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Ariel Elizalde, delante de una de sus pinturas, entre los profesores Fernando Alonso y Juan Roquette, coautores del libro "Barrutik" sobre su obra escultórica.
Ariel Elizondo nació en Bruselas, donde la familia se había trasladado desde París, ciudad en la que su padre, natural de Bilbao, estudió Arquitectura. Su madre, pintora, era de Tafalla (Navarra). Y allí regresaron años después. "Mi padre y yo compramos una cantera y creamos una empresa de importación de piedras naturales. Empezamos a viajar por todo el mundo buscando piedras para la construcción que fuesen diferentes a lo que había aquí. Y comenzamos a trabajar con algunos arquitectos de relevancia como Patxi Mangado, Juan Miguel Otxotorena, Carlos Ferrater, Julio Mejón,Rafael Moneo, Santiago Calatrava o David Chipperfield", explica Ariel.
Después llegó la crisis, la familia se trasladó a San Sebastián y continuaron con la importación y venta de piedras a una escala menor. "Fue entonces cuando otra vez me vino la inquietud artística. Yo había estudiado Bellas Artes. Y comencé de nuevo a dibujar", cuenta Ariel. Pronto su inquietud fue hacia el volumen y comenzó a trabajar con la piedra y el acero.