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2 de noviembre

Conferencia
EL ARTE NAVARRO EN LOS GRANDES MUSEOS (I)

Arte medieval procedente de Navarra en el Museo Arqueológico Nacional

Dña. Ángela Franco Mata
Museo Arqueológico Nacional

 

Muy escaso es el arte medieval procedente de Navarra en el Museo Arqueológico Nacional. Cabe preguntarse por las razones, considerando la desproporción con respecto a otros regiones de España. Una respuesta parcial se encuentra indudablemente en que no figuró en las Comisiones Científicas que recorrieron el país por los años 1868 a 1875 con motivo de la creación del museo. Posteriormente los objetos ingresados son adquisiciones independientes y aisladas. Se trata del retablo de San Nicasio y San Sebastián, procedente de Estella, y un tesorillo encontrado en la calle de la Merced de Pamplona. Dejo fuera los dos mosaicos, de Soto del Ramalete, Tudela, y de Arellano, del siglo IV, por tratarse de obras romanas.

La pintura gótica internacional en Navarra se inaugura con dos retablos encargados por Martín Pérez de Eulate [más conocido como Martín Périz de Estella] en 1402 y 1416 respectivamente para la capilla funeraria familiar en la iglesia de San Miguel de Estella. El primero de ellos, dedicado a san Nicasio y san Sebastián, se exhibe en el Museo Arqueológico Nacional, a donde ingresó entre fines del siglo XIX y antes de 1925, ya que en esa fecha figura en la Guía de Álvarez Osorio. El segundo, dedicado a santa Elena, se halla ubicado actualmente en el ábside septentrional, inmediato al sepulcro de su promotor. La devoción a la Santa Cruz gozó de extraordinario predicamento en la Baja Edad Media; sirva de ejemplo el bellísimo retablo a ella dedicado, obra de Miguel Jiménez y Martín Bernat, que procedente de la parroquial de Blesa (Teruel) se exhibe en el Museo de Zaragoza. Martín Périz de Eulate fue un destacado personaje en la corte de Carlos III el Noble, de quien era mazonero, cargo que ocupó incluso en los primeros años del reinado de doña Blanca. Fue contratista del palacio de Olite, lo que le proporcionó riquezas y mayor nivel social y cabeza de una descendencia que contaría entre la nobleza más influyente de Estella y del reino. En el sepulcro lleva atuendo propio de caballero, con armadura y espada, y va señalado con su escudo heráldico. 


Retablo de San Nicasio y San Sebastián. Procedente de Estella. Museo Arqueológico Nacional

Retablo de San Nicasio y San Sebastián. Procedente de Estella. Museo Arqueológico Nacional



El retablo de San Nicasio y San Sebastián, que en mi estudio sobre “La lectura de texto e imagen en la pintura bajomedieval hispánica” [XXVII Ruta Cicloturística del Románico Internacional, Poio, 1 febrero-21 junio 2009, pp. 89-102] he incluido en el apartado lenguaje documental/hagiográfico, es de estructura cuadrangular y parece una transposición de la pintura mural, con la que coincide en la disposición de los recuadros y textos. Está dividido en cuatro calles, las centrales con los santos patronos enmarcadas por arcos apuntados y a los pies de cada uno de los donantes, Martín Pérez de Eulate y Toda Sánchez de Yarza, de tamaño reducido, según ley de perspectiva jerárquica. Las calles laterales están dedicadas a la narración de la vida de cada uno de ellos. El contenido de cada escena es explicado por medio de los correspondientes textos.

San Nicasio, asociado frecuentemente a san Sebastián, está representado decapitado con la cabeza mitrada entre las manos y con atuendo de obispo. En la calle izquierda se narra su vida y martirio en tres escenas: predicación: COMO (...) COMO:PREDICAVA (...), degollación LO DEGOLLARON: A SANT: NICASIO y milagro de curación de ciegos COMO:ILUMINA:A LOS: CIEGOS:SANT:NICASIO. 

San Sebastián, oficial de la guardia palatina de Diocleciano, fue asaeteado, acusado de cristiano, aunque muere azotado. Viste de noble palatino, con barba, según iconografía típica del gótico, con la espada en una mano y las saetas en la otra; la corona de flores se ha estampado como ornamento de su atuendo. Su vida y martirio se narran en tres escenas eurítmicas de las de S. Nicasio: varios discípulos quemados: COMO: LOS:ASAN:A LO(S) Q(UE)..., su bautismo por el santo COMO:LOS:BAUTIZAN:A LOS Q(UE) DI(...):EN S(ANT) SABAST(TIAN) y finalmente el santo es asaeteado: AQUI:COMO:SAETEAN:A SANT:SABASTIAN.

La inscripción de la parte inferior proporciona la fecha de ejecución de la obra y los comitentes. Se lee: ANNO:D(O)M(INI):M:CCCC:SEGUNDO:ESTA:OBRA:FIZO:FACER:M(ARTIN) P(ER)IZ DE (EULA)TE MAESTRO:MAYOR:DE:OBRAS:DEL SENNOR REY (ET)TODA (SANCHEZDEYARZ)A SU MUGER: A ONOR:ET SERVYCIO:DE DIOS:ET DE SENYOR:SAN SABASTIAN ET DE SENT:NICASIO:ET Q(UE) POR LA ... RE:ESTOS ...: N(OST)RIS:SEAN:BONOS MEDIADEROS:A DIOS:POR MI:ET:POR TODO

En la capilla figura también el retablo dedicado a santa Elena, cuya documentación de ambos ha sido expurgada por el P. Goñi Gaztambide. Resultan ilustrativas algunas circunstancias históricas, que se recogen en un documento expedido en Roma y datado en 1 de junio de 1500, exhibido por el vicario general del cardenal Palavicini, en presencia del caballero Lope Vélez de Eulate, donde se consignan varios extremos relacionados con los santos Nicasio, Sebastián y Santa Cruz. Varios cardenales concedían cien días de indulgencia a cada uno a los fieles que visitasen la capilla de San Sebastián, sita en la iglesia parroquial de San Miguel de Estella, y diesen una limosna para su conservación y reparación en cinco festividades determinadas. Además, para la erradicación de una epidemia de que estaba azotada la ciudad, solicitó la intercesión de los santos mártires Nicasio y Sebastián, y dispuso que en los domingos y fiestas solemnes se pudiese pedir limosna dentro y fuera de la iglesia de San Miguel y de las otras iglesias de Estella para luminaria de san Sebastián. Las limosnas se depositarían en un cepo dentro de las capillas mencionadas y se invertirían en luminaria, misas, conservación y adorno de la capilla, y oración perpetua a favor de los donantes. 

El retablo de Santa Elena conserva parcialmente la indicación de los comitentes en una inscripción situada entre el cuerpo del retablo y el banco, cuya transcripción dice así : “Este retablo ficieron fazer Martín Periz de Eulate... del sr. Rey et Toda Sánchez su muger vecinos Destella a honor e reverencia de nuestro Sr. Dios y de la Santa Cruz [...]en lanno del nacimiento de Nuestro Señor Ihesu Xto de mil CCCC e seze”, coincidente con el documento publicado por el P. Goñi. 

La variedad de monumentos funerarios existentes en el Museo Arqueológico Nacional nos ha permitido un amplio despliegue imaginativo para su exhibición. He considerado oportuno evocar un espacio funerario mostrando monumentos de tipos y estilos variados para dar la idea de emplazamientos originales. 


Tesorillo de Pamplona, hallado en la calle de la Merced

Tesorillo de Pamplona, hallado en la calle de la Merced
Museo Arqueológico Nacional
 

El Tesoro de Pamplona fue hallado dentro de una escarcela mudéjar y una bolsa del siglo XIV en 1940, y fue incluido por Mateu y Llopis dentro de un artículo general sobre “Hallazgos”, en la revista Ampurias en 1945. Posteriormente, salvo las referencias de Adquisiciones del MAN (Madrid, 1947) y la aportación de mi buena colega la malograda Mercedes Rueda en su libro sobre florines, poco más se ha escrito. Actualmente está en espera de publicarse la exhaustiva catalogación efectuada por Mar Gómez Talavera en 1999. Se compone de 117 piezas de oro, de diversas procedencias y cecas, Aragón, Tortosa, Perpiñán, Valencia, Zaragoza, Sevilla, Venecia, Francia e Inglaterra. Su peso es de 374,55 g. Junto a este abultado lote de monedas se hallaba una hermosa sortija del mismo material con una piedra azulada. Se trata indudablemente de un tesoro escondido por su dueño, presumiblemente un peregrino de Santiago. 

Finalmente traté sobre algunas imágenes marianas ofrecidas en venta al Estado, una románica (1926) y dos góticas (2009, 2014), una de mármol, del siglo XIV y otra de madera, de hacia 1280, que corresponde al tipo de los ejemplares de Los Arcos, Miranda de Arga, Arizaleta, Fitero, Berbinzana, Mendigorría, Artaza y Ubago, de la catalogación de C. Fernández-Ladreda, que no fueron adquiridas. 

Pertenece al primer grupo de la imaginería medieval mariana, que denomina en sentido estricto, catalogada por Clara Fernández-Ladreda,. Se trata de un grupo muy bien definido, cuyos caracteres formales define de la siguiente manera: los pies del Niño apoyan el derecho sobre la pierna correspondiente de la Madre y el izquierdo reposa sobre su regazo, detalles del vestido, cuyo fiador muy apuntado y predominio del plegado anguloso, visible especialmente en el borde del velo y parte inferior del manto, y por el tipo de atributos empleados, en el caso de María, de carácter floral, en el de Jesús, libro cerrado. Partiendo de la propuesta cronológica de Randall para un ejemplar existente en The Cloisters, de Nueva York, similar a la Virgen de Miranda de Arga, en las dos últimas décadas del siglo XIII, la autora citada establece la misma cronología, por cuanto ambas son adscribibles al mismo artista. Por mi parte, le atribuyo al nuevo ejemplar la autoría y en consecuencia la misma cronología, que para todo el grupo corresponde el último tercio del citado siglo [Clara Fernández Ladreda, Imaginería medieval mariana en Navarra, Pamplona, Gobierno de Navarra, 1988, pp. 150-168]. la circunstancia de haber desaparecido la elegante corona, que orna algunas de las imágenes del grupo, desvirtúa en cierto sentido su originalidad, si bien las características de la obra permanecen inalteradas. Conserva incluso la policromía, que la acerca más a la Virgen de Miranda de Arga.