy diferente: la de los hijos tiranos, que maltratan a sus padres desde edades tempranas, sobre todo en la adolescencia. Año tras año, el sistema de justicia juvenil español tramita más de 4.000 casos de violencia filioparental. Esta situación va contra la filiación, el vínculo natural y jurídico que une a padres e hijos, por lo que al dolor paterno físico se suma el dolor psicológico y moral. Las causas de ese maltrato puedenser muy diferentes en cada caso.
Los padres que se sienten culpables por no dedicar tiempo a sus hijos intentan compensarlo con regalos y una actitud de sobreprotección. En ese caso, el daño que hacen a sus hijos es aún mayor. La sobreprotección frena el proceso de maduración de la personalidad. Hace que los hijos vean los caprichos como derechos adquiridos a los que no están dispuestos a renunciar.
Los hijos que tienen adicción al juego, al alcohol o a la droga necesitan cada vez más dinero. Inicialmente se lo piden a sus padres ocultándoles para qué lo quieren. Más tarde ya no lo piden, lo exigen, y ante una negativa responden de forma violenta. El maltrato suele aumentar de forma progresiva. Del insulto se pasa a la amenaza y finaliza con agresiones físicas. Algunos agresores carecen de sensibilidad y empatía, por lo que no sienten culpabilidad y compasión por las personas que maltratan.
Considero que la causa más común del maltrato filioparental es un amor paterno mal entendido y una educación familiar equivocada. Esto se deduce, por ejemplo, del concepto que, en principio, algunos hijos tienen de su padre: “Es muy liberal, somos colegas”. Por liberal entienden consentidor. Y al considerase colegas se ponen en un plano de igualdad en el que la autoridad paterna no tiene sentido.
La excesiva permisividad y tolerancia paterna hace que estos hijos se conviertan en auténticos dictadores en su familia. Como están acostumbrados a salirse con la suya y a no encontrar límites en su comportamiento, no aceptan un “no” por respuesta. No han sido preparados para tolerar las frustraciones, por muy pequeñas que sean.
Los hijos tiranos no nacen, se hacen. En muy contados casos influye el factor genético. No se puede olvidar que actualmente los hijos se tienen en edades más tardías y que son más frecuentes los divorcios. Ello dificulta la integración de los hijos en la familia y su proceso de maduración personal.
En el perfil del hijo maltratador destacan los siguientes rasgos: exigentes, mandones, egoístas, caprichosos, enfadadizos, descontentos, malhumorados, celosos y envidiosos.
Con esa forma de ser no suelen ser aceptados en el grupo de amigos. En la prevención de la violencia de los hijos es esencial ponerles normas y límites en su comportamiento; que aprendan desde pequeños que no pueden tener o hacer todo lo que desean. También conviene darles responsabilidades acordes a la edad de cada uno.
Por último, es bueno permitir que sientan algunas veces pequeñas frustraciones, con el fin de se acostumbren a afrontar por sí mismos las contradicciones de la vida.