Del lunes 12 al viernes 16 de mayo, los alumnos de 2º del Grado en Diseño de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra realizaron una estancia académica en la ciudad de Copenhague, donde visitaron diversos lugares emblemáticos del diseño y la arquitectura. Marian Cots, delegada del curso, nos cuenta cómo ha sido la experiencia:
«Tuvimos la oportunidad de vivir una experiencia profundamente transformadora en la ciudad de Copenhague, guiados por nuestros profesores María Fernández, Diego Caro, Fernando Alonso y Raquel Cascales. A lo largo de la semana, recorrimos una ciudad que respira diseño, arquitectura, historia y sostenibilidad en cada uno de sus rincones.
Comenzamos el viaje el martes, paseando por el King's Garden (Kongens Have), un jardín que nos conectó con la historia y el ritmo pausado de la ciudad. Luego, visitamos dos pilares del diseño danés: Royal Copenhagen, con su exquisita porcelana artesanal, y la tienda de muebles HAY, emblema del diseño contemporáneo y funcional.
A continuación, exploramos el mundo textil en Kvadrat, donde entendimos el valor del material, la textura y el color en la experiencia del espacio. Más tarde, en Vitra, descubrimos cómo el mobiliario puede narrar una historia de innovación, ergonomía y estética. Terminamos ese día en el Danish Architecture Center, donde participamos en un recorrido guiado por la historia de la arquitectura danesa y su evolución hacia lo sostenible. Vimos propuestas materiales que plantean un futuro más consciente y aprendimos cómo el diseño puede responder a los desafíos del presente.
El miércoles fue uno de los días más enriquecedores: comenzamos en Fritz Hansen, donde recorrimos la línea del tiempo del diseño funcional escandinavo, comprendiendo cómo una silla puede ser mucho más que un objeto—una declaración filosófica, estética y ética. Ese mismo día visitamos el Museo Louisiana de arte moderno, donde las exposiciones de Henry Moore, Yayoi Kusama y Robert Longo nos enseñaron nuevas formas de ver, pensar y sentir. Fue una sacudida emocional y mental que abrió nuestras mentes como diseñadoras a posibilidades antes inimaginables.
La jornada cerró en el Ordrupgaard Museum, donde pudimos ver de cerca la obra arquitectónica de Zaha Hadid y caminar dentro de una sorprendente estructura de bambú unida únicamente por cuerdas. Esta instalación efímera nos hizo repensar lo posible, lo orgánico y lo poético en la arquitectura.
El jueves, visitamos el Museo de la Resistencia Danesa, donde los objetos cotidianos—como una lámpara o un jarrón—adquirieron un poder simbólico enorme. Entendimos que el diseño también puede ser un acto de resistencia, una forma de mantener la belleza, la dignidad y la esperanza en medio de la oscuridad.
Por la tarde, nos acercamos a la icónica estatua de La Sirenita y terminamos el día con una actividad recreativa junto a los profesores. Y para cerrar el viaje y despedirnos, fuimos a la Orquesta de ‘The Great Gatsby’, un homenaje a los años 20 que nos recordó cómo la historia del arte y el diseño está profundamente ligada a los movimientos culturales de cada época.
Este viaje me enseñó que el diseño no se trata solo de crear “cosas estéticas” o funcionales. Aprendí que el buen diseño nace del contexto, de una comprensión profunda del mundo que nos rodea. Cada silla, cada edificio, cada objeto que vimos está impregnado de historia, cultura, intención y pensamiento crítico. Entendí que los materiales importan, no solo en su forma física, sino en lo que significan. Que el diseño puede ser un vehículo para la memoria, para la emoción, para la resistencia. Aprendí también que la sostenibilidad no es solo una tendencia, sino una urgencia que redefine nuestros procesos, nuestras decisiones y nuestras responsabilidades como creadoras.
Lo que más me marcó fue la experiencia en el Museo Louisiana de arte moderno. Las obras de Moore, Kusama y Longo me atravesaron por completo. Sentí que el arte puede ser una pregunta sin respuesta, una provocación, una puerta hacia otros mundos posibles. También me impactó mucho la visita al Danish Architecture Center, donde descubrí que el diseño tiene el poder de imaginar futuros más sostenibles, más éticos, más humanos. Me di cuenta de que quiero ser parte de esa conversación, y que como diseñadora, tengo una responsabilidad. Este viaje no solo amplió mi mirada, también transformó mi forma de pensar el diseño. Me recordó por qué elegí esta carrera: para crear con sentido, con emoción, con propósito».
Texto escrito por: Marian Cots, delegada de 2º del Grado en Diseño.