Los estudiantes de 1º de Arquitectura visitaron en octubre el santuario de Nuestra Señora de Aránzazu, situado en el término municipal de Oñati (Gipuzkoa). Según cuenta la leyenda, a un pastor llamado Rodrigo de Balzategi se le apareció la Virgen sobre un espino y este le preguntó: "Arantzan zu?" (¿Tú en un espino?). Durante los siguientes siglos, los frailes franciscanos hicieron de Aránzazu un lugar de devoción y peregrinación, y un exponente del arte y la cultura.

“Tras una muy buena introducción y explicación por parte de la guía del centro de información, tuvimos la suerte de recorrer el edificio, tanto por su interior como por su historia, de la mano de un amable monje local. El clima y el encanto del lugar hicieron posible un día estimulante y unos cuantos muy buenos dibujos", comenta Armando Diago Bernáldez, doctorando y profesor en la asignatura de Taller de expresión gráfica que disfrutó de la visita.

El santuario sobrevivió a tres incendios importantes (1553, 1622 y 1834), por lo que fue reedificado en numerosas ocasiones. En 1951, se decidió hacer una basílica nueva que se expresase en un lenguaje artístico moderno, para lo cual se convocó un concurso de ideas. El proyecto ganador fue el de Francisco Javier Sáenz de Oiza y Luis Laorga, aunque la huella del escultor Jorge Oteiza, autor de las esculturas de los 14 apóstoles de la fachada, está presente en todo el conjunto. Las pinturas son de Nestor Basterretxea y Lucio Muñoz y las puertas de hierro de Eduardo Chillida.

Fotos de Armando Diago Bernáldez, doctorando y profesor en la asignatura de Taller de expresión gráfica.