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8 de febrero de 2012

Ciclo de conferencias

PAMPLONA Y SAN SATURNINO

Un singular templo gótico

D. Carlos Martínez Álava.
I.E.S. Sierra de Leyre. Sangüesa

Desde el punto de vista arquitectónico, San Saturnino es un edificio original y único. Su singularidad dentro del arte gótico proviene tanto de sus dimensiones como de su planta. De anchísima nave única, organiza su cabecera a partir de una corona de seis capillas radiales (originalmente 7), con una gran capilla mayor sobre el eje axial. Su mayor rango y tamaño preside un elegante orden jerarquizado. A la vez, las capillas cuadradas extremas incorporan al diseño general dos poderosas torres que servirán para fortificar especialmente su flanco oriental, asomado a la Navarrería. Ventanas y rosetones terminan por caracterizar un bello edificio gótico radiante. Sus formas más finas (secciones de arcos y pilares, tracerías, capiteles vegetales…) concuerdan con las del claustro de la catedral de Pamplona. Los dos tramos sexpartitos de su nave, con sus más de 15 metros de luz, son probablemente los más anchos nunca construidos, tras los del coro de la catedral de Beauvais. Como en la catedral francesa, también en San Saturnino se adoptó esta solución arcaizante sobre la marcha, probablemente tras erigirse los contrafuertes exteriores para otro tipo de cubierta.
En su construcción participaron las más importantes familias del burgo. Dos claves del interior llevan las armas de los Eza. Bernardo de Eza, alcalde del burgo en 1297, fue quien financió, al menos, la construcción del coro. También los Cruzat disfrutaban ya antes de 1300 de la enorme distinción de enterrarse en el presbiterio del templo. La presencia de ambas familias nos ayuda a situar el inicio de las obras en el último cuarto del siglo XIII, después de la Guerra de la Navarrería.

La monumentalidad interior es difícil de encontrar al exterior. Las callejas del antiguo burgo de Saint Cernin se siguen arremolinando en torno a la parcela del templo. Prácticamente no hay perspectivas significativas. Su presencia pie a tierra no hace justicia al edificio. Debemos subir a las torre, debemos alejarnos hacia las plazas para descubrir en San Saturnino el sello que caracteriza la línea del cielo de Pamplona. También para la ciudad es una silueta singular.
Pero es especialmente desde la catedral donde se percibe en toda su extensión el valor expresivo de su afilada presencia. Tras la guerra civil de la Navarrería, el equilibrio de fuerzas de la ciudad ha quedado seriamente trastocado. Los del burgo de San Çernin se felicitan victoriosos, mientras que la Navarrería ha sido destruida. En este panorama histórico, la construcción de un nuevo templo parroquial tiene un indudable valor simbólico. A pesar de lo exiguo de la parcela, el nuevo edifico va a llevar las claves de sus bóvedas hasta más de 25 metros de altura. La catedral de Tudela, la construcción medieval navarra más alta hasta entonces, alcanzaba en su nave mayor los 23,5 metros. Y sobre esta estructura singular se elevan dos torreones defensivos de más de 50 metros de altura, que se posicionan amenazantes y poderosos ante sus enemigos de la catedral. Toda una declaración de intenciones, toda una demostración de fuerza tan real como simbólica.


Iglesia de San Saturnino. Vista de la corona de capillas

Iglesia de San Saturnino. Vista de la corona de capillas

Iglesia de San Saturnino. Vista de las bóvedas

Iglesia de San Saturnino. Vista de las bóvedas