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23 de abril de 2013

Conferencias

DÍA DEL LIBRO. PATRIMONIO BIBLIOGRÁFICO

Un conjunto excepcional de grabado europeo en la Pamplona del Seiscientos

D. Ricardo Fernández Gracia.
Cátedra de Patrimonio y Arte navarro

En uno de los rincones de la Pamplona oculta, en la clausura de las Carmelitas Descalzas de San José, se conserva una importante colección de estampas grabadas, adquiridas por Leonor de la Misericordia (Ayanz y Beaumont). Todas ellas fueron encuadernadas y numeradas en el siglo XVII, tras su adquisición por la citada carmelita en los últimos años del siglo XVI y los inicios de la siguiente centuria. Leonor había adquirido en su juventud una exquisita formación humanista junto a doña Brianda de Beaumont, hija y heredera del Condestable de Navarra, recordada por Lope de Vega en La Arcadia (1598), como “la divina doña Brianda, gloria de Beaumonte”. Los hermanos de Leonor destacaron por distintas razones y entre todos ellos de modo muy especial Jerónimo de Ayanz y Beaumont (1553-1613), hombre polifacético que sobresalió como militar, pintor, cosmógrafo, músico e inventor, precursor del uso y diseño de las máquinas a vapor y de aire acondicionado así como creador de una campana para bucear. Incluso llegó a diseñar un submarino. Su obra más destacada fue haber inventado la máquina de vapor, cuya patente registró en 1606.

El conjunto de estampas es de sumo interés, tanto por la rareza de algunas estampas, como por su cronología y procedencia. La religiosa carmelita mantuvo una correspondencia con religiosos de su Orden destinados en distintas partes de Europa, así como con otros prohombres de la política y de la Iglesia. Entre las personalidades que le enviaron grabados destacaremos al Padre Domingo de Jesús María, (Calatayud, 1559-Viena, 1630) que pasó a Italia en 1604, ocupando el generalato de la Congregación italiana en 1617, la Madre Inés de Jesús (Tapia), prima de Santa Teresa y priora de Medina del Campo y Palencia, don Guillén de San Clemente, embajador de España en Praga desde 1581 hasta su muerte en 1606, el obispo de Tarazona y confesor de Santa Teresa fray Diego de Yepes, la Madre Ana de San Bartolomé, priora de Bruselas y Amberes y el Padre Gracián de la Madre de Dios, confesor de Santa Teresa que por cierto describía a Leonor así: “En lo interior era un serafín de condición y alma, y en lo exterior un ángel de rostro y buena gracia. Tenía habilidad rara en escribir, pintar, saber latín y en las demás labores y ejercicios de mujeres, acompañando con prudencia varonil”.
 

Venerable Catalina de Cristo

Venerable Catalina de Cristo
Cobre, talla dulce; 156 x 104 mm

 

La ubicación de los grabados, en el volumen, obedece a cierto criterio de ordenación temática, e incluso cronológica, siempre teniendo en cuenta las devociones en aquellos tiempos de primera etapa de la Contrarreforma, momentos austeros, en los que el Barroco triunfal aún no se había hecho presente y, por tanto, tampoco las argucias de la retórica y la propaganda. En su mayor parte, las iconografías de la serie todavía no han dado el salto cuantitativo y cualitativo hacia interpretaciones típicas del siglo del Barroco: éxtasis, apoteosis y glorias, por vivirse un momento de contención, inmediato al Concilio de Trento. Por su calidad y notoriedad destacan las imágenes de las catorce santas mártires que fueron editadas por Jean Sadeler, con dibujos de Martín de Vos y pertenecieron a una serie titulada Speculum Pudicitiae. Contemplatio sanctarum castarumque virginum, realizada por los citados maestros, de la que se conservan ejemplares en Bruselas, Cambridge, Milán, Munich, París y Viena. Algunos de los dibujos de Martín de Vos se fechan entre 1584 y 1585. 

Temas como el de la Inmaculada Concepción, algunas advocaciones marianas españolas, o San Francisco Javier y San Ignacio de Loyola, en tempranos grabados, de suma rareza, se pueden contemplar en este singular conjunto.

La afición por las imágenes grabadas de la citada religiosa le llevó a ilustrar los ejemplares manuscritos de una obra suya, la Vida de Catalina de Cristo, fundadora de Soria, Pamplona y Barcelona, con estampas ad hoc, en relación con las materias de los diferentes capítulos. En Navarra se adelantó en más de cien años a las grandes empresas editoriales con estampas grabadas alusivas a la temática de sus contenidos, como ocurriría con la edición de los Anales de Navarra de Moret y Alesón, en su edición de 1766.
 

San Carlomagno

San Carlomagno
Cobre, talla dulce; 185 x 132 mm
Leonard Gaultier y Jean Leclerc