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La revolución de la funcionalidad humana: un nuevo paradigma para la salud y la discapacidad

La VI Conferencia de la Cátedra IDEA de Nuevas Longevidades de la Universidad de Navarra ha abordado el concepto de “funcionalidad” como eje clave para afrontar los retos de la longevidad y la discapacidad

08 | 05 | 2025

“Queremos vivir más, pero no estamos preparados para aceptar las limitaciones funcionales que conlleva”. Con esta reflexión, Matilde Leonardi, neuróloga y profesora de la Universidad Católica de Milán y directora del Instituto Neurológico Carlo Besta, ha inaugurado la VI Conferencia de la Cátedra IDEA de Nuevas Longevidades de la Universidad de Navarra, titulada “Retos y soluciones para el envejecimiento en personas con discapacidad”.

Leonardi ha defendido la necesidad de cambiar la mirada tradicional hacia la discapacidad y el envejecimiento, pasando de un enfoque exclusivamente biológico a uno holístico, en el que la funcionalidad y las condiciones ambientales son determinantes. “No se trata de centrarse en lo que una persona no puede hacer, sino en lo que sí puede hacer, y en cómo la sociedad puede facilitar ese funcionamiento”, ha destacado.

Más allá de la biomedicina

Para la experta, la biomedicina ha considerado durante mucho tiempo el cuerpo humano como “un coche roto” que debe repararse. Sin embargo, este enfoque es insuficiente en un mundo en el que el 50% de la población vive con alguna enfermedad crónica y donde la población mayor de 60 años se multiplica de forma acelerada. La pandemia de la COVID-19, además, puso de relieve que las crisis de salud no son solo biomédicas, sino también sociales, políticas, económicas y culturales. “Estamos en una auténtica revolución de la neurología”, ha afirmado Leonardi, señalando que actualmente 3.400 millones de personas en el mundo viven con algún tipo de condición neurológica.

Entre los conceptos clave que abordó, Leonardi subrayó la importancia del Brain Health, definido como el estado en el que una persona puede realizar de manera autónoma sus capacidades cognitivas, emocionales y de comportamiento.

Asimismo, introdujo el concepto de Brain Capital, que vincula la salud cerebral con la resiliencia social y económica en un escenario de “poli-crisis”. “Los desafíos actuales –cambio climático, inestabilidad geopolítica, amenazas a la salud pública– no pueden resolverse sólo con políticas económicas. Necesitamos invertir en salud mental y funcionalidad para construir sociedades más resilientes y cohesionadas”, señaló.

La cultura del descarte y el valor de la familia

En su intervención, Leonardi advirtió sobre el riesgo de una cultura centrada únicamente en la productividad, que puede derivar en lo que denomina la “cultura del descarte”. “Una persona debe ser valorada no por su discapacidad, sino por ser persona. La edad no puede convertirse en un factor de exclusión o discapacidad”, enfatizó.

La ponente también resaltó el papel crítico de la familia y de los cuidadores en el bienestar de las personas. “La familia es el principal facilitador de la funcionalidad. No podemos olvidar a los cuidadores, que necesitan apoyo y reconocimiento. Cuidar de quienes cuidan es esencial para una sociedad verdaderamente inclusiva”, añadió.

“Cambiar las condiciones ambientales puede reducir la discapacidad”, concluyó la experta. “Unas gafas que permiten ver o un entorno accesible pueden marcar la diferencia entre una limitación y una vida funcional. La revolución de la funcionalidad empieza ahora, y es responsabilidad de todos”.

Mesa redonda: “Estrategias de Prevención y Acompañamiento para el Envejecimiento en Personas con Discapacidad”

La conferencia se completó con una mesa redonda titulada “Estrategias de Prevención y Acompañamiento para el Envejecimiento en Personas con Discapacidad”, en la que participaron Genoveva Montoya, Inés Sánchez-Ventura y Araceli Arellano, profesoras e investigadoras de la Universidad de Navarra y profesionales de referencia en sus ámbitos. 

Genoveva Montoya, neuropsicóloga de la Clínica Universidad de Navarra, destacó que el envejecimiento es un proceso heterogéneo y multifactorial, que conlleva tanto pérdidas funcionales como ganancias en conocimiento y sabiduría. Recordó que a partir de los 60 años aumentan las enfermedades neurodegenerativas y subrayó tres factores clave para una buena longevidad: actividad física, propósito vital y red social de apoyo.

Asimismo, defendió el valor de las terapias no farmacológicas para mejorar la calidad de vida: estimulación cognitiva, entrenamiento y rehabilitación cognitiva, con efectos positivos incluso en estados depresivos.

Por su parte, Araceli Arellano, profesora de Educación, llamó la atención sobre la falta de estudios sobre el envejecimiento en personas con discapacidad intelectual. Señaló que muchas familias cuidadoras se enfrentan a situaciones complejas, ya que los padres envejecen al mismo tiempo que sus hijos con discapacidad requieren apoyo.

“El cuidado puede convertirse en un acto hermoso, pero también en una carga insostenible sin ayuda”, advirtió. Subrayó la importancia de la planificación a largo plazo para garantizar acompañamiento cuando los progenitores ya no puedan cuidar.

Finalmente, Inés Sánchez-Ventura, profesora de Derecho Civil, explicó la evolución legal en España respecto al ejercicio de la capacidad jurídica. Detalló figuras como la curatela, el defensor judicial, el poder preventivo y la guarda de hecho, instrumentos diseñados para apoyar a las personas mayores en la toma de decisiones personales y patrimoniales, respetando siempre su autonomía.

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