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La pieza del mes de diciembre de 2017

EL CONJUNTO PICTÓRICO DE DIEGO DÍAZ DEL VALLE EN LA SACRISTÍA "NUEVA" DE LA IGLESIA DE SAN MIGUEL ARCÁNGEL DE LARRAGA (NAVARRA) (1803)

 

Igor Cacho Ugalde
Licenciado en Historia

 

Interior de la sacristía “nueva”. F. Ignacio Yoldi

Interior de la sacristía “nueva”. F. Ignacio Yoldi
 

Durante la Edad Media muchas iglesias no tuvieron sacristía y el modesto ajuar que tenían lo guardaban en bancos o armarios en las inmediaciones de los altares. Con la llegada del Renacimiento se generalizaron grandes conjuntos como el de San Sátiro de Milán, obra de Bramante, o las de San Lorenzo de Florencia, proyectadas por Bruneleschi y Miguel Ángel respectivamente. En la sacristía se guardaba el ajuar de culto, se vestían los sacerdotes y se organizaba la procesión de entrada para los diferentes cultos a celebrar. Avanzando en el tiempo y centrándonos en el ámbito navarro, durante el Barroco se construyeron los de la catedral de Tudela y las parroquias de Lerín, Arróniz, Viana, Villafranca, San Cernin en Pamplona, Larraga, Falces o Mendigorría.

 

PARROQUIA DE LARRAGA

La iglesia de San Miguel Arcángel de Larraga es un templo de origen medieval que adquirió su configuración actual con la ampliación renacentista que se llevó a cabo entre los siglos XVI y XVII. En ella se incluyó la primera de las sacristías que existen en la actualidad. Posteriormente, coincidiendo con el cambio de estilo, el Barroco, el templo se embelleció con varios retablos y obras arquitectónicas como la torre (1748-1761), el pórtico (mediados del siglo XVIII) o el remozado de una buena parte del coro (órgano, tribunas, sillería, facistol y ventana; 1775-1803). El colofón de todo ello vino con la construcción de la sacristía “nueva” (1797, 1798-1803).

A nivel arquitectónico, la sacristía “nueva” se levantó detrás de la cabecera, al este de la iglesia, junto a la sacristía “vieja”, entre 1797 y 1798. Se trata de una amplia estancia rectangular cubierta por dos tramos de bóvedas de medio cañón con lunetos. La obra fue proyectada por Francisco de Sabando, un arquitecto fundamental en la introducción de la arquitectura académica. Tras la construcción, la sacristía se decoró y amuebló con numerosos objetos y un conjunto pictórico que fue obra de Diego Díaz del Valle, Juan José Rey y Miguel de Zufía (1797-1803). De este modo, el treinta y uno de diciembre de 1802, el Patronato encargó a Diego Díaz de Valle, vecino de Cascante, el pintado de la estancia. El conjunto se compone de tres lienzos y varios frescos.

 

DIEGO DÍAZ DEL VALLE

La sacristía “nueva” de Larraga fue decorada por Diego Díaz del Valle. Según R. Fernández Gracia, se trata de un pintor discreto y culto pero desbordante en cuanto a la dispersión geográfica de su obra a lo largo de todo el territorio foral. Junto a la pintura de caballete con imágenes devotas, realizó monumentos de perspectiva, grandes conjuntos pictóricos, galerías de retratos regios, como la de los reyes de Navarra ejecutada para el Ayuntamiento de Pamplona (1797), retratos regios aislados para el ayuntamiento de Tudela o la sacristía nueva de la catedral de Tudela (1783). También realizó algunos diseños arquitectónicos para la capilla de San Fermín de Pamplona, el interior del ayuntamiento de Pamplona o algunos retablos de corte neoclásico.

 

PROGRAMA ICONOGRÁFICO Y DECORATIVO

Respecto a los frescos, Díaz del Valle se comprometió a “los tres cuadros de medio punto de lienzo al óleo para la sacristía de las historias y apariciones del Glorioso San Miguel Arcángel como Patrono de la misma iglesia en las que se pintarán, primera y principalmente, la batalla de los Ángeles buenos y malos como la describe el Apocalipsis, en el segundo la Aparición de San Miguel en el monte Gargano como la trae el oficio de su día, y en el tercero la que sucedió en el monte Aralar según está descrito en la historia de don Teodosio de Goñi”. Este último se haría “por ser en este Reyno”.

La batalla de San Miguel se haría “como la describe San Juan en el capítulo doce, versículo séptimo”. El milagro del monte Gargano “como lo traen sus secciones en el rezo”. Y la aparición de San Miguel en el Monte Aralar “como lo expresa en su obra el P. Burgui”. Los tres cuadros al óleo y en lienzo tendrían un diámetro de siete varas en altura y tres y media en medio punto. Todas esas indicaciones textuales nos sitúan ante un pintor culto y erudito.

 

Con esta situación, en primer lugar tenemos a San Miguel abatiendo al demonio, ubicado en el luneto norte. En la pintura podemos ver el momento en el que según el Apocalipsis, un San Miguel resplandeciente, acompañado por dos ángeles, abate al demonio en el infierno. Junto al demonio aparecen varios personajes que son consumidos por el fuego. En la parte superior hay una leyenda con la siguiente inscripción: «ET FACTUM EST PRAELIUM MAGNUM IN COELO MICHAEL ET ANGELI EJUS PRAELIABANTUR CUM DRACONE ET DRACO PUGNABAT ET ANGELI EJUS» «APOCALIPSIS CP XII, 7-9» En la parte inferior de la pintura aparece la seña del pintor «D. DIAZ DEL VALLE PINXIT 1803».

San Miguel abatiendo al demonio. F. Ignacio Yoldi

San Miguel abatiendo al demonio. F. Ignacio Yoldi

 

En segundo lugar nos encontramos con la historia navarra de San Miguel de Aralar, ubicada en el luneto derecho oeste. Según la leyenda, Teodosio era una caballero que al volver de la lucha contra los árabes, fue engañado por el demonio y cometió un crimen. Tras ello, el Papa le absolvió pero le impuso como penitencia que arrastrara unas gruesas cadenas hasta que por un milagro divino, se le despendieran. Teodosio se retiró a Aralar y según la leyenda, un día vio salir de una sima a un gran dragón que amenazó con devorarlo. Teodosio, indefenso, cayó de rodillas e imploró la protección de San Miguel. En aquel momento apareció el Arcángel, quién mostrando la cruz sobre su cabeza venció y mató al dragón. En aquel momento, Teodosio quedó libre de las cadenas y perdonado por Dios. La pintura recoge este momento. En la parte superior encontramos la siguiente inscripción: «CONCUSSUM EST MARE ET CONTREMUIT TERRA UBI ARCHANGELUS MICHAEL DESCENDEBAT DE COELO». Detrás de Teodosio aparece la firma del autor «VALLE PINXIT 1803».

 

San Miguel de Aralar. F. Ignacio Yoldi

San Miguel de Aralar. F. Ignacio Yoldi

 

Y por último, en la pintura sobre la puerta de acceso aparece el Milagro del Monte Gárgano. Se trata de un suceso que tuvo lugar en el 490 d. C. en Siponto (Italia), según el cual, había un hombre llamado Gárgano que tenía varios rebaños de ovejas así como algunos toros y bueyes. Un día, uno de los bueyes se perdió y lo encontró en la entrada de una cueva. Pensando que se había accidentado y que no podía moverse, Gárgano decidió matarlo, disparándole una flecha envenenada. Pero al cambiar la dirección del viento, la flecha hizo lo propio, se dirigió hacía él y se le clavó en el ojo. El suceso se extendió entre el pueblo y llegó a oídos del obispo, quién ante el temor del pueblo, ordenó tres días de ayuno y rogativas para que Dios tuviera a bien manifestar su voluntad. Al cabo de tres días se le apareció San Miguel al obispo y le informó de que él era el protector de aquella cueva. Y como custodio del lugar en el que había decidido morar, había desviado la flecha. Finalmente, el obispo y los habitantes de la ciudad acudieron en peregrinación hasta la cima, postrándose en señal de respeto hacia San Miguel. Al igual que los otros lienzos, en la parte superior tenemos la siguiente inscripción: «MICHAEL ARCANGELE VENI IN ADJUTORIUM POPULO DEI». En una piedra bajo el arco de Gárgano aparece la seña del autor «VALLE PINXIT».

 

El milagro del monte Gárgano. F. Ignacio Yoldi

El milagro del monte Gárgano. F. Ignacio Yoldi

 

Junto a los tres lienzos principales, la sacristía posee un interesante conjunto decorativo. En primer lugar, en los espacios abiertos junto a las ventanas se pintaron varios frescos de temática natural en los que se puede contemplar árboles, bosques o pequeños paisajes con caseríos. En segundo lugar, en los muros laterales se colocó un zócalo para evitar que el salitre o la humedad deteriorara las pinturas. Por encima del zócalo se pintó un cielo estrellado. En tercer lugar, las dos bóvedas de medio cañón con lunetos se pintaron según la siguiente descripción del contrato: “toda la pintura al temple de las bóvedas fajas (?), vanos, zócalos de la sacristía donde se han de pintar varios ornatos de grutescos, enlaces de flores y cosas alegóricas y las mismas historias de los medios puntos o alusivos a la misma sacristía, dando a sus vanos las medias tintas correspondientes”.

En el espacio central se pintó un círculo con una estrella. Por otro lado, todos los bordes de cada extremo y de la parte central se encuentran cubiertos por una franja blanca delimitada con una moldura. En los lunetos hay cuatro medallas con palmas y lazos que contienen invocaciones. En la bóveda sur, en el luneto oeste podemos leer: «DEI NUNTIUS PRO ANIMABUS IUSTIS». En el este: «VENIT IN ADJUTORIUM POPULO DEI». En la bóveda norte, en el luneto oeste podemos leer: «QUIS SICUT DEUS». En el este: «SALUS DEO NOSTRO».

 

Pinturas de la bóveda norte. F. Ignacio Yoldi

Pinturas de la bóveda norte. F. Ignacio Yoldi

 

El cuarto elemento de decoración fueron las pilastras. A nivel arquitectónico, el conjunto está compuesto por tres pilastras. En el centro hay una más grande y las otras dos se encuentran a cada lado de la sacristía. En el contrato firmado con Diego Díaz del Valle se estableció que “se han de pintar de medias tintas, adornos de grutescos, enlaces festones y demás que convenga, todo al temple”.

En general, se trata de una decoración acorde con el academicismo y que quiere remitir a los frescos de la Antigüedad. A grandes rasgos podemos señalar las siguientes características del conjunto. En primer lugar, las pilastras pictóricas están enmarcadas por dos pilastras de inferior tamaño en los laterales. Estas pilastras laterales están doradas y contienen un entrelazado vegetal. En segundo lugar, dentro de las pilastras pictóricas, cabe señalar que la central no sólo es de mayor tamaño sino que contiene un temática diferente respecto a las laterales. Y en tercer lugar, tanto la pilastra central como las laterales pictóricas, a nivel temático, son diferentes respecto a su continuación en los muros perimetrales.

Motivos decorativos de la pilastra central. F. Ignacio Yoldi   Motivos decorativos de la pilastra central. F. Ignacio Yoldi

Motivos decorativos de la pilastra central. F. Ignacio Yoldi

 

FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

- Archivo Diocesano de Pamplona, Archivos Parroquiales, Parroquia de San Miguel Arcángel de Larraga.
- Archivo General de Navarra, Protocolos Notariales, Notaria de Larraga, Ramón Barricarte.
- FERNÁNDEZ GRACIA, R, Diego Díaz del Valle: un pintor de Cascante en el Siglo de las Luces, Memoria 2013 de la Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro, 2014, pp. 84-87.
- FERNÁNDEZ GRACIA, R. (coord.), El Arte del Barroco en Navarra, Gobierno de Navarra, 2014.
- FERNÁNDEZ GRACIA, R., La sacristía de la catedral de Pamplona. Uso y función. Los ornamentos, Príncipe de Viana, 217, pp. 349-382.
- SERRANO SAGASETA DE ILÚRDOZ, I., El cuadro de las almas del purgatorio de la parroquia de Sesma, obra de Diego Díaz del Valle, Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro, Pieza del mes, Noviembre 2016, http://www.unav.edu/web/catedra-patrimonio/aula-abierta/pieza-del-mes/2016/noviembre