La pieza del mes de septiembre de 2025
LA BANDERA DE LA CIUDAD DE PAMPLONA
Alejandro Aranda Ruiz
Patrimonio Cultural. Arzobispado de Pamplona y Tudela
Entre los siglos XIX y XX han sido varias las banderas empleadas por el Ayuntamiento de Pamplona en los actos que conformaban su calendario de festividades anuales, a saber: la bandera de la ciudad, el estandarte o pendón real, la bandera de la bula de la Santa Cruzada, los estandartes de las cofradías de la Soledad y de la Vera Cruz –reemplazadas muy posiblemente en el siglo XIX por la bandera negra que hoy en día porta un concejal en la función de las Cinco Llagas– o el estandarte de la reserva del convento de las agustinas recoletas de la capital.
De entre todos ellos, el estandarte de más significación para el ayuntamiento iruñés fue la bandera de la ciudad, que no debe confundirse con el estandarte o pendón real, enseña confeccionada para ser exhibida en la ceremonia de proclamación real que se celebraba con motivo de la asunción al trono de un nuevo monarca. Aunque desde la proclamación de Felipe III en 1598 estos estandartes siempre mostraron el escudo de Pamplona, eran objetos distintos a la bandera de la ciudad, de la que llegaron a constituir una versión de menor tamaño, según se señala en el Libro de Oro escrito por el secretario municipal Serafín López de Urrelo hacia 1830.
Bandera blanquiazul de Pamplona, ca. 1830. AMP 000.99. Foto: José Luis Larrión.
El origen de la bandera de Pamplona: el Privilegio de la Unión de 1423
El Privilegio de la Unión de 1423 es el primer documento en el que se recogen las directrices de cómo debe ser la bandera de la ciudad. El texto, otorgado por Carlos III, a la hora de describir las armas de la ciudad equiparó estas a los sellos y al pendón, al ser estos los principales soportes que acogerían las armas cívicas. De ello ha deducido Juan José Martinena que el escudo de armas ocuparía la totalidad del campo la bandera, por lo que nos encontraríamos con que la primitiva bandera de Pamplona consistiría en un estandarte heráldico.
Anverso de la bandera verde de Pamplona, 1923. AMP 000. 127. Foto: José Luis Larrión.
Reverso de la bandera verde de Pamplona, 1923. AMP 000. 127. Foto: José Luis Larrión.
Las banderas y estandartes de la ciudad
Sin embargo, con el discurrir del tiempo Pamplona llegó a contar con diferentes tipos de estandartes cívicos, muchos de los cuales parecen coexistir en el tiempo. En consecuencia, a la hora de hablar de la bandera de Pamplona en el pasado lo más adecuado es emplear el plural y hablar de las banderas de Pamplona. No en vano, todas estas banderas se exhibían como preciadas reliquias en la sala de consultas. Así, en 1558 tras una incursión militar realizada a San Juan de Luz con el estandarte real de la proclamación de Felipe II, la Ciudad ordenó que se depositase «en la dicha Cámara de la Consulta donde las otras banderas y estandartes desta Çiudad». Desconocemos las razones por las que el Ayuntamiento de Pamplona hacía uso de distintas banderas, cuyos colores variaron a lo largo del tiempo, quizás en función del contexto en el que era utilizada la bandera, de la disponibilidad de materiales, de cambios de gusto o de otros motivos que se nos escapan. Sea como fuere, las referencias más antiguas que se conocen de la bandera de Pamplona posteriores a 1423 se producen en contextos militares de alardes, reseñas y expediciones militares en las que los vecinos de Pamplona eran movilizados bajo su bandera. Así, por ejemplo, en 1551 Juan de Beaumont, alcaide de la fortaleza de Viana, aseguraba haber visto la bandera de Pamplona «en todo su tiempo en los alardes y muestras […] por dos y tres y más veces». En un alarde organizado por el ayuntamiento en 1559 el regidor Juan de Liédena «llevó el estandarte verde de las armas desta ciudad». Asimismo, con motivo de las visitas a Pamplona de Isabel de Valois en 1560 y de Felipe II en 1592 se organizaron sendos alardes con los vecinos pamploneses movilizados bajo la bandera de la ciudad. Otra ocasión fue un alarde en 1634 para el que se aderezaron «las cuatro banderas de la ciudad».
Pero sin lugar a dudas, los mayores datos relativos a la bandera de Pamplona son los relacionados con las procesiones de Corpus y San Fermín, que eran las únicas festividades de tabla del ayuntamiento en las que se empleaba el estandarte municipal. De hecho, la celebración de estas solemnidades solía ser aprovechada para renovar la bandera que se empleaba en la función, como cuando en la procesión del Corpus de 1560 se estrenó «una bandera nueva de tafetán con campo verde y un león en él con corona y cadena y orladura doradas de la manera como la otra bandera vieja» o el «estandarte nuevo que se hizo para el día del glorioso san Fermín» en 1657.
Anverso de la bandera verde de Pamplona, ca. 1930. AMP 000. 138. Foto: José Luis Larrión.
Reverso de la bandera verde de Pamplona, ca. 1930. AMP 000. 138. Foto: José Luis Larrión.
La bandera verde de Pamplona
La variedad en las formas y colores de la bandera de Pamplona fue una constante hasta bien avanzado el siglo XX. En algún momento del siglo XVIII acabó estableciéndose la bandera blanquiazul descrita en el Libro de Oro y que corresponde al estandarte pintado conservado en el Archivo Municipal: «blanco con girones azules, la cruz de Borgoña y sus armas». En 1899 el ayuntamiento contó con una nueva bandera para sus funciones públicas, pintada por Natalio Hualde. Esta bandera fue reemplazada en 1915 por una nueva de color blanco confeccionada por las monjas adoratrices, que bordaron en una cara el escudo de la capital y en la otra el emblema de las Cinco Llagas, introduciendo por primera vez en la bandera de la ciudad este motivo religioso a semejanza de las enseñas de otras localidades navarras. En 1923, con motivo del quinto centenario del Privilegio de la Unión, el ayuntamiento acordó establecer el color verde como el propio de la bandera basándose en los precedentes históricos ya comentados. Con ello se inició una polémica en torno al color de la bandera en la que entre 1923 y 1930 concejales, historiadores y eruditos como Arturo Campión, el rey de armas de Navarra José de Rújula, Joaquín Marichalar, Juan Guerra, José María de Huarte, Ignacio Baleztena o Jesús Etayo debatieron acerca de si el estandarte pamplonés debía ser verde, blanco o blanquizaul. Tras un primer acuerdo el 4 de agosto de 1924 para que la bandera fuese blanca y azul, el 5 de junio de 1930 el ayuntamiento acordó de manera definitiva que la bandera fuese verde.
A estos años deben de corresponder las tres banderas conservadas en el Archivo Municipal. La primera de ellas, catalogada con el número AMP 000.127, es de color verde. Según Alicia Andueza, la enseña fue bordada por las adoratrices en cumplimiento del acuerdo municipal de 1923 por el que se adoptó el verde como color oficial de Pamplona. Sin embargo, la decisión municipal de teñir la bandera blanca que llevaba el síndico en las procesiones y la de confeccionar una nueva bandera verde, unido al parecido del escudo de esta bandera con el de la de 1915 nos llevan a pensar que la bandera realizada las adoratrices fue otra y que a este ejemplar simplemente se traspasó el bordado del escudo de la enseña de 1915.
La segunda bandera, catalogada con el número AMP 000.139, tiene su campo dividido en dos mitades, azul y blanco, y muestra en cada una de las caras el emblema de las Cinco Llagas y el escudo pintado de Pamplona timbrado por una corona real cerrada, según era habitual durante la Restauración. Sabemos que en agosto de 1924 el ayuntamiento volvió a adoptar como enseña de la ciudad la blanquiazul y en este sentido Diario de Navarra 12-10-1924) informó que había sido fue confeccionada por las adoratrices una enseña de «seda raso en dos colores; azul en su mitad superior, y blanca en la inferior» y que en el anverso se había colocado el escudo trasladado de la bandera anterior (¿la bordada en la bandera de color verde en 1923?) a la que se había añadido la corona real y en el reverso las Cinco Llagas. En consecuencia, este ejemplar sería una versión más sencilla de la bandera de 1924, realizada entre esa fecha y 1930.
Finalmente, la bandera catalogada con el número AMP 000.138 es nuevamente de color verde con las Cinco Llagas en el reverso y el escudo de Pamplona en el anverso ajustado a una composición similar al sello de céreo del Privilegio de la Unión. En 1930 el consistorio adoptó definitivamente el color verde para la bandera, momento en el que sin duda se confeccionaría este ejemplar. De hecho, tanto el escudo como el emblema de las Cinco Llagas coinciden con los mostrados en las fotografías publicadas por Diario de Navarra de la bandera blanquiazul de 1924 de lo cual se deduce que los bordados fueron traspasados a esta nueva bandera. No obstante, el escudo se traspasó sin la corona real inscribiéndolo en un tondo con decoración vegetal a modo de sello céreo.
Anverso de la bandera blanquiazul de Pamplona, ca. 1923-1930. AMP 000.139 Foto: José Luis Larrión.
Significado, uso y función de la bandera
El estandarte era la máxima expresión de la identidad colectiva de Pamplona por lo que su presencia en las funciones públicas hasta bien entrado el siglo XX se limitó de ordinario a las procesiones de Corpus y San Fermín. El Privilegio de la Unión consideraba la bandera tan valiosa como los privilegios y sellos de la ciudad junto a los cuales debía guardarse en el arca de tres llaves. Por este motivo, a la bandera de Pamplona se le tributaban los máximos honores: solía ser bendecida y ocupaba el primer puesto de la corporación cuando esta desfilaba en Cuerpo de Ciudad, pues como decía el Regimiento en 1710 «la bandera por su representación lleva siempre la preeminencia». Esta preeminencia también se mostraba en la pleitesía que realizaban los pendones de los gremios al de la ciudad a la vuelta de las procesiones del Corpus y San Fermín. Asimismo, el ayuntamiento, como encarnación de Pamplona, no consentía que el abanderado fuese alguien ajeno a la corporación municipal, de entre cuyos miembros era elegido en un acto considerado «el más honorífico y de su mayor estimación».
Reverso de la bandera blanquiazul de Pamplona, ca. 1923-1930. AMP 000.139 Foto: José Luis Larrión.
Bibliografía:
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REDÍN FLAMARIQUE, V., Usos y costumbres del Ayuntamiento de Pamplona, Pamplona, Ayuntamiento de Pamplona, 1987.