La pieza del mes de julio de 2025
LA BANDERA DE VIANA: HISTORIA, EVOLUCIÓN. ACTUALIDAD
Félix Cariñanos San Millán
Licenciado en Filología Románica
La enseña actual de la ciudad de Viana tiene unos orígenes medievales. Uno de los escudos que colaboraron en su nacimiento se encuentra en una de las bóvedas del refectorio gótico de la catedral de Pamplona, acabado en 1335. Esa cubierta alberga varios escudetes heráldicos y el referido a la buena villa de Viana muestra ya las cinco bandas o palos verticales que singularizarán mayoritariamente su bandera hasta el día de hoy.
Esa medievalidad es puesta de relieve asimismo por el historiador vianés Juan Cruz Labega al citar unas líneas del jesuita navarro y cronista del Reyno José de Moret en sus Papeles varios: “En el Archivo de Viana hay un instrumento en pergamino y es original y con un sello pendiente de Viana como hoy [siglo XVII] le trae de las cinco barras, y por la circunferencia tiene letrero que dice claramente SIGILLUM CONCILII DE VIANA [sello del concejo de Viana]. De donde se ve que estas armas son mucho más antiguas de lo que algunos han pensado, es a saber, que se las dio el rey de Navarra y Aragón” don Juan II [el padre del primer Príncipe de Viana].
Esa antigüedad anterior demostrada, además, por otras fechas suscritas por el mismo Labeaga se sustenta también en algunos de los sellos céreos conservados en el conjunto de pergaminos existentes en el archivo municipal de la ciudad. En ese mismo período se conocen algunos emblemas que contienen cinco columnas verticales, que - según anotaremos - han llegado hasta nuestros días.
En el año 1608 el clérigo vianés Juan de Amíax publica en Pamplona “Ramillete de Nuestra Señora de Codés”; en él afirma que ese mismo rey don Juan “le dio las sobredichas armas reales” y añade “que son cinco bandas rojas en campo de oro”. No obstante, matizamos que en tal texto a la hora de imprimirlo se dibujaron cuatro bandas - no cinco - con bordura de época y corona real.
Tras esas afirmaciones sobre las armas de la ciudad emanadas de la época medieval,añadimos que el casco antiguo de la población reúne un decisivo número de escudos pétreos y de mobiliario originarios de la época del Renacimiento, Barroco y Neoclasicismo, todos los cuales contienen las cinco bandas de gules o palos medievales. Así, subsisten dos escudos pétreos de pequeño tamaño situados a ambos lados de la base del emblema de los Austrias con el que se distingue al portal de Estella, antiguamente de Santo Nicasio y popularmente denominado el Trampón, localizado al este de la población. Los dos escudos citados contienen cinco bandas, datan de 1563 y preceden en su sencillez - sin ninguna bordura ni corona - a los numerosos emblemas municipales de otras tantas bandas que adornarán distintos edificios de servicios construidos en las dos centurias siguientes e indicarán su pertenencia al municipio.
Abanderados de Viana y La Brède hacia la misa de Santa María Magdalena, 22, julio, 2024. Foto: F. Cariñanos.
Dichos tres escudos son obra del escultor Gaspar de Vitoria, quien cobró “por las armas rreales que yzo veinticinco ducados” y, además, restauró la imagen de la Trinidad que figuraba en la parte de dentro de esa puerta de la muralla medieval, labor por la que se le pagaron ocho reales. Según el pertinente libro de cuentas municipal, proporcionó a Gaspar la piedra para esa obra Juan de Arranotegui, que cobró doce reales mientras laboraba por entonces en la monumental portada de Santa María. En el mismo libro se anota que el cantero vianés Juan de Amíax desbastó esa pieza por ocho reales para que Gaspar laborara con más facilidad. Los dos escudos pétreos citados son los más antiguos de la población.
Veintiséis años después encontramos una referencia a la existencia de una bandera en la villa. El 29 de junio de 1589 se recibió en el Ayuntamiento una cédula y mandato de Su Magestad y del Excelentísimo Señor don Martín de Córdoba, Virrey de este Reyno, de lo cual se informó por el secretario de dicho Señor para que, a su vez, los leyera el secretario municipal. Por esos escritos “se mandaba que en la dicha villa se apercibiese la gente de ella y estubiese puesta en horden para efecto de que el dicho visorrey que va a benir en persona a hacer alarde y lista de la gente que en ella ay, poniendo la dicha cedula sobre sus cabezas y obedeciéndola con el respeto debido en cumplimiento de ella y para el efecto de hacer la dicha alarde, nombraron por capitan a el Sr. Martín de Allo, alcalde, y por alferez al dicho Señor Juan de Gongora, [regidor], y por Sargento al dicho Sr. Pedro de Santesteban”. En definitiva, con este motivo el Ayuntamiento quedó en “hacer una bandera como y de la manera que le pareciere al Señor Martín de Allo, alcalde, el qual la saco”. El texto puntualiza que se encargó en Logroño.
Aseguramos que la enseña de entonces contenía como elemento heráldico referido a las armas de la ciudad el de las cinco bandas porque ese rasgo del poder civil torna a utilizarse en 1630 en las veneras de oro impuestas a los regidores en la sesión de la publicación del título de ciudad ese año, que tuvo lugar el 29 de septiembre, festividad del arcángel San Miguel. Las insignias son colocadas por el alcalde, señor don Juan de Acedo y Gúrpide, e incluyen “las armas de la dicha ciudad y santos de su devoción, que son la Asunción de Nuestra Señora y Señor San Pedro, vocación de las parroquias de esta ciudad”. Según consta en el pertinente libro municipal de cuentas, las medallas fueron obra del platero pamplonés Antonio de Guipier y costaron mil cuatrocientos ochenta reales.
En cuanto a los días en que ha de salir el regimiento “en forma de ciudad” encabezado por la bandera, se asignan en los “decretos y ordenanzas hechos por esta ciudad para la buena gobernación de ella y su república”. En primer lugar, el Día del Santísimo Sacramento o del Corpus; además, el Día de San Pedro de junio y de la Asunción de la Virgen y todas las jornadas de voto en que se acudirá a una u otra parroquia en procesión; asimismo en las fechas de letanías en que se procesione a determinadas ermitas y cuando se recibiere la Santa Cruzada en el altar colocado en el portal de San Felices, la puerta más venerada desde la reedificación del año 1219 por jurarse ahí el Fuero del Águila. En ocasiones, la bandera es denominada también estandarte, así al portarla en 1686 el regidor Andrés de Añoa, familiar del arzobispo vianés de Zaragoza Francisco Ignacio Añoa.
Esos dos motivos heráldicos parroquiales que simbolizaban el poder religioso en el cuartel superior y el de las cinco bandas que representaba la autoridad municipal en el inferior debieron figurar en la portada del Santo Hospital de Pobres y Peregrinos de Nuestra Señora de Gracia al haber vendido el Ayuntamiento el antiguo edificio a los cofrades de la Veracruz en 1567 y haber determinado trasladarlo a extramuros al norte de la ciudad por el peligro que implicaba su situación en la rúa mayor de la población en tiempos de epidemias. Esos símbolos vianeses de 1630 y 1567 pasaron en 1887 al escudo situado hoy sobre la puerta localizada al este de la residencia de Nuestra Señora de Gracia: su zona superior la ocupan la terraza con azucenas - distintivo de Santa María de la Asunción - y la tiara papal con las llaves - divisa de San Pedro -; la parte inferior se ocupa toda ella con las cinco bandas que representan a las armas propias de la municipalidad, que en los años ochenta del siglo XX decidió denominar a la actual Residencia con la misma advocación del hospital del siglo XV: Nuestra Señora de Gracia.
Pendón de la ciudad en la romería a la ermita de la Virgen de Cuevas, 21, abril, 2025. Foto: F. Cariñanos.
Ya para 1700 las armas de la ciudad se van a independizar de los símbolos parroquiales al ocupar su propia cara en las medallas de los concejales, lo deducimos por la sesión del 6 de septiembre de 1700 al prestar juramento el nuevo alcalde don Ignacio Barragán y Nobar, quien “recibió la vara y venera que acostumbra llevar el señor alcalde y regidores con las imágenes de Santa María y San Pedro por una parte y por la otra las armas de la Ciudad en una medalla de oro esmaltado pendiente de un cordón de seda” negra.
Los frecuentes trasiegos de tropas hacia el Pirineo en estos siglos dieron lugar a la muy frecuente formación de Compañías de mozos con las consiguientes dificultades de completarlas y coordinar los mandos entre comarcas y valles. El 18 de enero de 1660 se reúne el consistorio de Viana para dar cuenta de haber recibido noticias de que el valle de Aguilar [de Codés] ha solicitado del Consejo Real de Navarra el que nombre un capitán que dirija la Compañía o unidad militar del valle. Pero la ciudad, “como Cabeza de Principado Real”, propone acudir a dicho Consejo para que los del valle citado marchen a las movilizaciones bajo la bandera de la ciudad según lo han efectuado “en las levas y ocasiones que se han ofrecido del servicio a Su Majestad, y aún se tiene entendido que el mismo valle lo ha solicitado por conveniencias propias. Y determinó por este auto que se envíe persona con carta en que se suplique a Su Señoría mandar continuar la dicha conducta en la misma ciudad, incorporándola a la [Compañía] que tiene la misma ciudad de la gente de su jurisdicción”. No solo se aludía a Viana sino también a sus barrios de Bargota, Aras y Lazagurría.
A veces estas levas para conformar los Tercios del Reyno que han de acudir en caso de peligro descubren los materiales que se utilizarán para fabricar las enseñas. En julio de 1674 se pagan a Juan de Goñi, mercader de Logroño, ciento ochenta y seis reales castellanos por el tafetán y la seda empleados para confeccionar la bandera de la Compañía de la ciudad. El encargo se hace por haber pedido el virrey la presencia en Pamplona de cuarenta y siete hombres más, añadidos a los noventa y cinco habituales, todos ellos procedentes de la ciudad y sus barrios. La enseña de Viana encabezará a los componentes de la citada unidad militar, a las órdenes del señor don Juan Pujadas.
En la instrucción que el Ayuntamiento del año 1704 deja al del año siguiente se anota que don Francisco de Bustamente, capitán de la Compañía que forma parte de los Tercios, no ha devuelto todavía la bandera “y quedó en su poder” cuando volvió esa unidad militar desde Pamplona. Así lo declararon el capellán don Pedro Carrillo y el alférez don Juan Manuel de Laguardia. Se añade que “valía la dicha bandera quinientos reales”. En la instrucción de 1705 se repite literalmente el mismo aviso sobre la falta de esa enseña; este año los mozos movilizados en la ciudad entre los catorce y sesenta años son ciento cuarenta y tres.
En el Libro de Cuentas que incluye las de 1820 se apuntan los 50 reales fuertes pagados al maestro sastre Gregorio Durán por “componer la bandera de la ciudad y colgaduras de la Sala de Consultas”.
Escudos de cinco bandas en el portal de Estella. Año 1563 Foto: F. Cariñanos.
Entretanto no eran dejadas en paz las bandas o palos de las medallas de los concejales. A finales de agosto de 1873 - Tercera Guerra Carlista - tuvo lugar la desaparición de las insignias municipales, circunstancia relatada el 1 de septiembre en la sesión municipal: “El Sr. Teniente Alcalde don Juan Fernández hizo presente que en los días de la toma de esta plaza por el Ejército Real faltaron de la secretaría, cuyas puertas abrieron a viva fuerza así como los cajones y demás cerraduras, las medallas que usaban los concejales y algunos otros efectos y, sin embargo de haber practicado alguna diligencia en averiguación del autor, no pudo saberse quién obraría tal atentado. Y que, al efecto de no caer en responsabilidad, lo ponía en conocimiento del Ayuntamiento, a lo cual contestaron de que estaban persuadidos de que habían faltado las medallas y demás efectos en la forma que ha expuesto el Sr. Presidente, por cuanto varios de los concejales que vinieron a primera hora en unión del Sr. Presidente vieron las puertas abiertas a viva fuerza, de lo que se extiende esta acta”. El asunto no paró ahí, ya que los regidores liberales vianeses recibieron una carta del obispo de Calahorra en la que se les advertía acerca de que en las arcas episcopales no se había recibido la cantidad de dinero proveniente de la Bula anual de la Santa Cruzada, a lo cual respondieron las autoridades desvalijadas al señor obispo que podía solicitar esa cantidad a sus correligionarios, los partidarios de Don Carlos.
Todavía en 1898 se encargaron otras medallas en Pamplona a Miguel Aramendía, que costaron ciento cuarenta y nueve pesetas.
Para entonces el emblema heráldico de las cinco bandas originario de la Edad Media se había prodigado mayoritariamente en las fachadas de los edificios municipales a lo largo de los siglos XVII y XVIII, ornados todos de borduras barrocas, a veces con las cadenas de Navarra e incluso con la corona real: el escudo del Balcón de Toros (1686); los cinco de las fachadas del Ayuntamiento (1688); los tres de las Carnicerías municipales (1723); los dos de los toriles de la plaza del Coso; los dos del Peso Real y Alhóndiga (1772); el antiguo del portal de San Juan, rehecho en la década de los años noventa del siglo pasado con su aspecto primigenio por el artista vianés Javier Ciaurri Suso; el del portal “de la Concepción o de la Solana” dotado de águila bicéfala y Toisón labrado en 1697 por el escultor barroco vianés Juan Bautista de Suso, que sustituyó a otro que se hallaba ”deshecho y muy maltratado”.
Esos cinco palos verticales de gules se habían prodigado asimismo en el mobiliario del consistorio, Destacan los tres escudos de forja en el arca de las tres llaves de 1780 que albergó tanto los documentos más importantes del archivo municipal como los restos de César Borgia, estos desde principios de septiembre de 1945 hasta el 13 de diciembre de 1953, mueble localizado en la actualidad en el vestíbulo del palacio consistorial. También llama la atención el espacioso escudo de madera de 1724, sito en el salón de sesiones, con bordura barroca, cadenas y corona real, que servía de puerta a la gran caja, obra del maestro carpintero Antonio Lizalde y del cerrajero Andrés de Arana, “para tener colocada la imagen de Santa María Magdalena, Patrona de la Ciudad, de cuerpo entero, para que no se empolvase el dorado y estofado”. Esta imagen fue encargada por el consistorio para la iglesia de San Pedro y esculpida por Juan Bautista de Suso juntamente con sus andas a fin de ser sacada en procesión; se robó de la ermita de la Virgen de Cuevas en la primera mitad de los años noventa del siglo XX.
Después de las épocas medieval y barroca preferentemente, se inaugura un tiempo nuevo merced a la calidad de los bordados y magníficos detalles de su escudo con bordura vegetal, cadenas de Navarra y corona real por timbre del pendón encargado por el consistorio a las Hijas de la Caridad y entregado por su Superiora Sor Simona Oroz y Mina a principios de la década de los años noventa del siglo XIX. (Sobre esta monja escribió una obra de teatro - “Sor Simona” - don Benito Pérez Galdós, estrenada en Madrid en el teatro Princesa en 1917). Venerada en la ciudad por su origen y presente en la manifestación de la Gamazada en Pamplona aquel domingo 4 de junio de 1893 en manos del alcalde don Fructuoso Elizalde, el pendón ha figurado siempre en lugar preferente del palacio y hoy preside desde lo alto el vestíbulo del principal edificio municipal. Dicho divisa ha honrado asimismo desde el balcón del palacio consistorial tanto la venida a esta ciudad, Cabeza del Principado del Antiguo Reyno de Navarra, de don Felipe de Borbón y Grecia, Príncipe de Viana, en 1998 como la llegada de los Príncipes de Viana Don Felipe y su esposa Doña Letizia en 2004.
El abanderado Rafael Chasco en el traslado de Santa María Magdalena a la parroquia, 21, julio, 1963.
Esa enseña nacida a finales del XIX se completa con la bandera oficial presente en el salón de sesiones que distingue a la comitiva municipal en sus manifestaciones cívicas y religiosas, emblema de calidad tan excelente como la de Sor Simona y réplica con el mismo escudo de las armas de la ciudad. Es obra de dos vianesas clarisas en Tudela, María Teresa Narvarte y Sagrario Duque, por acertado encargo del consistorio que gobernó en la primera mitad de los años noventa de la pasada centuria, las mismas que en 2006 bordaron el estandarte de la Asociación de Auroros de este Principado. Dicha bandera suele ser portada, según costumbre, por el concejal o concejala más joven de la corporación. Ambas enseñas ciudadanas muestran un ligero desvío respecto de las cinco bandas, palos o columnas que dominaron absolutamente en el Renacimiento, Barroco y Neoclasicismo, al ostentar solamente cuatro.
Sin embargo, los cinco signos heráldicos verticales prevalecen sobremanera en los siglos XX y XXI. En 1922 se recupera la Fiesta de San Felices o de la Fundación, que no se celebraba desde 1789 y con ese motivo el Ayuntamiento edita un saludo que encabeza con el escudo medieval de las cinco columnas existente ya en la Edad Media. Esa misma heráldica encabeza la doble hojica a imprenta que edita el Ayuntamiento en el homenaje “de la ciudad de Viana a la insigne Hija de la Caridad Sor Simoma Oroz y Mina en su I Centenario, 3 de marzo de 1927”. El consistorio reitera ese distintivo, por ejemplo, en los programas de San Felices en 1984 y 1985; en la portada de las Fiestas de Santa María Magdalena (1987, 1990); la Peña Ultreya-Berri lo muestra en las fiestas de julio (1981, 1988, 1990, 1991) y septiembre (1989). De este siglo XXI data el elegante repostero que alberga otra hermosa réplica del escudo de Sor Simona, mas de … cinco palos, es decir, sigue la pauta de tanto blasón pétreo ya consignado.
También esta divisa retornó a las medallas de los concejales en la última década del siglo XX y participó en la Fiesta de San Felices del 2006 al concederse a los escritores vianeses Pablo Antoñana Chasco, Xavier de Antoñana Chasco, Félix Cariñanos San Millán, Juan Cruz Labeaga Mendiola y Pelayo Sainz Ripa.
En fin, aquel blasón de las cinco bandas de gules o rojas en campo de oro suele imprimirse en muchas de las portadas de los voluminosos programas de fiestas de la Magdalena y Santiago, que suelen rondar las cien páginas. Y, sobre todo, todas las banderas municipales encargadas por los diferentes Ayuntamientos a distintas empresas que ondean desde hace muchos años en el balcón consistorial y en el vestíbulo del Ayuntamiento junto a las de Navarra, España y Europa presentan esa raigambre medieval.
Pendón de Sor Simona Oroz en la visita de Don Felipe de Borbón y Grecia, Príncipe de Viana. Año 1998.
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA
AMÍAX, J. de, “Ramillete de nuestra Señora de Codés”. Imprenta de Carlos de Labayen, Pamplona, 1608, p. 111.
Archivo Municipal de Viana, Libro de Cuentas de Propios, caja 13, carpeta 16, documento 1, año 1563, descargo 92 sobre las armas reales del portal de Estella.
Íd., Libro de Actas del concejo de Viana, caja 14, carpeta 17, 1589, junio, 29, Auto de la alarde y de la bandera encargada en Logroño.
Íd., caja 16, carpeta 19, documento 7: Auto de recopilacion de decretos y ordenanzas ´hechas por esta ciudad para la buena gobernación de ella y su República. Forma de las medallas y días de ciudad con bandera, 1630, septiembre, 30, fº 172-175 y v.
Íd., caja 31, carpeta 33, Libro de Actas del concejo de Viana, 1700, septiembre, 6, Auto de las veneras del alcalde y regidores.
Íd., caja 19, carpeta 21, documento 2: Libro de Acuerdos del concejo de Viana Auto de que el Valle de Aguilar sea incluido bajo la bandera de la Compañía de Viana, 1660, enero, 18, fº 640 y v.
Íd., caja 22, carpeta 24, documento 5: Libro de Cuentas, 1673, julio, 5, descargo 62, Adquisición en Logroño de tafetán y seda para confeccionas la bandera de la Compañía de Viana, p. 38.
Íd., caja 32, carpeta 36, Libro de acuerdos del Ayuntamiento de Viana, 1704, agosto, 14, Todavía no se ha devuelto la bandera de la Compañía de Viana, p. 84.
LABEAGA MENDIOLA, J. C., Casa consistorial de Viana, en “Casas consistoriales de Navarra”, Gobierno de Navarra, Pamplona, 1988, p. 299. Sobre el escudo y las armas de la villa de Viana.
MARTINENA RUIZ, J. J., “La Gamazada”, en Temas de Cultura Popular, nº 361, Diputación Foral de Navarra, Pamplona, p. 21.