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19 de noviembre de 2014

Ciclo de conferencias

PATRIMONIO Y COMUNICACIÓN. UN MARCO DE REFERENCIA

Comunicar el Patrimonio: entre la necesidad y los excesos

D. René Payo Hernanz
Universidad de Burgos

Desde mediados del siglo pasado, se ha producido un notable proceso de “democratización” del disfrute de los bienes patrimoniales. Lo que hasta entonces había estado limitado a unas minorías cultas y con posibilidades económicas, se convirtió en una práctica común de la “sociedad de masas” merced a dos hechos fundamentalmente: la consolidación y el crecimiento de las “clases medias” con un determinado nivel económico y la elevación del nivel cultural de la población. Todo ello fomentó un tipo de actividad, basada en el acercamiento y disfrute de los bienes del Patrimonio que se incluye en el fenómeno más amplio del “Turismo Cultural”.

Dos vectores paralelos que, en ocasiones confluyen, se desarrollan en torno al fenómeno del “Turismo Cultural”, vinculado al Patrimonio. En primer lugar la conciencia no solo de las administraciones sino también de la mayor parte de la sociedad en su conjunto de que el conocimiento de nuestra herencia genera beneficiosos resultados sobre los individuos y además tiende a crear sentimientos colectivos, en su mayor parte, de carácter positivo. En segundo lugar, el indudable valor económico que generan muchos de estos recursos patrimoniales, lo que facilita, sin duda, la generación de fuentes de riqueza y, en muchos casos, garantiza la sostenibilidad de estos bienes. 
 

Centro de interpretación de la Almoina (Valencia)

Centro de interpretación de la Almoina (Valencia)
 

Todo lo anteriormente señalado exige el desarrollo de correctas técnicas de comunicación del Patrimonio. No nos referiremos aquí a los estudios eruditos o académicos sobre el mismo. Estos trabajos, aunque a veces llegan a públicos relativamente amplios, han de considerarse como el punto de partida para el surgimiento de las estrategias correctas que permitan poner en conexión a estos bienes con la “sociedad de masas”. Tampoco nos dedicaremos a analizar el apasionante mundo de la didáctica escolar del Patrimonio.

Dos serán los puntos de nuestro análisis. En primer lugar el de la comunicación del Patrimonio antes de su visita o disfrute. En segundo lugar se hará relación al conjunto de técnicas de carácter didáctico-museográfico que permiten comunicar el Patrimonio, aunque sería bueno, como premisa inicial, traer aquí a colación la máxima de uno de los teóricos de este campo, Manel Miró i Alaix, que señaló que “el patrimonio, como el oro, es un valor eterno, mientras que la museografía, como las acciones en bolsa, es un valor efímero que depende mucho de los cambios tecnológicos y de los estados de ánimo”.

En ese primer estadio de comunicación previa a la visita ha alcanzado un notable desarrollo, en las últimas décadas, las técnicas publicitarias que, al igual que el turismo no ligado al mundo cultural, tratan de crear expectativas y necesidades. La publicidad puede verificarse en medios convencionales –prensa escrita, radio e incluso televisión- mostrando las excelencias, a través de distintas campañas, de un conjunto urbano, de un bien arquitectónico, de un parque arqueológico, de un museo etc. Algunos eventos patrimoniales, como grandes exposiciones, son también objeto, en muchos casos, de un gran esfuerzo publicitario. En ocasiones, formatos vinculados al modelo de reportaje o documental -que trascienden el concepto de lo publicitario- también sirven para comunicar el Patrimonio y generar inquietudes que desembocan en la visita. Tampoco debemos olvidar el surgimiento de publicaciones no científicas de gran tirada -revistas de arte, de viaje, etc- en las que una forma más o menos profunda se produce una incipiente comunicación del Patrimonio.

Junto a ello, en los últimos lustros, se ha producido un notable esfuerzo de muchos gestores de bienes patrimoniales por crear sistemas de comunicación a través de las nuevas tecnologías. Algunos se presentan de manera más estática desde el punto de vista de la relación entre los responsables de los recursos patrimoniales y los futuros visitantes, como por ejemplo a través las “páginas web” (aunque algunas permiten ya visitas virtuales). Otros se producen de forma más dinámica y conectada con los futuros “usuarios” a través de redes sociales como Facebook o Twitter. 

Pero si estos sistemas de comunicación tratan de llegar al público de manera individualizada, existen otros que tratan de servir al “mercado mayorista” del Turismo Cultural. En este sentido, las Ferias de Turismo, suelen “comunicar” de manera cada vez más importante la oferta patrimonial de países, comunidades, provincias o localidades. FITUR e INTUR, en España, aunque no son ferias solamente ligadas a “promocionar” productos patrimoniales, muestran una cada vez mayor oferta de este tipo. Junto a ellas han surgido, en los últimos años, algunas dedicadas exclusivamente al mundo del Patrimonio Histórico como la Bienal ARPA que se celebra en Valladolid.
 

Centro de interpretación de Segobriga (Cuenca)

Centro de interpretación de Segobriga (Cuenca)
 

Una vez generada la necesidad de la visita del Patrimonio, a través de todos los mecanismos antes citados, se plantea la obligación de poner en marcha sistemas de comunicación de estos bienes en el momento en que se produce el contacto entre el público y el bien. Surge aquí toda una serie de estrategias que obviamente deben adaptarse a la compleja tipología de visitantes determinada por los grados de formación cultural, por la edad, por el grado de interés, por el origen, etc. No entraremos a analizar los recursos museográficos en profundidad, aunque obviamente forman parte de manera prioritarios de los sistemas de comunicación del Patrimonio. En este campo aún están vigente sistemas clásicos, vinculados a la tradicional ficha catalográfica del bien o de las distintas partes del mismo, que puede ir acompañada de recursos de carácter explicativo más amplios conformados por textos, esquemas, diagramas, etc. A veces las nuevas tecnologías -videos, paneles interactivos, etc.- se convierten en un notable medio de comunicación patrimonial. Por otro lado, todavía se siguen empleando las guías y los panfletos impresos.

No debemos olvidar que en este proceso de comunicación que se desarrolla en paralelo a la visita o contemplación directa del bien han jugado y aun siguen jugando un papel destacadísimo los guías que actúan de intermediarios entre el edificio o las piezas y el visitante. Han desarrollado una actividad de gran importancia y, en muchos casos, su profesionalidad les permitía y permite adaptaciones a las características de un “público” de tipología compleja. La profesión de guía ha entrado en un periodo de reflexión y de replanteamiento como consecuencia de la aparición de las nuevas tecnologías aplicadas a la comunicación del Patrimonio. Su futuro está en relación con la capacidad que tengan de desarrollar lazos empáticos con los visitantes que vayan más allá de lo que puedan ofrecer los medios tecnológicos, pues muchos de ellos están, en estos momentos, “usurpando” su función tal y como ocurre con las ya clásicas y extendidas audioguías o con los recursos que, desde distintas plataformas, pueden descargarse en nuestros teléfonos o tabletas móviles y que en muchos casos permiten una cierta interrelación con el usuario en el momento de la visita, dando lugar a empresas de base tecnológicas que suministran estas aplicaciones.

En este contexto, en el que cada vez las nuevas tecnologías ocupan un papel más importante en el proceso de la comunicación del Patrimonio, ha surgido un nuevo vehículo que trata de ayudar al visitante a su comprensión: el Centro de Interpretación, método muy útil pero que como veremos puede dar lugar a determinados excesos.