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25 de junio y 2 de julio

Visitas al Tesoro de san Fermín

Ignacio Miguéliz Valcarlos
Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro

 

Las visitas al denominado “Tesoro de san Fermín” acercan al público pamplonés a un conjunto de obras artísticas en parte desconocido por la mayoría de la ciudadanía: el ajuar litúrgico acumulado a lo largo de los siglos por san Fermín y custodiado en su capilla, ubicada en la iglesia de San Lorenzo. Aunque lo conservado en la actualidad es solo una parte del ajuar que reunió el Santo a lo largo de los siglos, se trata de un conjunto patrimonial de gran interés por la historia que atesora y por las piezas que conserva. Las obras están datadas entre el siglo XVI y el siglo XX, aunque las más originales y suntuosas responden todas a los siglos del Barroco.

Dentro de estas obras se puede distinguir tres procedencias diferentes: por un lado, aquellas obras encargadas por la obrería de la capilla para alhajar al Santo, por otro, las entregadas por el Ayuntamiento de Pamplona como patrono de la capilla; y finalmente, las regaladas por los devotos de san Fermín. Son precisamente estas últimas las obras más suntuosas y originales, en su mayor parte venidas de fuera de Pamplona y Navarra, y que constituyen piezas singulares no solo por la riqueza de su factura, sino sobre todo por la originalidad de sus tipologías, de las que apenas se conservan ejemplares similares en otros lugares.

Entre estas obras destaca el conjunto enviado en 1730 por don José de Armendáriz y Perurena, marqués de Castellfuerte, virrey del Perú, y cuyo palacio pamplonés se encontraba al lado de la capilla del Santo, donde hoy se ubica el antiguo convento de las Salesas, actual sede de la Mancomunidad de Aguas de Pamplona. El regalo del virrey consistió en piezas de platería para uso de la capilla, como son cinco grandes bandejas y dos jarros, que ostentan en el centro de la composición decorativa las armas heráldicas de los Castellfuerte, y en obras de orfebrería para uso personal de san Fermín: una cadena de oro y un pectoral de esmeraldas.

Pectoral de oro y esmeraldas. Virreinato del Perú. Regalo de José de Armendáriz, marqués de Castellfuerte. 1730.

No son estas joyas las únicas que conserva el Santo, ya que también han llegado hasta nuestros días otra cadena de oro, regalada por el comerciante pamplonés Nicolás de Urtasun en 1757, pero realizada en Cantón (China), y un anillo de oro con una gran esmeralda, enviada desde Popayán (Ecuador), por Juan Antonio de Zelaya en 1775. Obra de especial singularidad, a medio camino entre el concepto de pieza de platería y el de joyería, es el báculo y mitra de filigrana de plata adornados con tembleques, representando flores e insectos, de taller cantonés, regalados por Felipe de Iriarte en 1764, y que junto a las joyas anteriores luce el Santo en sus principales festividades.

Mitra. Cantón (China). Regalo de Felipe de Iriarte. 1764.

Más rico y variado es el conjunto de obras de platería en el que, junto a las piezas ya mencionadas, destacan los dos frontales de altar, únicos en su genero en Navarra, realizados entre 1725 y 1733, uno de ellos por el platero pamplonés Juan Antonio Hernández. Estas obras, al igual que todas aquellas encargadas por el ayuntamiento pamplonés, lucen de manera visible las armas heráldicas del Ayuntamiento, el león pasante timbrado por corona y orlado por cadenas, así como el emblema de las cinco llagas. Así las lucen también sendos atriles realizados en 1725 o dos sacras labradas en 1764 por Pedro Antonio de Sasa, en las que se acompañan con las armas de Navarra y por los bustos del patrón de la ciudad, san Saturnino, junto a los del reino, san Fermín y san Francisco Javier.

Credencia. 1733. Pamplona. Juan Antonio Hernández.

De este modo, en el tesoro o ajuar de san Fermín se puede admirar un rico conjunto patrimonial, único en su género, que testimonia la devoción que pamploneses y navarros sintieron y sienten por el Santo, motivo de las ofrendas que le hicieron.