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Treinta años de historia: el CEJE celebra su aniversario

Desde sus orígenes como un fondo bibliográfico hasta su consolidación como un referente internacional en la investigación sobre el Opus Dei, el Centro de Estudios Josemaría Escrivá cumple tres décadas de trabajo.

10 | 10 | 2025

En octubre de 2025, el Centro de Estudios Josemaría Escrivá (CEJE) cumple treinta años. Lo que nació en los años noventa como un fondo bibliográfico destinado a reunir todo lo publicado sobre Josemaría Escrivá y el Opus Dei, se ha convertido hoy en un espacio de documentación, investigación y divulgación con proyección internacional.

La iniciativa surgió tras la beatificación de Escrivá, en 1992, cuando el catedrático de Derecho Canónico Javier Hervada propuso a la Universidad de Navarra crear un centro que preservara la bibliografía sobre el fundador del Opus Dei y su institución. Aquel proyecto, concebido en un tiempo previo a internet, sentó las bases de lo que décadas más tarde sería una referencia para investigadores de todo el mundo.

Federico Requena, uno de los primeros investigadores en sumarse al proyecto, comenta: «Son muchos los recuerdos de aquellos primeros momentos trabajando con Pedro Rodríguez, primer director del CEJE, y con José Luis Illanes, que pronto le sucedería. Por evocar una anécdota poco trascendental, pero significativa de esos comienzos, podría mencionar el primer local propio que tuvo el CEJE. Se trataba de la mitad de un amplio despacho que el Instituto de Historia de la Iglesia tenía en el actual edificio Sánchez Bella, entonces conocido simplemente como la Biblioteca de Humanidades. La gran Biblioteca que hoy conocemos estaba aún en construcción, y la ventana de aquel despacho daba directamente a la estructura que se levantaba por entonces».

El CEJE comenzaba así como algo pequeño, pero en la mente de sus impulsores estaba llamado a crecer. Onésimo Díaz, hoy actual subdirector del centro, reconoce que «lo que me atrajo fue el plan de futuro que me mostró el profesor Illanes. Me hizo ver que nuestro trabajo iba a tener trascendencia dentro y fuera de la historia del Opus Dei», recuerda. 

Esas perspectivas se han visto realizadas. Tal como apunta el actual director del centro, Santiago Martínez, «hoy somos un espacio que combina documentación, investigación y difusión, con la mirada puesta en un futuro más global y digital».

De los documentos a la divulgación digital

«El CEJE comenzó como un repositorio de libros y artículos, pero enseguida se convirtió en un laboratorio de ideas», explica Santiago Martínez. En aquellos primeros años, el acceso a la información pasaba necesariamente por las bibliotecas universitarias —recuerda—, y la digitalización aún era un horizonte lejano.

Uno de los primeros en asumir la tarea de poner orden a aquel fondo creciente fue Mario Fernández, actual documentalista del CEJE. «Llegué gracias a don José Luis Illanes, que me habló del nuevo centro de documentación y estudios sobre san Josemaría Escrivá. Por entonces el director del centro era Santiago Aurell. Me atrajo el buen ambiente que se respiraba y la posibilidad de aplicar mis conocimientos de documentación científica. Desde entonces, mi tarea ha consistido en facilitar el trabajo de los investigadores que se acercan al CEJE en busca de información diversa sobre Josemaría Escrivá y el Opus Dei». Esa labor, explica, fue clave para profesionalizar los procesos de catalogación.

Poco después, se trasladó a Pamplona Constantino Ánchel con el valioso material que había reunido durante décadas en la Oficina Histórica constituida en Madrid para el proceso de canonización de Josemaría Escrivá. «Al principio me sentí un tanto desubicado», confiesa, pues «todos tenían sus líneas de investigación y yo me dediqué a digitalizar documentos y resolver consultas. Pero con el tiempo, ese trabajo permitió que otros investigadores pudieran acceder a una documentación que antes estaba dispersa».

Con el paso de los años, ese esfuerzo colectivo cuajó en una de las mayores aportaciones del centro: la Biblioteca Virtual Josemaría Escrivá y Opus Dei, que organiza la bibliografía académica reunida por el CEJE. Toda esta labor, como destaca María Sandúa, responsable técnica y webmaster, «facilita la vida a los investigadores, ya que permite disponer de manera digital de bibliografía y registros antes solo accesibles en formato físico».

En su puesta en marcha técnica, algunos expertos en tecnología han jugado un papel enorme. Santiago Tejero, matemático y colaborador del CEJE, recuerda cómo sugirió algunas mejoras cuando usó por vez primera la Biblioteca Virtual: «A partir de ahí propuse un trabajo de benchmarking con otras bibliotecas virtuales, del que surgieron mejoras. Luego impulsamos la incorporación de libros en formato eBook y, más recientemente, estamos desarrollando un proyecto de inteligencia artificial para integrar los contenidos de la Biblioteca Virtual y facilitar el acceso a los investigadores».

Esa misma apuesta tecnológica ha impulsado una nueva etapa de divulgación. «Si bien la Biblioteca Virtual fue el primer paso para llegar a un público más amplio, en los últimos tres años hemos trabajado especialmente por difundir los resultados de las investigaciones mediante redes sociales, podcasts, entrevistas y artículos de divulgación», explica Eliana Fucili, directora de comunicación y divulgación. «Actualmente estamos desarrollando una web dedicada exclusivamente a contar la historia de la institución dentro de su contexto eclesiástico y social».

Una mirada académica

En estos treinta años, el CEJE ha consolidado un perfil investigador. Para Mercedes Montero, investigadora asociada del centro desde 2004, el avance más significativo ha sido «separar la historia del Opus Dei de la narración familiar y del apostolado de la opinión pública. Se han abierto las mentes para afrontar los temas sin tratarlos de forma hagiográfica, mostrando también los desaciertos. Eso ha fortalecido el rigor y nos ha hecho visibles en el ámbito académico», afirma.

Esa profesionalización la refleja también la revista Studia et Documenta, hoy indexada en Scopus. «Hemos logrado que la investigación sobre el Opus Dei se mida con los mismos criterios científicos que cualquier otro objeto histórico o religioso», añade Montero.

En la misma línea otra investigadora asociada, María Luisa Galdón, subraya la importancia de difundir los resultados de esa labor académica: «Se está haciendo mucho para dar a conocer la historia de la Obra, algo muy positivo para sus miembros, que pueden comprender mejor su origen y evolución, y también para el público general, para que se conozca la verdad, que muchas veces se ha tergiversado». Para el investigador Carlos Veci, esa historia «permite conocer a quienes protagonizaron la historia del Opus Dei, aprender de sus aciertos, dificultades y errores; y mantener una conversación con ellos capaz de orientar el presente». 

Además, en los últimos años se está avanzando mucho en la creación de redes en distintos países para analizar con un enfoque académico la historia del Opus Dei, lo que ha permitido ampliar la perspectiva y enriquecer la comprensión de su desarrollo en contextos culturales diversos.

Proyección y futuro

Distintas generaciones trabajan en las oficinas del CEJE combinando la experiencia y el impulso. Historiadores, documentalistas y comunicadores colaboran con la misma convicción que movió a sus fundadores hace tres décadas: comprender y contar la historia del Opus Dei con rigor, apertura y sentido académico.

De cara a los próximos años —especialmente con la cercanía del centenario de la fundación del Opus Dei (2028-2030)—, el centro se propone nuevos proyectos de investigación y divulgación. Uno de los desafíos más estimulantes, señala Santiago Martínez, es ampliar el alcance internacional del trabajo realizado: «Llegar a más públicos: al mundo angloparlante y al francófono, y a ámbitos como el chino o el ruso. El Opus Dei es una realidad global, y su historia merece una proyección global».

 

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