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La pieza del mes de febrero de 2019

UN CURIOSO EXVOTO DE 1743 CON UN OSO EN PITILLAS


Ricardo Fernández Gracia
Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro
Universidad de Navarra

 

En 2017, en un artículo de prensa (Diario de Navarra, 3 de marzo de 2017, pp. 64-65), dábamos cuenta de veintinueve exvotos pintados, conservados en Navarra. La noticia hizo que, desde algunas localidades, diversas personas nos señalasen la existencia de otros, generalmente en colecciones particulares. A día de hoy ya tenemos localizados y fotografiados treinta y tres. La lista puede ir creciendo, aunque nos tememos que no mucho. Entre nuestros informantes, don Íñigo Pérez de Rada nos proporcionó, amablemente, la fotografía de uno curiosísimo, perteneciente a su colección particular y que tiene como protagonista a uno de sus parientes por vía paterna. En la pintura encontramos a Ramón de Goñi, que estuvo a punto de perecer ante un oso en la localidad de Pitillas, en el mes de diciembre de 1743.

Antes de pasar a su estudio y análisis, recordaremos que con la expresión latina ex voto se hace alusión al cumplimiento de un voto hecho a la divinidad o ser sobrenatural por algún favor recibido, mediante una figura de cera, muletas, ropas, cartas, armas, condecoraciones… etc., o con la expresión pintada del hecho o prodigio. Su objetivo fue el de agradecer y perpetuar en la memoria de familias y colectivos el suceso, contribuyendo a engrandecer la fama del intercesor, generando emociones y reacciones en cuantos lo contemplasen. Como ha escrito Freedberg, el hecho de hacer una promesa a una imagen, en momentos de desesperación, implicaba un compromiso, por una parte, y esperanzas, por otra, en una relación directa entre la solución del problema y la creación del icono, así como la convicción de que la gratitud llegara de esta forma.


La pintura

El exvoto pintado, hoy en la colección particular señalada, estuvo hasta hace un siglo en la casa solariega de los Goñi de Pitillas, pasando posteriormente a Lodosa. Se trata de una pintura al óleo sobre lienzo, cuyas dimensiones medianas se adaptan a lo que es usual en este tipo de obras; en este caso, sus medidas son de 73 x 98 cms.

Exvoto de don Ramón de Goñi acosado por un oso y pidiendo la protección de san Ramón Nonato

Exvoto de don Ramón de Goñi acosado por un oso y pidiendo la protección
de san Ramón Nonato. 1743. Colección Particular de Íñigo Pérez de Rada.


La composición presenta, en diferentes planos, la historia a la que hace referencia una cartela en la parte inferior izquierda en la que leemos: “+ Día 18 d Dici. / d(e) 1743 e(n) la Uilla / d(e) Pitillas y ter- / mino q(ue) llama(n) / Otrollos comu(n) d(e) dha Viª y la d(e) / Uxue acomeº un / Oso a D. Ramon / d(e) Goñi q(ue) estaba/ uiendo sus pastos / i ganaº, y no pudi / e(n)do d(e)fenderse inuo- / co al gloso S. Ramon / y se libro”... Siguiendo ese guion y relato, encontramos en el primer plano al mencionado caballero con su elegante casaca y el sombrero y bastón en el suelo. Aparece sentado en tierra e intentando espantar con sus manos a un oso que ya le ha mordido su pierna izquierda. En un plano posterior, entre la vegetación de unos arbustos, un pastor con un palo parece entre asustado y dispuesto a ayudar al agredido. La parte superior se divide en dos. A la izquierda vemos a lo lejos el santuario de Ujué y en sus lomas un rebaño de ovejas con su pastor, tocado con gorro de piel, y a la derecha, dentro de una nube celestial, a la figura de san Ramón Nonato con el hábito de mercedario y muceta cardenalicia, sosteniendo el ostensorio en una mano, mientras que con la otra empuña la palma del triunfo con tres coronas, alusivas a su condición de virgen, elocuente predicador y de haber pasado grandes padecimientos. Su presencia en el exvoto puede estar en relación con el protagonista de la historia, de nombre Ramón, y su devoción hacia él por los habituales patronatos de san Ramón sobre mujeres embarazadas y recién nacidos. Sin embargo, también habrá que relacionarlo son la protección del santo mercedario sobre los ganados y las tierras, habida cuenta que el santo fue dedicado por su padre, en su juventud, al pastoreo para alejarlo de su vocación religiosa.

Inscripción del exvoto de don Ramón de Goñi acosado por un oso y pidiendo la protección de san Ramón Nonato

Inscripción del exvoto de don Ramón de Goñi acosado por un oso
y pidiendo la protección de san Ramón Nonato. 1743.
Colección Particular de Íñigo Pérez de Rada.


Por lo demás, hay que señalar el particular culto a san Ramón Nonato en la parroquia de Pitillas, evidenciado por su retablo, datable hacia 1730 y posiblemente debido a la munificencia de don Ramón de Goñi. Contiene en su único cuerpo una pintura que parece un poco anterior, parecida en su contenido iconográfico a las que se encuentran en las parroquias de Lodosa, Andosilla o Roncal. Es de filiación aragonesa, no lejana al taller de Francisco del Plano (1658-1739), con diversas obras en Navarra. Muestra al santo arrodillado con el candado en la boca, la consabida palma con las tres coronas, los grilletes y una argolla con su cadena en el suelo. San Ramón contempla la visión de Cristo y la Virgen colocándole la corona de espinas rosas, respectivamente, en alusión a una visión mística que experimentó. En primer plano, se añaden un par de cautivos con los escapularios de la Merced, el más cercano al espectador con la barretina catalana. Al fondo, en una pequeña escena se narra, a modo de viñeta, su nacimiento, que le da sobrenombre al santo por haber extraído su cuerpo del vientre de su madre, ya muerta, practicándole una cesárea.

Como suele ocurrir en este tipo de pinturas, la calidad es mediana, pero su interés antropológico a una con la práctica desaparición de las mismas, hacen que se trate de objetos de gran importancia para el estudio del pasado. En cuanto a la autoría, no podemos hacer ninguna suposición porque su estilo popular no concuerda con los maestros de caballete que conocemos en el segundo tercio del siglo XVIII. Una intervención en la pieza llevada a cabo a fines de 2018 y comienzos del presente año ha reintegrado algunas partes de la vestimenta del protagonista de la escena, así como de los arbustos del paisaje, a la vez que se ha fijado el pigmento en toda la pintura.


El protagonista: don Ramón de Goñi y Jaurrieta

Don Ramón de Goñi y Jaurrieta (1705-1786) nació y murió en Pitillas, perteneció a una rama del linaje de los Goñi que, desde Peralta, se asentó en Pitillas hacia 1700, cuando su padre Isidoro Antonio de Goñi contrajo matrimonio con Juana Jaurrieta, natural de Pitillas. Nació el 6 de agosto de 1705, casó con Francisca de Ubago, de Falces (†1741), en enero de 1738 y falleció el 26 de agosto de 1786, tras dictar su testamento ante el notario de Olite, Antonio Lasala. Su hijo Ramón de Goñi y Ubago (1741-1813) litigó ante los Tribunales Reales por la colocación del escudo nobiliario en la casa señorial de Pitillas, en 1779. La sentencia fue favorable a la utilización del escudo habida cuenta de que don Ramón demostró ser descendiente de la casa de los Goñi de Peralta, en donde eran tenidos por nobles e hijosdalgo. En la gran casa solariega aún se conserva el blasón con los dos apellidos suyos (Goñi, Ubago) y los de su mujer (Cortés, Bayona).

Escudo heráldico de la casa solariega de los Goñi de Pitillas (1779)

Escudo heráldico de la casa solariega de los Goñi de Pitillas (1779),
con las armas de Goñi-Ubago-Cortés-Bayona.


Padre e hijo ocuparon cargos en la mesta en Pitillas y tuvieron en el ganado la fuente principal de ingresos. Varios procesos judiciales conservados en el Archivo General de Navarra así lo atestiguan. En ellos defienden el paso de sus rebaños por distintas cañadas, algunos arriendos de yerbas, así como la calidad de sus ovejas. En febrero de 1743, don Ramón de Goñi y Jaurrieta presentó las cuentas anuales de Pitillas, pues había sido depositario de la misma a lo largo del año precedente.

Del suceso narrado en el exvoto no hemos encontrado otros testimonios escritos. En el programa de Fiestas de Pitillas de 2017 en un recuadro se recoge en unas breves líneas una leyenda del suceso, dándose por hecho que acaeció en 1683 y que el oso se había escapado de las cercas de Olite, extremos que no se avienen ni con la cronología del suceso ni con la época de su protagonista. Sin embargo, el hecho de recogerse, a título de leyenda, nos hace pensar que se transmitió por fuentes orales y posiblemente también en algunas escritas, aunque tergiversando o confundiendo la cronología. En el testamento de don Ramón de Goñi y Jaurrieta, al que hemos hecho referencia líneas atrás y protocolizado en Pitillas el 21 de agosto de 1786, tampoco se alude al asunto, si bien nos da algunos datos interesantes. Como solía ocurrir, la fecha del testamento dista tan solo unos pocos días con la del óbito. Don Ramón declaraba estar enfermo, si bien en su cabal juicio y firme memoria. Su heredero universal fue su hijo Ramón Goñi y Ubago. A sus nietos Miguel, Ramón, Javiera y María Luisa les dejó legados especiales. Asimismo, dispuso la celebración de numerosas misas en Pitillas y los Franciscanos de Olite, y limosnas para las basílicas de Nuestra Señora del Portal de Villafranca, Santo Domingo y San Bartolomé de Pitillas, Santa Brígida de Olite y otras instituciones benéficas. Su hermano, el presbítero don Francisco de Goñi, sería su albacea.


El oso

El suceso narrado en el exvoto es el único, entre los que hemos catalogado en Navarra, alusivo a un animal que ataca a un hombre y este se ve libre por la intercesión de un santo. No es menor la excepcionalidad de que el animal sea un oso, en esas latitudes de la geografía foral. Al respecto, hemos de señalar, siguiendo la monografía de Elosegi, que el oso fue perseguido y sus capturas recompensadas en pueblos septentrionales de la geografía foral, según testimonian distintos documentos del siglo XVIII de Leiza, Espinal, Ochagavía e Isaba, amparados siempre por la legislación de las Cortes de Navarra que, en 1734, habían establecido las cantidades a satisfacer a los cazadores. Sin embargo, el autor señala que, en siglos anteriores, particularmente en la Edad Media, la presencia del oso pardo era usual en la mayor parte de los macizos montañosos de la península. En 1850, Madoz situaba la presencia del animal en los valles de Roncal y Salazar.

No deja de causar extrañeza, además de la señalada presencia del animal en latitudes tan meridionales, la fecha de diciembre, cuando el oso debería estar hibernando, lo cual podría indicar un invierno retrasado en lo climático. Al respecto, hay que tener en cuenta que la entrada en la osera dependía mucho de la zona y de la crudeza del invierno, y se han descrito osos que en zonas poco duras no han hibernado. Al escasear el alimento en un mes como diciembre, es posible que el oso bajase desde las cercanas estribaciones de la Sierra de Ujué a buscar comida a términos más próximos a zonas pobladas.


FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

Archivo Parroquial de Pitillas. Libro de Velados y Difuntos, 1678-1793.
Archivo General de Navarra. Procesos y Protocolos Notariales de Olite. Antonio Lasala. 1786 y Juan José Moreno de Vega. 1743.
Árbol genealógico de la familia Goñi (Peralta-Pitillas) realizado por Ramón Sáinz de los Terreros, cortesía de Íñigo Pérez de Rada.
Programa de la Fiestas de San Ramón de Pitillas, 2017, que amablemente nos mostró doña Covadonga Anaut, a la que manifestamos nuestro agradecimiento.
ELOSEGI IRURTIA, M. M., El oso pardo en los Pirineos, Barcelona, Lynx Edicions, 2009.
IRIGOYEN, M., “Nobleza y escudo de armas de los descendientes de los Goñi”, Euskal-Erria: revista bascongada San Sebastián, T. 67 (2º semestre 1912), pp. 31-33.
ZURIAGA SENENT, V. F., La imagen devocional de Nuestra Señora de la Merced, Tradición, Formación, Continuidad y Variantes, Valencia, Universitat de Valencia Servei de Publicacions, 2005.