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15 de octubre de 2008

Ciclo de conferencias

EL ESCULTOR LUIS SALVADOR CARMONA EN EL III CENTENARIO DE SU NACIMIENTO (1708-2008)

Luis Salvador Carmona: clientela y conjuntos escultóricos en Navarra

Dña. María Concepción García Gainza.
Directora de la Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro

Se cumple este año el tercer centenario del nacimiento de Luis Salvador Carmona que es, sin duda, el mejor escultor del siglo XVIII, no sólo por su gusto y refinamiento, sino por la acertada síntesis que hace en su obra de lo hispánico y lo internacional que él conocía a través de múltiples referencias. Su escultura refleja mejor que la de ningún otro escultor la época que le tocó vivir, los reinados de los primeros Borbones en los que la corte se abre a influencias europeas, francesas e italianas, de mano de artistas extranjeros traídos por los reyes para crear un nuevo arte cortesano que fuera imagen adecuada de la nueva monarquía y que había de plasmarse en las nuevas empresas reales como el Palacio Real Nuevo de Madrid y La Granja de San Ildefonso (Segovia). Salvador Carmona tomará parte en la creación del arte oficial de corte por su participación en ambas empresas pero trabajará también la imaginería religiosa en madera en la línea de la tradición hispánica si bien actualizándola con el nuevo gusto dieciochesco.

Este escultor nacido en Nava del Rey (Valladolid) en 1708 va a establecer su obrador en Madrid que se convertirá en el más importante de la Corte. Allí recibirá a una numerosísima clientela de obispos y nobles, caballeros y frailes, conocedores de su fama a través de los contactos que había establecido en el Palacio Real Nuevo y en la Real Academia de San Fernando en la que alcanzó a ser Teniente Director de Escultura.

Entre los clientes más destacados se encontraban los congregantes de San Fermín de los Navarros, hombres bien situados por pertenecer a la administración, al ejército, o a la iglesia o simplemente al mundo de los negocios cuya generosidad hizo posible la donación a la iglesia madrileña de un selecto grupo de quince imágenes. La Real Congregación puede considerarse el origen de los ricos conjuntos de esculturas de Salvador Carmona que se encuentran en Navarra, concentrados en el valle de Baztán y Cinco Villas y fuera de esta área en Sesma y Olite, de tal manera que la densidad de obras de Carmona en Navarra es superior a la de otras regiones españolas y constituyen un rico patrimonio artístico.

Obras de primera categoría del escultor son la Inmaculada Concepción y el grupo de San Martín del retablo mayor de Lesaka, imponente máquina realizada por el arquitecto Tomás de Jáuregui entre 1751 y 1754, y sufragada por el generoso legado dejado en Guatemala por Juan de Barreneche y Aguirre, natural de la citada villa. Se conoce el precio de cada una de las imágenes, 160 pesos la Inmaculada, 336 pesos, 6 reales y 1 maravedí el San Martín, y el del transporte de Madrid a Pamplona. La Inmaculada muestra la gracia sonriente y el refinamiento del rococó, la riqueza de sus perfiles y la perfección de su acabado sugieren la relación con la escultura napolitana que Salvador Carmona debió de conocer. El San Martín es un imponente bloque de madera que evidencia la capacidad del escultor y su virtuosismo. Ambas esculturas están firmadas por el artista.

También con dinero americano se hace el conjunto de seis esculturas que forman parte de los suntuosos retablos de Azpilcueta. Fue su mecenas don Martín de Elizacoechea, nacido en 1679 en la casa Dorrea, que fue obispo de Durango y Michoacán en la Nueva España y envió 6000 pesos para la construcción de la iglesia parroquial, además de la dotación de tres esculturas encargadas a Luis Salvador Carmona. El encargo se había producido a través de Miguel Gastón de Iriarte, hermano del cuñado del obispo Antonio Gastón de Iriarte. 

Muy interesante es una carta que dice cómo los baztaneses clientes de Salvador Carmona visitan su obrador e inspeccionan la labra de las imágenes que se hacen bajo la dirección de Miguel Gastón de Iriarte. Escribe el cuñado al obispo el 5 de diciembre de 1752: “Despues de haber estado en Madrid de seis a siete meses ( ) habiendo pasado el invierno y la primavera en aquella Corte en compañía de mi hermano ( ) bellisimamente y muy distraido con el bullicio de tanta gente y novedades que cada dia ocurren en la Corte, sin que en mi salud hubiera experimentado la menor novedad, tuve al mismo tiempo el gusto y complacencia de ver como trabajaban los santos para la iglesia de Azpilcueta por dirección de mi hermano, que aseguro a Vuestra Ilustrísima son muy buenos y según los inteligentes muy apreciables y gustándoles aguardan venir, que a mas de que en el Reino habrá pocos semejantes, pues hoy se trabaja en Madrid de lo mejor”.
 

Conjunto de retablos de la parroquia de Azpilkueta

Conjunto de retablos de la parroquia de Azpilkueta
 

Otro conjunto importante de esculturas se encuentra en la parroquia de Lekaroz. Se fecha en 1756 un año más tarde que Azpilkueta cuyo ejemplo debió seguirse en el valle. Fueron sus comitentes diversos miembros de la familia Jáuregui procedentes de la casa Jaureguia de Ohárriz y cuyo miembro más destacado fue el virrey de Lima, don Agustín de Jáuregui y Aldecoa. Fue su hermano Francisco Martín de Jáuregui, residente en Madrid, quien aparece como responsable del encargo colectivo. Por su parte regaló a la iglesia de Lekaroz un Martirio de San Bartolomé, una escena compuesta por tres figuras y un San Matías. Otro hermano del anterior, Pedro Fermín Jaúregui, arcediano de la Cámara y dignidad de la catedral de Pamplona regaló una Nuestra Señora del Rosario. Finalmente, José de Echeverría y Larreche, hijo de la casa Echeverría y residente en Madrid, regalaría un San José.

Sin salir del valle de Baztán se localiza otra Virgen del Rosario en Arizcun, de donde era originario Juan de Goyeneche y otra en Elizondo. Imagen con gran empaque es el de la Virgen de Santesteban, quizá regalo del marqués de Ustáriz, hijo del famoso mercantilista Jerónimo de Ustariz.

Fuera del ámbito baztanés se conservan esculturas de Salvador Carmona en otros lugares más meridionales de Navarra. La parroquia de Sesma cuenta con tres imágenes, la Virgen del Rosario, San Francisco de Asís y el gentil y gracioso arcángel San Rafael. Gran mérito artístico tienen las esculturas del convento de franciscanos de Olite, el San Francisco de Asís que se trajo de Madrid y se hizo a expensas de don Alejandro la Vega, superintendente general de este Real Colegio apostólico y la Santa Rosa de Viterbo, regalo de doña Bernarda Munárriz “señora muy devota, estando esta señora en Madrid la mando hacer a los mejores artífices”. Estas imágenes fueron colocadas en sus altares con procesiones solemnes y la historia manuscrita del P. Herce (1750) alaba el “risueño y hermosísimo rostro” de la santa. El artista enviaría al mismo convento tres imágenes marianas de vestir, una de ellas la Virgen del Cólera, patrona de la ciudad de Olite.