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23 de septiembre

Ciclo de conferencias

VIANA EN SU VIII CENTENARIO: CULTURA Y PATRIMONIO
Historia de las historias de Viana

Román Felones Morrás
Aula de la Experiencia, UPNA

 

Hay pocas ciudades que tengan una fecha de nacimiento tan exacta como Viana. La fecha y signo real son inequívocos: “Y para mayor confirmación y firmeza de este fuero, esta es mi señal que se sigue debajo, pongo y confirmo en la presente carta. Señal de don Sancho (Águila), Rey de Navarra. Esta carta fue escrita en Tudela, en el mes de abril, en la era de mil doscientos cincuenta y siete. Reinando yo don Sancho, Rey de Navarra. Siendo don Guillermo obispo de Pamplona”.


Privilegio del Águila

Privilegio del Águila.


La fundación de Viana hay que situarla en el contexto histórico precedente, es decir, la pérdida de los territorios de Álava, Duranguesado y Guipúzcoa en el año 1200, tras lo cual el rey navarro trató de fortalecer la frontera suroeste de Navarra mediante un conjunto de núcleos fortificados, con clara intención defensiva, evitando así nuevas pérdidas de territorios. A ello han de añadirse motivos económicos, ya que el impulso de nuevos núcleos urbanos, especialmente los situados en la ruta hacia Santiago, fue uno de los objetivos perseguidos para reactivar social y económicamente el reino.

Este privilegio supuso la transformación económica, social y jurídica de la situación existente, además de un cambio trascendental en la condición de sus habitantes. El fuero fue confirmado y aumentado posteriormente por Teobaldo II, Enrique I, Carlos II y Carlos III. Este último, el 20 de enero de 1426, erigió el Principado de Viana, recayendo el título en el primogénito de la familia real.

Dos siglos después, el 14 de mayo de 1630, Felipe IV concedió a Viana el título de ciudad.

Viana ha tenido, a lo largo de su historia, cinco textos que merecen el calificativo de historias propiamente dichas. A estudiar con algún detalle los pormenores de cada una, fue dedicada la conferencia inaugural del ciclo.

Ioan de Amiax, Ramillete de Nuestra Señora de Codes, Pamplona, Carlos de Labayen, 1608. Edición facsímil, Pamplona, Sancho el Fuerte Publicaciones, 2015.

Juan de Amiax nació en 1564 y falleció en 1642. Era el hijo primogénito del cantero vizcaíno del mismo nombre, que llegó a la entonces villa de Viana a mediados del siglo XVI para trabajar en la fachada renacentista que se va a levantar en la iglesia de Santa María. Sigue la vida religiosa tan frecuente en la época y, tras ordenarse sacerdote, sirve unos años como capellán de la Real Armada, viaja a las Indias y, a su regreso a Viana, será uno de los 37 beneficiados que atiendan el culto en las dos parroquias de Viana, en su caso en la de San Pedro.

El volumen fue publicado en 1608 y se divide en cuatro “libros”. El tercero describe los santos que han nacido o vivido en la diócesis de Calahorra y ofrece la nómina de sus obispos desde el año 465. Es aquí donde, en una de sus digresiones, se detiene largamente en la historia de Viana. Esta ocupa las páginas 102 a 122 y lleva por título “Discurso segundo, cómo por la predicación de San Pablo, se fundó la noble villa de Viana; y de la manera que vino a ser cabeza de Principado, y cabeza de la Clymata de Navarra”.

El resumen de este texto no deja lugar a dudas: responde a una historia acrítica, apologética, poco preocupada por los hechos históricos propiamente dichos e inserta en un texto de contenido netamente religioso.

Eduardo Gancedo, Recuerdos de Viana o Apuntes históricos de esta Muy Noble y Muy Leal Ciudad del Reino de Navarra, Gráficas Halar, Madrid, 1933.

En 1933, Eduardo Gancedo, un paúl nacido en Viana, publicó en una imprenta madrileña Recuerdos de Viana o Apuntes históricos. Gancedo es consciente de sus limitaciones. No es historiador profesional, ha estado 23 años en Filipinas y no ha podido consultar ni los documentos ni los libros que le hubiese gustado, pero, a punto de editar la obra, ha aprovechado las estancias en Viana durante varios meses, tras la vuelta de Filipinas, para ojear los archivos parroquial y municipal y completar los Apuntes redactados en la distancia.

El libro, de 169 páginas, consta de una Introducción y 23 capítulos, de los que 19 se dedican a la historia propiamente dicha, a los que añade uno de conclusiones, otro con la cronología de los reyes de Navarra desde la fundación de la ciudad, otro de bibliografía, y uno final, titulado Memorandum, en el que se recogen algunas fechas significativas en la historia de la ciudad.

Redactado con buena pluma aunque en el estilo algo ampuloso y retórico de su tiempo, el resultado, como era de esperar, es irregular, discontinuo en el tiempo y en los temas objeto de estudio, con atención preferente a la época medieval y al arte e historia de las parroquias y conventos vianeses. Pero, a mi juicio, frente a las sombras, priman las luces: Eduardo Gancedo es el autor de la que, en puridad, puede llamarse, con todas sus limitaciones, primera historia de Viana. Incompleta, irregular, escorada si se quiere, pero historia al fin y al cabo, con el deseo de colocar al documento como fuente de toda legitimidad.

Eliseo Sáinz Ripa, Viana, Temas de Cultura Popular, n.º 48, Diputación Foral de Navarra, Pamplona, 1969.

La colección “Navarra. Temas de Cultura Popular” llegó a editar cerca de 400 títulos sobre temas diversos, principalmente de carácter histórico, cultural y etnográfico. El número 48 de la colección, publicado en 1969, es obra del vianés Eliseo Sáinz Ripa (1923-2005), canónigo, archivero e historiador. El folleto de Eliseo Sáinz Ripa no es despreciable. Una vez más, y ya van tres, la Viana medieval copa la mayor parte del texto. La Viana moderna y contemporánea queda reducida a poco más que trazos gruesos sin novedades dignas de reseñar. Una escueta relación de vianeses ilustres cierra la obra, en la que por primera vez aparece una mujer: Inés de Múzquiz, que financió la llegada de las hijas de la caridad a Viana para hacerse cargo de la educación de los niños y el cuidado de los ancianos. Entre los aspectos positivos del folleto cabría destacar la prosa limpia del historiador de oficio que Sáinz tenía; la cadencia cronológica del relato, y la presencia de elementos sociales y culturales en una historia hasta ahora exclusivamente política y militar. Un folleto que, sin duda, cumplía adecuadamente con la finalidad perseguida.

Juan Cruz Labeaga Mendiola, Viana monumental y artística, Gobierno de Navarra y Ayuntamiento de Viana, Pamplona, 1984.

Juan Cruz Labeaga Mendiola nace en la ciudad de Viana el 16 de enero de 1939. Ordenado sacerdote, es destinado como coadjutor y organista a las parroquias de la ciudad de Sangüesa, en donde permanecerá por espacio de 37 años (desde 1965 a 2002). En ese tiempo, se gradúa en Geografía e Historia en la Universidad de Navarra, doctorándose en 1981 en Historia del Arte con una tesis titulada “Viana monumental y artística”, objeto específico de nuestro estudio.


Viana monumental y artística


Cuando Labeaga publica su tesis doctoral en 1981, el autor tiene ya 42 años y no es un benemérito erudito local, sino un historiador muy preparado, con sólidos estudios universitarios y un brillante currículo en los más variados campos de las humanidades, cosa que no sucede frecuentemente.

El denso tomo de 494 páginas consta de una introducción, cinco grandes capítulos, un índice de artistas y un apéndice documental. Puestos a valorar el estudio, estas serían, a mi juicio, las características más destacadas: el estudio es un ejemplo cabal de monografía académica, perfectamente resuelta. Destaca por el conocimiento y uso de las fuentes primarias a la hora de abordar los estudios pertinentes. Sobresale también por su visión poliédrica de la historia. Sabe aunar con sencillez los conocimientos especializados con el lenguaje asequible. Es también un autor agradecido y modesto, pese a ser, sin duda, el historiador más importante de la historia de su ciudad. En definitiva, aunque el ámbito artístico es el preferente, el texto es mucho más que una historia del arte vianés propiamente dicho, para constituir una aproximación a la historia de la ciudad, escrita por un historiador que conoce perfectamente su oficio.

Juan Cruz Labeaga Mendiola, Viana, Colección Panorama n.º 37, Gobierno de Navarra, Pamplona, 2006

Las 99 páginas del texto, ilustradas magníficamente con una serie de fotos en blanco y negro y color, se organizan en once epígrafes, desiguales en amplitud, pero todos ellos de gran interés.

Puede que en el mundo académico este libro de alta divulgación sea considerado una obra menor. Craso error. Quienes nos hemos acercado a trabajos similares sabemos de la dificultad que esos textos encierran. Es obra de un historiador de oficio, gran conocedor de primera mano de la historia de Viana, acostumbrado a tratar aspectos muy diversos de la historia de su ciudad. Es, en suma, una síntesis que nos permite acercarnos a la historia de Viana y, tras leerla sin demasiada dificultad, hacernos una idea global de su devenir histórico.

En conclusión: Viana es una de las poblaciones navarras que conservan un mayor patrimonio histórico y artístico. Su ubicación en la frontera del reino con Castilla y su adscripción al obispado de Calahorra-La Calzada van a condicionar su devenir histórico, cultural y artístico. A la población se han dedicado numerosos estudios parciales a lo largo de los siglos, en especial en los siglos XX y XXI. Y cuenta también con 5 Historias de Viana desiguales en tamaño y calidad, pero ninguna carente de interés: Amiax, en el siglo XVII, acrítica, apologética y escasamente documentada; Gancedo, en el primer tercio del siglo XX, irregular, incompleta, pero fiel al documento escrito; Sáinz Ripa, en el segundo tercio del siglo XX, poco más que un folleto divulgativo; Labeaga, en el último tercio del siglo XX, con la historia definitiva en los ámbitos monumental y artístico; y Labeaga, en la primera década del siglo XXI, con una historia de alta divulgación, breve, rigurosa, documentada y moderna.