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La pieza del mes de junio de 2021

LA TRINIDAD DE ARRE, UNA PINTURA DE NARCISO ROTA

 

María Josefa Tarifa Castilla
Universidad de Zaragoza

 

En marzo de 2019, la obra objeto de atención, un óleo sobre lienzo de 57 x 85 cm atribuida al pintor A. Rota bajo el título Palacio con puente, fue sacada a la venta en una conocida casa de subastas nacional. El cuadro fue adquirido por un particular navarro, que ha puesto a nuestra disposición la pintura para realizar el presente estudio.

Narciso Rota, “La Trinidad de Arre”

Narciso Rota, La Trinidad de Arre, 1988. Colección particular. Foto: M.ª Josefa Tarifa.

Un detallado análisis del lienzo nos ha permitido, por un lado, afinar la autoría de su creador y, por otro, identificar correctamente el bello paisaje y el emblemático edificio navarro representados. Sin lugar a dudas, nos hallamos ante una obra salida de las manos del prolífico artista plástico contemporáneo Narciso Rota (San Sebastián, 1926-Pamplona, 2004). La fascinación de este donostiarra por la pintura se manifestó a pronta edad, iniciando su formación a los catorce años, cuando accedió al estudio de Gaspar Montes Iturrioz, uno de los principales artistas de la Escuela del Bidasoa, completando su aprendizaje posteriormente en la Escuela de Artes y Oficios de Irún. La curiosidad e interés de Rota por descubrir nuevas técnicas le llevó en la década de los cuarenta a ingresar como aprendiz en la empresa Porcelanas del Bidasoa, ganando posteriormente una plaza de decorador y dibujante en el Museo de San Telmo de San Sebastián, en esos momentos bajo la dirección de Manso de Zúñiga.

A mediados de los años cincuenta, el artista aceptó una oferta para montar un taller dedicado a la producción de porcelanas y esmaltes en Pamplona, conocido con el nombre de “Talleres Limoges”, emplazado en la calle Tejería, local en el que también instaló posteriormente su estudio pictórico. Ello le llevó a fijar su residencia en la capital navarra junto con su esposa, Aurora Elberdin, donde entabló una estrecha amistad con los pintores Jesús Basiano (1889-1966) y Crispín Martínez (1903-1957). A mediados de la década de 1970, el matrimonio adquirió otra vivienda en la localidad sangüesina de Yesa, en la que pasaron largas temporadas, colaborando nuestro protagonista activamente en las distintas actividades culturales organizadas por la localidad, como la charanga, ya que también era un apasionado de la música, tocando varios instrumentos como el chistu, el atabal o el acordeón. A lo largo de su vida expuso en diversas ocasiones en Pamplona, en la Sala de Exposiciones del Círculo de Bellas Artes de Madrid, Sangüesa, Irurita y en Bayona (Francia). Los últimos años de su existencia los pasó junto a su mujer en la residencia Ama Ibañeta de Erro, donde continuó pintando hasta el 2003, cuando sufrió una embolia, falleciendo un año después, el 17 de agosto de 2004.

La amplia producción artística de Narciso Rota, al óleo y a la acuarela, en la que también se incluyen los referidos esmaltes y porcelanas, se encuentra diseminada por diversos museos e innumerables colecciones particulares, como es el caso de la pintura que nos ocupa. La temática de sus obras al óleo es predominantemente paisajística, lo que por otro lado denota su amor por la naturaleza, de contenido vasco en una primera fase, pasando a ser de asuntos mayoritariamente navarros en su etapa pamplonesa, desde vistas urbanas, como emblemáticos rincones del casco viejo de Pamplona, por ejemplo, la Plaza del Castillo, la calle Mercaderes, la catedral y la iglesia de San Cernin, o también innumerables parajes de la geografía navarra, como el Valle del Baztán, Sangüesa, Roncesvalles, Isaba, Estella y Aóiz, entre otros. Estas obras son una clara evocación del impresionismo francés, que tanto admiraba Rota, y de cuyos principales artistas bebió en su formación, como Manet, Monet o Seurat, y de estos maestros heredó una pintura fresca y suelta, desarrollándola de una manera heterodoxa y personal.

Todos estos rasgos son perceptibles en la pintura objeto de estudio en este texto, una obra característica de la producción artística de Narciso Rota en la década de los 80, por la temática, la técnica y el uso del colorido y de la luz. Se trata de un paisaje de gran vitalidad y fuerza, ejecutado al modo impresionista, con una pincelada suelta, que a su vez combina con una pintura bien empastada, como se advierte en los matorrales representados en primer término al pie del camino o los que crecen en medio del curso fluvial, a lo que también suma toques de puntillismo. Es un lienzo ejecutado con una variada paleta cromática, en el que los auténticos protagonistas son la luz y el color que Narciso Rota reproduce con una fidelidad fotográfica, tanto de la naturaleza como de los edificios y estructuras arquitectónicas que protagonizan la escena, sin inclusión de figuras humanas, con un gran atractivo para la vista.

Narciso Rota, “La Trinidad de Arre”

Narciso Rota, La Trinidad de Arre, 1988. Colección particular. Detalle. Foto: M.ª Josefa Tarifa.

Precisamente el realismo paisajístico y arquitectónico de los objetos representados nos ha permitido identificar, sin ningún tipo de duda, este bello paraje de la geografía navarra en el que se enclava un significativo conjunto arquitectónico del patrimonio histórico-artístico medieval, el puente pétreo y la basílica de la Santísima Trinidad de Arre, punto emblemático del Camino de Santiago en Navarra.

El cuadro presenta una vista pintada desde la actual calle Grupo Martiket Taldea que sigue la ladera del río Ulzama en la bifurcación del Camino de Santiago francés, mientras que la senda de peregrinación compostelana continúa cruzando el puente, una estructura arquitectónica de 55 metros de longitud y seis arcos cuyo despiece de sillar pétreo grisáceo reproduce magistralmente el artista. Rota presta gran atención al reflejo en el agua cristalina del río de cinco de los arcos redondeados del puente, cuyo sereno discurrir se ve alterado al precipitarse sobre las dos pequeñas cascadas que presenta este curso fluvial justo antes del batán de Villava, que en el lienzo no se ve, emplazado a la izquierda en la misma margen que el templo de la Trinidad.

Este puente románico, situado a la salida de Villava, tuvo gran importancia durante la Edad Media y en los siglos venideros, al facilitar el paso sobre el río Ulzama a los peregrinos del Camino de Santiago que desde Roncesvalles llegaban por el Valle de Erro y de Esteríbar a la localidad de Huarte, tras bordear el monte Miravalles. El aspecto que presenta en la actualidad es fruto de las reformas que sufrió en el siglo XVIII, con la ampliación de la calzada, y las últimas intervenciones acometidas en la década de 1960 con la reparación de aquellas zonas que se encontraban seriamente deterioradas.

Vista actual del puente medieval y de la Trinidad de Arre

Vista actual del puente medieval y de la Trinidad de Arre. Foto: M.ª Josefa Tarifa.

A los pies del otro extremo del puente se erige la basílica de la Trinidad de Arre, emplazada casi en la muga con Villava, un edificio románico que desde un principio contó con un hospital y albergue de peregrinos, dirigidos por dos cofradías, una eclesiástica y otra laica, de las que se conserva documentación desde el siglo XVI que ha estudiado en profundidad el Hermano Marista Víctor Pastor Abáigar.

Narciso Rota, “La Trinidad de Arre”

Narciso Rota, La Trinidad de Arre, 1988. Colección particular. Detalle. Foto: M.ª Josefa Tarifa.

La pintura nos permite apreciar gran parte del ábside románico del templo, que es la estructura del edificio pétreo que menos transformaciones ha sufrido a lo largo de la historia, con su característica forma semicircular y reforzado por tres contrafuertes que llegan hasta la cubierta de tejas rojas, antaño de lajas de piedra, quedando oculto a nuestra vista el cuarto estribo que lo recorre en el otro extremo del presbiterio, entre los que discurre un alero de canecillos lisos. El observador ojo de Rota también reproduce el vano de iluminación de medio punto que se abre en el lateral derecho de la cabecera, captando con gran precisión el impacto de los rayos de sol sobre el ábside, quedando unas partes más iluminadas y otras más oscurecidas por las sombras. Tras la cabecera, Rota dibuja el exterior de la sacristía, erigida en el siglo XVI y remodelada en el XIX, además del hospital de este complejo benéfico, que dan paso a la verde pradera enmarcada por las montañas del fondo, hoy menos visibles desde este mismo punto de vista por la frondosa vegetación que crece en las márgenes del río.

Vista actual del puente medieval y de la Trinidad de Arre

Vista actual del puente medieval y de la Trinidad de Arre. Foto: M.ª Josefa Tarifa.

El resto de la fábrica medieval de la iglesia, conformada por una nave de tres tramos rectangulares, cerrados con bóveda de medio cañón ligeramente apuntada reforzada por arcos fajones, que se adosa a la cabecera cubierta por bóveda de horno, queda oculta por la construcción llevada a cabo a comienzos del siglo XX, anexada al lateral de la epístola del templo, otorgando al conjunto arquitectónico un aspecto de gusto ecléctico dominante entre los arquitectos de Pamplona de las primeras décadas de esta centuria. Este edificio ha servido de residencia a la comunidad religiosa que lo ha habitado hasta hace unos años, si bien en la actualidad es utilizado como albergue de peregrinos.

Albergue de peregrinos y ábside de la basílica de la Trinidad de Arre

Albergue de peregrinos y ábside de la basílica de la Trinidad de Arre. Foto: M.ª Josefa Tarifa.

El lienzo de Rota capta fielmente el aspecto de la fachada meridional, que consta de un basamento formado por dos arcos apuntados, tras la que se desarrolla un zaguán que comunica con la portada de acceso al templo, al que suceden los dos niveles de altura de la residencia en los que se disponen regularmente balcones en el piso inferior y ventanas rectangulares en el superior, con encuadres rectos, a manera de alfiz, enmarque que igualmente presenta el relieve con el Sagrado Corazón de Jesús dispuesto en la parte central de la fachada. El pintor también reproduce hasta el más mínimo detalle de la pared oriental de la residencia, contigua al ábside, desde los vanos rectos de iluminación con enmarques pétreos, hasta los canalones de desagüe tal y como se encontraban en aquel momento, como también se advierten en las fotografías sacadas por los autores del Catálogo Monumental de Navarra a principios de la década de 1990, conductos que fueron sustituidos por otros posteriormente. Por encima de este edificio sobresale levemente el remate de la torre campanario barroca de ladrillo y tejado de teja roja, que en el siglo XVIII sustituyó a la primitiva de piedra, dispuesta a los pies de la iglesia.

Basílica de la Trinidad de Arre desde el puente medieval

Basílica de la Trinidad de Arre desde el puente medieval. Foto: Catálogo Monumental de Navarra (1994).

Todavía en la actualidad siguen en pie las casas dibujadas al otro lado de la vía que lleva hasta Villava, a cuyas espaldas se encuentra el monte Ezkaba, cuya alta colina se eleva en el lienzo bajo un cielo azulado, encapotado con algodonosas nubes blancas.

El cuadro está firmado con pigmento negro en la esquina inferior derecha, con la característica rúbrica de Narciso Rota, en la que la línea vertical derecha de la N y el trazo vertical izquierdo de la R aparecen fusionados, lo que probablemente hizo pensar al autor de la ficha de esta obra en el catálogo de la casa de subastas que se trataba de una A, atribuyendo, por tanto, el lienzo a un tal A. Rota. También podemos precisar la fecha de ejecución, el año de 1988, como indican los dos ochos dispuestos en la parte inferior de las letras.

En definitiva, como ha puesto de manifiesto José María Muruzábal, la destacada producción artística de Narciso Rota le ha hecho merecedor de formar parte del grupo más importante de artistas plásticos que han protagonizado la pintura navarra de la segunda mitad del siglo XX, entre los que se encuentran figuras tan sobresalientes como Jesús Lasterra, César Muñoz Sola, Miguel Ángel Echauri, José Antonio Eslava, Jurio Martín Caro, Salvador Beunza, José María Apezetxea, Elías Garralda, Francisco Buldain o Ana María Marín, entre otros, cuya mayor parte son, además, paisajistas.


FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

GARCÍA GAINZA, M.ª C., ORBE SIVATTE, M., DOMEÑO MARTÍNEZ DE MORENTIN, A. y AZANZA LÓPEZ, J. J., Catálogo Monumental de Navarra, V*. Merindad de Pamplona, Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1994, pp. 648-649.

MARTÍN-CRUZ, S. (dir.), “Narciso Rota. El paso desde el mundo artesanal”, Pintores navarros II, Pamplona, Caja de Ahorros Municipal de Pamplona, 1982, pp. 118-125.

MURUZÁBAL DEL SOLAR, J. M.ª, “El pintor Narciso Rota”, Pregón, n.º 47, marzo 2017, pp. 8-13.

MURUZÁBAL DEL SOLAR, J. M.ª, “Narciso Rota, oficio y arte”, Diario de Navarra, martes 23 de abril de 2019, p. 54.

PASTOR ABÁIGAR, V., La Trinidad de Arre. Historia en torno a sus edificios adjuntos. Defensa de su patrimonio ante la Desamortización, Pamplona, Ulzama Ediciones, 2014.