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La pieza del mes de diciembre de 2022

RETRATO DEL GENERAL JOSÉ IGNACIO URANGA, DEL PINTOR PABLO URANGA, EN EL MUSEO DEL CARLISMO

Iñaki Urricelqui y Silvia Lizarraga
Museo del Carlismo

Forma parte de la colección permanente del Museo del Carlismo desde 2021, cuando fue donado junto con otros bienes culturales por Elena Uranga, nieta del pintor. En este estudio se aporta información sobre el retratado, la obra y las fuentes empleadas para su ejecución.


Pablo Uranga, “Retrato del general José Ignacio Uranga”, h. 1907.
Museo del Carlismo.

José Ignacio Uranga Azcune (Azpetitia, 1788-Vitoria, 1870)

Fue un general carlista cercano a Carlos María Isidro. Inició su carrera miliar durante la Guerra de Independencia (1808-1814), alcanzando en 1813 el grado de subteniente. En 1821 se pronunció contra el gobierno constitucional del Trienio Liberal (1820-1823) y ascendió de forma meteórica en el ejército realista. En 1830 se enfrentó a Espoz y Mina y Jáuregui en su invasión para restaurar un gobierno constitucional, logrando por esa acción la Cruz de San Fernando.

En octubre de 1833 se alzó en Salvatierra en nombre de “Carlos V”. Fue el organizador del ejército carlista en Álava y presidió su Junta Gubernativa. Tradicionalista acérrimo, perteneciente al bando “Apostólico”, fue un hombre extremadamente católico, fiel defensor de la legitimidad. Ejerció el cargo de ayudante de campo de don Carlos y formó parte de su Junta Suprema Consultiva. No vaciló en sus convicciones ni aun cuando en 1834 su esposa, Josefa Antonia de Aguirre, y uno de sus hijos fueron capturados permaneciendo en la prisión de Vitoria catorce meses.

En 1837 fue nombrado teniente general y capitán general de Navarra y las Provincias Vascongadas, máxima autoridad en el norte, mientras el pretendiente encabezaba la Expedición Real. En este año, el más importante de su vida militar y política, tuvieron lugar sus acciones más reconocidas y criticadas por sus detractores: la toma de Lerín (mayo), el enfrentamiento con Espartero en Lecumberri (junio), el envío de la expedición del general Zaratiegui a Castilla (julio), la toma de Peñacerrada (agosto), la victoria de Andoain sobre O’Donnell (septiembre), la toma de Peralta (septiembre) y la acción del fuerte del Perdón (octubre).

Don Carlos, al regreso de la Expedición Real, le retiró el mando del norte debido al enfrentamiento con la Real Junta Gubernativa de Navarra, que no vio con buenos ojos las reformas de su mandato. Su pundonor le llevo a atajar el derroche imponiendo sensatez en la administración y granjeándole impopularidad en su propio bando.

Contrario a Maroto, en 1839 se exilió a Francia, donde permanecerá emigrado ocho años, siete meses, diez y siete días. En 1848 se acogió a una amnistía que le permitió recuperar el cargo de teniente general del ejército isabelino con destino en Vitoria hasta su jubilación en 1863.

El teniente general Uranga se consideraba a sí mismo un hombre de honor. Ese mérito fue su único patrimonio en el exilio y el legado que deseaba proporcionar a sus hijos, y no aceptó en vida que sus actos fueran juzgados con demérito por sus correligionarios. Tal como hicieron otros militares de su tiempo, defendió su actuación durante la guerra en sus escritos, que nos llegan a través de su ayudante de campo Felipe Camarero Núñez.

El retrato del general Uranga, por Pablo Uranga (Vitoria, 1861-San Sebastián, 1934)

Se señala como fecha de realización hacia 1907, período en el que Uranga estaba instalado en Vitoria, después de su periplo por Jerez de la Frontera, Madrid y París, donde permaneció entre 1889 y 1897 sumergido en la bohemia junto a Paco Durrio, y cuando su pintura se vuelve más expresiva, luminosa y colorista. A su regreso, estuvo estrechamente relacionado con el ambiente artístico bilbaíno, concurriendo en las Exposiciones de Arte Moderno celebradas entre 1900 y 1910, y vinculándose a la Asociación de Artistas Vascos. En 1906, el marqués de Olaso le encarga pintar el tríptico “Las bodas de la paz” para su residencia de San Salvador del Valle, lienzo de asunto histórico que le valió en 1908 una medalla de plata en la Exposición Hispano Francesa de Zaragoza. Puede considerarse esta obra como el momento en el que Uranga se siente más atraído por la pintura de historia, contexto en el que se realiza el retrato que nos ocupa. Debe tenerse en cuenta también el “romántico recuerdo” de su abuelo y sus flirteos de juventud con el carlismo, según testimonio de Pablo Uranga Lejarreta, hijo del pintor, que recoge Flores Kaperotxipi.

En un formato de 180x100 cm, dispone el retrato de pie, en algo más de tres cuartos, ligeramente ladeado hacia la derecha. Viste casaca con entorchados dorados en el cuello alto y puños, botonadura dorada, banda cruzada al pecho y fajín encarnados, prendidas la Gran Cruz de San Fernando, la Cruz de Fidelidad Militar, y del cuello la medalla de la batalla de San Marcial, pantalón con franja dorada y capote al hombro. La mano izquierda, enguantada, reposa en el fajín, dejando visible con el gesto del brazo la empuñadura y la vaina del sable, así como las borlas doradas del fajín. Con la mano derecha sujeta lo que parece ser un tricornio. Está representado como teniente general del Ejército, empleo máximo que alcanzó en 1837 y que le fue revalidado en 1848.

Cromáticamente predominan los tonos verdosos, azulados y pardos, destacando la nota blanca de los guantes, el dorado de los detalles de la indumentaria e insignias, y el rojo de la banda y el fajín. Las ráfagas de luz en el paisaje del fondo aportan cierto dramatismo al conjunto. La pincelada es más suelta y expresiva que en otro tipo de retratos coetáneos, con un estilo más vivo e inacabado, en opinión de Arregui Barandiarán, “utilizando el color como elemento de gradación y acercándonos más a la figura que está en primerísimo plano”. Una fotografía de Enrique Guinea conservada en el Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz muestra al artista en el proceso de ejecución del lienzo.


Enrique Guinea, “Pablo Uranga pintando el retrato de su abuelo, el General carlista José Ignacio Uranga”, h. 1907. Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz.

El hijo del general, José Blas, realizó un dibujo a lápiz (col. particular) que pudo servir a su padre, aunque para su elaboración este empleó más claramente grabados publicados. Conocemos, al menos, tres. El primero corresponde a Isidoro Magués, incluido en Don Carlos e i suoi difensori (Firenze, V. Batelli e Figli, 1837), que a su vez se incorpora a Galería militar contemporánea (Madrid, Sociedad tipográfica de Hortelano y Compañía, 1846) grabado por F. Pérez. El segundo es obra de Zarza y Gaspar y aparece en Panorama Español. Crónica contemporánea (t. I. Madrid, Imprenta del Panorama Español, 1842-1845), junto a los retratos de Valdespina, Echeverría y La Torre. Finalmente, el tercero se debe a Casado y S. González en la obra dirigida por Pedro Chamorro y Baquerizo, Estado Mayor del Ejército Español: descripción histórica y biográfica acompañada de retratos de los Oficiales Generales que constituyen el cuadro de Ordenanza (t. II. Madrid, Imprenta Tomás Fontanet y Ruano, 1850-1854). Son el primero y el segundo los que mayor parecido guardan con el retrato de Uranga, de aspecto más joven y caracterizado por su prominente bigote y patillas, que se aprecia ya en el boceto preparatorio, a tinta y lápiz, donde se perfila la composición final, a excepción de algunas variaciones, como la casaca abierta por la pechera o que no incluye la capa. Para su elaboración, Uranga se valió de objetos personales de su abuelo como la casaca, el pantalón, el sable, la faja de gala, las medallas y el tricornio. Se conoce otro retrato pictórico, propiedad de la familia Núñez Astrain, aunque sin relación con este.


José Blas Uranga, “Retrato de su padre”, h. 1844; Isidoro Magués, “Retrato del general Uranga”, 1837; Zarza-Gaspar, “Retratos de los generales Valdespina, Echeverría, La Torre y Uranga”, 1842-1845. Museo del Carlismo.


Pablo Uranga, “Boceto del retrato del general José Ignacio Uranga”, h. 1907. Museo del Carlismo.

Según informa Heraldo Alavés (“Sociedad. Cuadros de Uranga”, 3-5-1910), el retrato se exhibió en mayo de 1910 en los escaparates de los sucesores de Armentia antes de ser enviado a la Exposición Internacional del Centenario de Buenos Aires, información que debe matizarse, pues aunque se apunta su participación en él, el artista no aparece en el catálogo de la muestra. Años más tarde, el retrato figuró en la exposición organizada en 1916 en el Ateneo de Vitoria en el marco del Tercer Concurso Obrero y Exposición Artística, Industrial y Agrícola y de Enseñanza. Aunque Julio Ochoa no lo menciona en su crónica en La Libertad (“Visitando el concurso. En el Real Ateneo. Conclusión”, 25-VIII-1916), lo atestigua una instantánea de Enrique Guinea (Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz) de una de las salas. En 1949 formó parte de la exposición organizada como homenaje al artista en la sala Aranaz Darrás, de San Sebastián, según informa La Gaviota, revista editada por la Asociación Artística de Guipúzcoa.

Si bien Luis Madariaga no refiere el cuadro entre las pinturas destacadas que poseía la familia, se sabe que fue una de las más valoradas por el artista. En 1930, Juan de la Encina la estimaba como la que mejor representaba al artista de cara a su posible adquisición por el Museo de Arte Moderno de Madrid, que entonces dirigía aquel. El propio Uranga la tenía entre sus favoritas, así como sus descendientes, que la entendían como parte de su patrimonio familiar.


FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

Archivo Diocesano de Vitoria-Gasteiz. Partida de defunción.

Centro de Documentación del Museo del Carlismo. Fondo Uranga:

  • Breve biografía de José Blas de Uranga. CD. doc.22.

  • Hoja de Servicios. FOR ESP 028/09.

  • Inventario de bienes. FOR ES 028/13.

José Ignacio Uranga

BULLÓN DE MENDOZA GÓMEZ DE VALUGERA, A. “José Ignacio Uranga Azcune”, en Real Academia de la Historia, Diccionario Biográfico electrónico (en red).

CAMARERO NÚÑEZ, F., Suplemento histórico o episodio nacional para servir de continuación a las memorias sobre la guerra de Navarra y Provincias Vascongadas, del vizconde de Barrés du Molard, coronel de Estado Mayor del Ejército carlista, o sea, simple rectificación que el teniente general don José de Uranga, nombrado capitán general de aquel Reino y provincias, mandó en jefe el Ejército Vasco-Navarro; precedido de una carta del mismo general al mariscal de campo D. Juan Antonio Zaratiegui, Nantes, Imprenta de Carlos Gailmard, 1846.

CAMARERO NÚÑEZ, F., Diario del Teniente General Don José Ignacio de Uranga, San Sebastián, Diputación de Guipúzcoa, 1959.

CHAMORRO BAQUERIZO, P., Estado Mayor General del Ejército Español, Madrid, R. Santacana, 1852, pp. 341-344.

OTAEGUI ARIZMENDI, A. y CASTELLS OLIVÁN, I., “El liberal Gaspar de Jáuregui y el carlista José Ignacio de Uranga. Dos vidas paralelas y un destino común (1808-1844)”, en Profesor Nazario González: una historia abierta, 1998, pp. 286-297.

Pablo Uranga

ARREGUI BARANDIARÁN, A. y LAMARAIN CENITAGOYA, I., Pablo Uranga. El bohemio de Elgeta, Catálogo de exposición. Vitoria, Museo de Bellas Artes de Álava, 2012.

COLA Y GOITI, J., “Concurso obrero en Vitoria. Instalación de los Corazonistas”, Euskal Erria. Revista Vascongada, t. LXXV, 1916, pp. 210-213.

Exposición Internacional de Arte del Centenario de Buenos Aires 1910. Catálogo. Buenos Aires, Est. Gráfico M. Rodríguez Giles.

FLORES KAPEROTXIPI, M., Arte vasco, Buenos Aires, Editorial Vasca Ekin, 1954.

FLORES KAPEROTXIPI, M., Pablo Uranga. Vida, obra y anécdotas del pintor Pablo Uranga, San Sebastián, Itxaropena, 1963.

“Homenaje al ‘Bohemio de Elgueta’. La exposición de Pablo Uranga”, La Gaviota, Asociación Artística de Guipúzcoa, 32, 1949.

MADARIAGA, L., Pintores vascos, vol. II, San Sebastián, Auñamendi, 1970.

OCHOA, J., “Dos vitorianos. Pablo Uranga y Jesús L. de Apellaniz”, La Libertad, 10-12-1934.