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17 de mayo de 2005

Ciclo de conferencias

EL PINTOR CIGA Y SUS DISCÍPULOS

El pintor Javier Ciga

Dña. Carmen Alegría Goñi.
Historiadora del Arte.

 

Carmen Alegría Goñi


Se analiza la trayectoria de Javier Ciga (1877-1960), encuadrada dentro de una época en que el arte se debate entre tradición y renovación, y su papel como precursor de la pintura contemporánea en Navarra.

Se trata de un artista de sólida formación académica recibida de Eduardo Carceller en la Escuela de Artes y Oficios de Pamplona y de los pintores Enrique Zubiri e Inocencio García Asarta, que luego completó en Madrid en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando y con el estudio de los grandes maestros del Siglo de Oro del Museo del Prado.

De acuerdo con este aprendizaje, Ciga opta por un estilo acorde con la estética dominante en los círculos oficiales y con la tradición de la pintura española; un estilo fiel a la realidad, con un dibujo firme y detallado, un colorido sobrio y una estudiada proyección de la luz.

Tomó contacto con la modernidad pictórica en Bélgica y Alemania y especialmente en París, lo que le hizo interesarse por los descubrimientos impresionistas que tantea sobre todo en el paisaje urbano. Pero para entonces la dirección de Ciga estaba ya trazada y París no llegó a cambiar su estilo. De nuevo se aferra a la fórmula tradicional en "El Mercado de Elizondo", una obra que fue admitida a la Exposición de Primavera de París de 1914, un éxito para el pintor del que se hizo eco toda la prensa navarra de la época.

Con el inicio de la Primera Guerra Mundial, Ciga se instaló definitivamente en Navarra, en un momento en el que no se daban las circunstancias económicas, sociales y culturales adecuadas para el desarrollo de una vida intelectual rica ni para facilitar el progreso de los artistas. Una situación que había provocado ya la dispersión de la mayor parte de los pintores navarros hacia otros puntos geográficos del país y que también va a determinar, en cierta medida, la trayectoria de Ciga y su orientación estética más bien tradicional, en consonancia con los gustos de la sociedad pamplonesa de la época.

Su abundante obra abarca todos los géneros. Los temas religioso, histórico, mitológico, desnudo y bodegón los trata muy puntualmente. Más libre e innovador se muestra en sus paisajes baztaneses donde experimenta, aunque sea tímidamente, con las sensaciones aprehendidas de la nueva estética europea. Destacó muy especialmente en las escenas costumbristas de claro interés etnicista ("Un Viático en el Baztán", 1917) y en sus espléndidos retratos donde matiza con maestría todos los detalles que definen física y psíquicamente al retratado ("Retrato de Don Estanislao de Aranzadi", "Fely, niña de Elizondo"). 

Su encarcelamiento durante la Guerra Civil marcó un duro y doloroso paréntesis en la vida de Ciga y dio inicio a un cierto declive en su obra de los últimos años, que resulta algo más desigual en calidad que la de años anteriores.