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La pieza del mes de junio de 2008

RETRATO DE JOSÉ MARÍA DE HUARTE Y JAÚREGUI (1937), DE IGNACIO ZULOAGA

Esther Elizalde Marquina
Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro


Recientemente, el Museo de Navarra, en su afán por enriquecer y completar los fondos de arte contemporáneo de su colección, ha adquirido el “Retrato de José María de Huarte y Jáuregui”, obra del pintor vasco Ignacio Zuloaga (Eibar, 1870-Madrid, 1945). Realizado en 1937, la obra pertenece a la última época del artista eibarrés, tan sólo ocho años antes de su muerte, durante la cual residió en Zumaya, donde debió conocer a don José María de Huarte, comandante Jefe del Ejército Nacional en la plaza de Zarauz durante esa época. La obra fue exhibida en distintas exposiciones celebradas en las New Burlington Galleries de Londres (1938), en Bilbao (1939) y en Zaragoza (1946).
 

Retrato de José María de Huarte y Jaúregui, 1937. Museo de Navarra. Óleo sobre lienzo, 215 x 155 cm. (Imagen cedida por el Museo de Navarra)

Retrato de José María de Huarte y Jaúregui, 1937. Museo de Navarra. Óleo sobre lienzo, 215 x 155 cm. (Imagen cedida por el Museo de Navarra)
 

José María de Huarte y Jáuregui (Pamplona, 1898-Madrid, 1969) nació en la casa familiar de la Calle Mayor de Pamplona, siendo educado en un ambiente culto, donde enseguida se interesó por el ámbito de las Humanidades. Siguiendo con la tradición familiar, cursó Magisterio, continuando con los estudios de Filosofía y Letras, para completar su formación universitaria con la carrera de Derecho. Desde 1927 a 1936 ocupó el cargo de archivero-jefe del Archivo Real y General de Navarra; coincidiendo con tal nombramiento, fue designado director del Boletín de la antigua Comisión de Monumentos de Navarra, así como Académico Correspondiente de las Reales Academias de la Historia y de Bellas Artes de San Fernando.

Al contraer matrimonio con doña Isabel González de Olañeta e Ibarreta, viuda del duque de Montpensier, fue marqués consorte de Valdeterrazo y de los Antrines, con Grandeza de España. Anteriormente, ya había sido nombrado Caballero de la Orden de Malta y había recibido numerosas condecoraciones y distinciones honoríficas.El efigiado era un gran erudito en las más diversas materias, especializado en temas de Genealogía, Heráldica y Nobiliaria, y autor de múltiples publicaciones sobre estas disciplinas, entre las que destaca: El Nobiliario del Reino de Navarra. Nobleza Ejecutoriada en los Tribunales Reales de Corte y Consejo de navarra (1519-1832), obra realizada junto con el rey de armas don José de Rújula, donde dieron a conocer una serie de documentos inéditos valiosísimos referentes a los linajes, palacios armeros y casas solariegas del Reino.

En 1936 se incorporó como oficial al Ejército Nacional, pasando a ser Comandante Jefe de la plaza de Zarauz, cuando ésta fue tomada por las fuerzas nacionales; debió ser por aquel entonces cuando el artista Ignacio Zuloaga y don José María se conocieron, dando lugar a un primer dibujo en el que el retratado aparecía sentado con el uniforme militar.
 

Retrato de José María de Huarte y Jaúregui, 1937 (detalle)

Retrato de José María de Huarte y Jaúregui, 1937 (detalle)
 

En el lienzo, José María de Huarte aparece de cuerpo entero y ligeramente girado hacia el espectador, con el brazo izquierdo levemente flexionado y apoyado en la cadera, mientras que el derecho sostiene firmemente los guantes. Su estilizada figura sobre el fondo neutro marca una clara línea vertical en el lienzo. Un retrato de composición clásica, en el que Zuloaga muestra su gran maestría para el dibujo; los trazos de su pincel, muy seguros, definen de manera concisa el perfil del efigiado, sin elementos que distraigan la mirada del espectador, a excepción del armario repleto de libros. Todo ello con un colorido sobrio que hace resaltar el empaque y, aún si cabe, la dignidad del insigne personaje.

Zuloaga otorgaba a su modelos una cierta grandeza de representación, una monumentalidad mediante la plasmación de los rasgos esenciales del retratado: su carácter, para el que sacrifica los detalles, rasgos y delicadezas y, en cambio, subraya con energía el gesto, la acción y mirada; la mirada sobre todo, ya que, como apunta Lafuente Ferrari, Zuloaga era el pintor de los ojos. El propio artista había manifestado que en sus retratos buscaba el carácter, la penetración psicológica. Es así en este caso, donde la fuerza expresiva reside en esa mirada enérgica de José María de Huarte, en la línea de retratos coetáneos como el de Manuel de Falla (1932).

Asimismo, la fuerte personalidad del retratado se expresa a través del gesto y la actitud que adopta para mostrarse al espectador; tanto el rostro como la manera de asir los guantes y de colocar la mano izquierda sobre su cadera, son vehículos de expresión. A esto se añade el hecho de aparecer ataviado con el hábito de la Orden de Malta, (birrete y manto capitular negro con la cruz de malta) delante de un pequeño armario abierto, donde podemos ver distintos libros, armoriales y pergaminos, que nos hablan de la erudición del ilustre personaje, de sus estudios en heráldica, genealogía y demás temas tratados a lo largo de su vida. Y de este fondo simbólico, resalta uno de los tomos situado en el suelo abierto en una página, señalada por la espada apoyada en el mueble. Ésta marca el escudo de Huarte, las armas del Señor de Huarte de la villa de Araquil y de la casa contigua de Irañeta, consistente en un escudo cuartelado en cruz, cuyo primer y cuarto cuartel, de gules, presenta una cruz ancorada de oro y, el segundo y tercero, de oro, con las cinco campanas de azur puestas en sotuer, aludiendo directamente a sus orígenes y, como ya se ha mencionado, a sus estudios en heráldica.
 

Retrato de José María de Huarte y Jaúregui, 1937 (detalle)

Retrato de José María de Huarte y Jaúregui, 1937 (detalle)
 

En definitiva, el retrato de José María de Huarte constituye una buena muestra de la capacidad como retratista que caracteriza la última etapa pictórica de Ignacio Zuloaga, donde a la vez que profundiza en la esencia del personaje, lo rodea de un fondo simbólico que proporciona el necesario contexto social y cultural.
 

BIBLIOGRAFÍA
AA.VV., “Ignacio Zuloaga (1)”, Pintores y escultores vascos de ayer, hoy y mañana, Editorial La Gran Enciclopedia Vasca, Bilbao, vol. 3, pp. 281-323.
AA.VV., “Ignacio Zuloaga (2)”, Pintores y escultores vascos de ayer, hoy y mañana, Editorial La Gran Enciclopedia Vasca, Bilbao, vol. 12, pp. 2-32.
Arozamena, J.M., Ignacio Zuloaga. El pintor, el hombre, San Sebastián, Sociedad Guipuzcoana de ediciones y publicaciones S.A., 1970.
Huarte y de Jáuregui, J.M. de, y Rújula y de Ochotorena, J. de, Nobiliario del Reino de Navarra. Nobleza ejecutoriada en los Tribunales Reales de Corte y Consejo de Navarra, Pamplona, Sancho El Fuerte Publicaciones, 2002.
Lafuente Ferrari, E., La vida y el arte de Ignacio Zuloaga, Barcelona, Editorial Planeta 1990.
Lafuente Ferrari, E., “Los retratos de Zuloaga”, Príncipe de Viana, nº 11, 1950, pp. 41-73. 
Martinena Ruiz, J.J., La archivística en Navarra, Pamplona, Gobierno de Navarra, 2003. 
Rodríguez del Castillo, J., Ignacio Zuloaga, Zarauz, 1970.

Otras fuentes:
Inventario de Fondos Museográficos. Museo de Navarra.