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26 de agosto

Arte, patrimonio y cultura renacentista en Estella

Elba Ochoa
Doctora en historia del arte

En nuestra conferencia celebrada en Estella el 26 de agosto de 2025 mostramos un amplio panorama con las fuertes transformaciones que supuso el cambio de siglo y la influencia de la cultura y el arte renacentista en dicha ciudad. Nos centramos principalmente en el urbanismo y las edificaciones arquitectónicas más singulares de la misma.

El siglo XVI en Navarra parte de la conquista, el cambio dinástico y la reorganización de las instituciones y defensas del nuevo reino añadido a Castilla en las Cortes de Burgos de 1515. Tras un período de incertidumbre por los intentos de recuperación del reino por sus monarcas legítimos, para los años 30 del siglo podemos hablar de una “pax navarra” que será indispensable a la hora de que avispados comerciantes navarros, caso de los Eguía o San Cristóbal de Estella comercien con Europa. Dicho comercio no será solo nacional con la asistencia a las ferias de mayor renombre peninsulares si no con centros comerciales europeos que desde las rutas terrentes por Francia o marítima mediante los puertos de la costa cantábrica y vasca como San Sebastián o Pasajes y con otros franceses como San Juan de Luz o la Rochelle los ponía en contacto con el centro de distribución del comercio internacional y mundial en ese momento, Flandes. Este rico comercio basado en la venta y la distribución de productos de la tierra como: áridos, aceite o vino se completaba con la lana, mercado que en su mayoría absorbía la producción de la zona sur de Navarra y de mercados próximos como La Rioja o Soria. Como es bien sabido, el intercambio era por productos fundamentalmente manufacturados y de lujo.

Este mercado, aprovechado por los mercaderes navarros que constituyeron compañías mercantiles para su compra y distribución, fue un fértil negocio, que los hizo ricos hasta los años 1560 cuando las guerras de religión asolaban Francia y lo interrumpieron. 

Comenzamos nuestro recorrido por el patrimonio de Estella con una visión de las defensas de la ciudad que se vió modificada con la llegada en 1523 del emperador a sus puertas, en concreto a la que hoy conocemos como “Puerta de Castilla” y que pensamos fue modificada y decorada para tan excelsa visita, con ocasión del socorro de Fuenterrabía que había sido invadida por los franceses. 

La ciudad se vió modificada principalmente por la apertura y reconfiguración de nuevas plazas, que lógicamente “hicieron ciudad”. Su función en una ciudad históricamente tan comercial como Estella es primordial, estamos hablando de la plaza de Santiago o plaza del Prado, la plaza de San Juan frente a dicha parroquia, la plaza del Santo Sepulcro también frente a dicho templo y la plaza de San Martín. Dicha plaza en pleno corazón del antiguo barrio de San Martín, frente al Regimiento de la ciudad: Casa o sea de San Martin, como la citan las fuentes documentales, está bien documentada, los terrenos fueron comprados hacia 1510 y hacia 1531 ya se intentó llevar el agua para erigir la fuente.  


Plaza San Martin (1510-1530) y sede del antiguo Regimiento de Estella (época barroca). Foto Sergio Casi Larrión

Sin embargo, el Regimiento de Estella promovió, como era preceptivo en dicho siglo, grandes empresas culturales como la construcción del Hospital General de la ciudad bajo el mecenazgo de Juan de Eguía, la continuación del Estudio de Gramática, pensionando a los maestros, como lo reflejan los Libros de Actas municipales, o reformando la propia sede del Ayuntamiento, la Casa o Sea de San Martin, (actual sede de la Oficina de Turismo de la ciudad y Centro de Interpretación de la Ciudad de Estella-Lizarra) bajo cuya supervisión estuvo Diego de San Cristóbal y fue efectuada por el cantero Juan de Aguirre.

Tras ello, seguimos con las reformas que se llevaron a cabo en las principales parroquias de la ciudad, todas ellas de gran interés. Las iglesias parroquiales de Estella en la mayor parte de los casos se erigieron en el siglo XIII, luego para el siglo XVI que nos ocupa o estaban inacabadas o pendientes de reparos. Caso de la iglesia matricial de Estella, la parroquia de San Pedro de la Rúa, la cual en dicho siglo se estaba cayendo y se encimbró y entirantó entera para evitarlo, aunque dichos elementos no fueron suficientes y en siglos posteriores siguieron con nuevos proyectos encaminados a evitar dicho siniestro. Aunque lo más renacentista de dicha iglesia es la cripta de la familia Navarra, Mariscales del Reino y Marqueses de Cortes, sacada nuevamente a la luz en la restauración de dicho edificio en los años 2019-2012 donde se enterraron los principales miembros de la familia y que en su día contaba con reja delimitadora del espacio privativo y túmulo dorado. Lo conservado en la actualidad muestra una cámara sepulcral no muy amplia cerrada con una bella lauda de piedra decorada con una cartela de cueros retorcidos con un león rampante sobre dos patas y con fiera actitud que en marcado escorzo aloja el escudo de los Navarra, en una de sus varientes. Este enterramiento se ha datado en 1552. 


Lauda del sepulcro de los Mariscales en San Pedro de la Rúa, 1552. Foto Sergio Casi Larrión

La iglesia parroquial de San Miguel, en el barrio de dicho nombre, en el siglo XVI mostraba cubierta de madera en su nave central y en 1539 Miguel de Eguía, el impresor, como procurador de la misma, se concertó con el cantero Juan de Aguirre para que la sustituyera por rejola o ladrillo, pero pincelándola como si fuera piedra, para que no mostrará interrupción visual con el resto del conjunto medieval. En la actualidad dicha nave central muestra unas bóvedas estrelladas de gran belleza con terceletes rectos y combados curvilíneos, diferentes según los tramos y cuyas las claves van decoradas con bustos y los capiteles y ménsulas que apoyan llevan relieves figurativos de niños desnudos, mascarones y cabezas de querubines dentro del estilo renacentista.

Para finalizar, la iglesia parroquial de San Juan Bautista culminó en el Renacimiento con su cambio del presbiterio a uno nuevo poligonal cubierto por bella crucería y alojando en 1563 un precioso retablo mayor romanista, bajo la advocación de los Santos Juanes, contratado en 1563 por el entallador Pierres Picart y con la colaboración de fray Juan de Beauves, maestro imaginero. Creando un bello espacio sagrado al nuevo gusto renaciente que contrasta con el resto del espacio muy modificado en siglos posteriores.


Presbiterio iglesia de San Juan Bautista 1526. Foto Sergio Casi Larrión

Si bien los templos parroquiales sufrieron serias modificaciones como hemos visto, la arquitectura que se levantó de nueva planta “ex nuovo”, fue la civil o privada. Las grandes familias de la ciudad, hidalgas en su mayor parte erigieron “casas principales de mayorazgo” en las principales arterias de la ciudad, sea en la Rúa Mayor de los Zapateros o Rúa Mayor de San Miguel los Eguía o en la Rúa Mayor de San Pedro por donde discurre el Camino de Santiago en el caso de los San Cristóbal. 


Fachada principal Casa familia San Cristóbal 1540-1550. Foto Sergio Casi Larrión

Ambos edificios, levantados, la casa de los Eguía en 1538 y la casa de los San Cristóbal en 1540-50, muestran una construcción a la nueva moda renaciente, basados en modelos comunes al valle medio del Ebro, edificados en ladrillo sobre zócalo de piedra, piso noble y finalizando en rafe o alero de madera. Al interior, sala principal y patio como elemento indispensable del microcosmos familiar y espacial. Todo ello sin separar su casa terrena de su cada celestial, es decir, casa y capilla de enterramiento, como dos elementos indisolubles de la mentalidad nobiliar del momento a imitación de los reyes y cortesanos. Los Eguía contaban con capilla en San Miguel bajo la advocación de Santa Agueda, que se conserva en la actualidad con los sepulcros en arco solio de los hermanos Nicolás y Juan de Eguía con sus respectivas esposas, mientras los San Cristóbal se enterraban en su parroquia de San Pedro de la Rúa, pero sin constatar hasta el momento ni arqueológica ni documentalmente, nada que nos indique fuese destacada o principal. 

Para finalizar cerramos esta conferencia hablando de Miguel de Eguía y sus impresiones plagadas de puro humanismo y que tanto influyeron estéticamente para la posteridad.

Como colofón, diremos que el Renacimiento que se refleja en el patrimonio, en la cultura, en las artes y en la imprenta, parte del hombre que vivió el humanismo con una apertura total hacia el mundo que le rodeaba y que fue el éxito de tanta riqueza visual y plástica que nos legaron.