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20 de diciembre de 2006

Ciclo de conferencias

LA NAVIDAD EN LAS ARTES

El Belén del príncipe: Tradición y actualidad

Dª. Mª Jesús Herrero. Conservadora de Escultura. Palacio Real.
Patrimonio Nacional

Belén del Príncipe (Siglo XVIII). Palacio Real

Belén del Príncipe (Siglo XVIII). Palacio Real


El Belén del Príncipe, conservado en el Palacio Real de Madrid, tiene su origen en la figura del monarca Carlos III que ya desde su estancia en el virreinado de Nápoles sintió una notable atracción por la belenística. A su regreso a España en 1759, establecido en el Palacio del Buen Retiro, continuó con su afición instalando en él un Nacimiento, siguiendo con ello una tradición mantenida por la monarquía española desde tiempos de Felipe III. A partir de 1761 abunda la documentación sobre adquisición de figuras en Nápoles a través de agentes tanto para su hijo Carlos IV como para el Infante don Gabriel, germen éste del belén del príncipe.

Cuando en 1764 Carlos III se trasladó al Palacio Real mantuvo firme su afición por el Belén instalando en este nuevo espacio figuras y conjuntos con la ayuda de tramoyistas, escenógrafos, escultores, carpinteros, albañiles, vidrieros, plateros y gentes de oficios diversos, dando lugar a un trabajo múltiple en el que intervenía los diferentes gremios. 

A día de hoy, Patrimonio Nacional conserva 80 piezas, una parte mínima de lo que en su momento constituyó el Belén del Príncipe que llegó a contar varios miles de figuras. Constituyen este conjunto conservado el grupo del Misterio con San José, la Virgen y el Niño, con figuras españolas; los ángeles realizados en madera policromada; los pastores del anuncio; y el cortejo de los Reyes, con piezas realizadas en Génova, siendo especialmente llamativo el cortejo del rey Baltasar. Llaman especialmente la atención los animales reproducidos, en particular aquellos de carácter exótico como camellos y elefantes, cuestión que responde al interés de Carlos III por la zoología desde sus años en Nápoles. Un grupo especialmente significativo es el de la matanza de los inocentes, con figuras realizadas en barro policromado y caracerizadas por la crudeza y dramatismo de los gestos y las escenas, respondiendo a una temática muy española. Se incluyen también en este belén algunos temas contemporáneos, en especial en las figuras de campesinos, que incrementan el valor folclórico del conjunto.

Una característica esencial del Belén del Príncipe fue que, si bien su creación se debió a la iniciativa del monarca, su discrute fue público ya que durante el siglo XVIII y hasta principios del siglo XX, fue accesible a todo el mundo previa petición y el permiso correspondiente de la Casa Real.